LA PROFECНA DEL ANCIANO WEMAN

EL EVANGELIO DE LA SERPIENTE EMPLUMADA

Vida y enseсanzas del maestro tolteca, tomadas de las fuentes documentales del antiguo Mйxico

Frank Dнaz

 

® Frank Dнaz

Primera ediciуn, “Evangelio de Quetzalcoatl”, editorial Tomo, Mйxico, 2000

Segunda ediciуn, “The Gospel of the Toltecs”, editorial Bear and Co., USA, 2002

 

Dedico este libro a don Felipe Alvarado Peralta, vocero del pueblo de

Amatlбn de Quetzalcoatl y defensor de la tradiciуn tolteca.

 

 

 

INDICE

 

Nota ortogrбfica Introducciуn: El ъltimo Avatar de la Serpiente Emplumada PRIMERA PARTE 1 La profecнa del anciano Weman 2 Chimalma 3 El venado 4 En la barranca 5 El pez agorero 6 El orбculo 7 El nacimiento 8 Niсo del viento 9 Infancia 10 Los huesos de su padre 11 Invitaciуn a Tula 12 El sacrificio 13 La nube blanca 14 Los enigmas de la serpiente 15 En la casa de oraciуn 16 El reino 17 la casa real 18 Las insignias SEGUNDA PARTE 1 Teskatlipoka 2 El haz de leсa 3 Las rameras 4 Los hijos de Tlalok 5 El hambre 6 Peticiуn a Tlalok 7 La exigencia de sangre 8 El sacrificio de la doncella 9 La elecciуn de los mexicas 10 La vendedora de banderas 11 El robo del espejo 12 El niсo blanco 13 El nigromante 14 Inundaciones y plagas 15 Las migraciones 16 La danza del jardнn 17 El ciervo deforme 18 Consejo secreto 19 Un conejo en el espejo 20 El tocado real 21 La embriaguez 22 Los campos del Sol 23 El rapto de la princesa 24 Ketsalpetlatl 25 El despertar 26 La diosa de las aguas 27 La expulsiуn 28 El ataъd 29 Despedida de Tula 30 A la salida de Tula TERCERA PARTE 1 Llanto sobre Tula 2 El nagual 3 La encrucijada 4 Canciуn de Timal 5 En la fuente 6 La helada 7 Los discнpulos 8 En el reino del sur 9 El pozo 10 En Cholula 11 Las enseсanzas 12 El banquete 13 Los sacerdotes del dios de la muerte 14 El sueсo 15 La embajada 16 Despedida de Cholula 17 Las reliquias CUARTA PARTE 1 La partida 2 El libro 3 El puente 4 Los meditantes 5 Junto al бrbol 6 Los mъsicos del Sol 7 El monte 8 El templo de leсa 9 El guerrero del Espнritu 10 La hoguera 11 El corazуn ascendido 12 Canciуn de Matlakshochitl 13 Las cenizas 14 En la regiуn de los muertos 15 El dнa del pбjaro cantor 16 En la costa de Panko 17 Con sus amigos 18 Las ordenanzas 19 La profecнa 20 La balsa de serpientes 21 El fin de los toltecas 22 El mezquite   Nota Bibliografнa  

 

 



NOTA ORTOGRБFICA

 

Este texto contiene palabras de la lengua nawatl, hablada por diversos pueblos del antiguo Mйxico. Para facilitar su lectura, he adoptado la Convenciуn Ortogrбfica Fonйtica, en la cual los vocablos se leen tal como se escriben, segъn la pronunciaciуn de las letras en espaсol. En los nombres de localidades aun en uso, conservo la ortografнa tradicional.

Los sonidos del nawatl son los siguientes:

· Cinco vocales: A, E, I, O, U.

· Dos semi-vocales: W, Y.

· Once consonantes: Ch, K, M, N, P, S, Sh, T, Tl, Ts, L y LL, que vale como L larga.

· Un sonido semi-aspirado, simbolizado por el apуstrofe (’).

 

INTRODUCCIУN

El ъltimo Avatar de la Serpiente Emplumada

 

 

En el antiguo Mйxico, en casi total aislamiento del resto del mundo, se desarrollу hace milenios una extraordinaria civilizaciуn. Al conjunto de logros materiales y espirituales que alcanzaron, sus creadores le llamaron Toltekayotl, toltequidad.

Generalmente, se ha dado el nombre de “toltecas” a los moradores de Tula, una ciudad que floreciу en el actual estado de Hidalgo, Mйxico, entre los siglos VIII y XII de la era cristiana. Sin embargo, los documentos que se conservan revelan que los mesoamericanos[1] entendнan la Toltequidad, no como un tнtulo de pertenencia йtnica, sino como una forma de vida. Apropiadamente, el primer diccionario de la lengua nawatl traduce el tйrmino Toltekayotl como “arte para vivir” (Alonso de Molina, Diccionario de la lengua).

Los mayas y otros pueblos se calificaron a sн mismos de toltecas y aplicaron ese tнtulo al Ser Supremo. Veamos como ejemplo el siguiente verso de su libro sagrado, el Popol Vuh:

“ЎDa a conocer tu naturaleza, tъ, dos veces madre, dos veces madre, Maestro Tolteca, que asн serбs llamado por tus criaturas!”  (Popol Vuh I.2)

Otro texto maya asegura que Tula no es una localidad fнsica, sino un concepto que abarca la totalidad del orden cуsmico:

“En los cuatro rumbos estб Tula. Hay una Tula en el oriente y otra en el Inframundo. Hay una donde se pone el Sol y otra en el trono de Dios.” (Anales de los Cacchiqueles 4)

Los principios de la Toltequidad fueron esbozados en la йpoca de los olmecas - un enigmбtico pueblo que apareciу como salido “de la nada” en el tercer milenio antes de Cristo - y alcanzaron su cristalizaciуn durante el glorioso reinado de Teotihuacan (siglos I al VII d. C.). Esos principios eran:

1Un ideal mesiбnico llamado en nawatl Ketsalkoatl, serpiente emplumada.

2Una regla social y religiosa contenida en el Teomoshtli, libro sagrado.

3Un tнtulo de pertenencia espiritual: Masewalli, merecido por el sacrificio.

4Una forma de vida definida como Yaoyotl, sendero del guerrero.

5Un objetivo supremo: Shoshopantli, libertad total.

Un libro maya describe asн a los primeros toltecas:

“Sуlo al dios verdadero adoraban en la lengua de la sabidurнa. Reformadores de la Escritura se llamaron. No eran dioses, eran gigantes.” (Chilam Balam, Libro de los Linajes)

La tradiciуn atribuнa la creaciуn de la cultura a Ketsalkoatl.

“En verdad, con йl se iniciу; en verdad, de йl proviene la Toltequidad, el saber: de la Serpiente Emplumada.” (Cуdice Matritense 144 r)

Ketsalkoatl fue una entidad cуsmica reverenciada en toda la Amйrica indнgena. Se le pintaba como una serpiente con plumas, ya que el reptil simbolizaba el cuerpo fнsico con sus apegos y pasiones, mientras que las plumas eran un sнmbolo de la iluminaciуn interior. Por lo tanto, su nombre contenнa una enseсanza, una propuesta de integraciуn de nuestra dualidad esencial.

Pero Ketsalkoatl fue tambiйn una persona de carne y hueso. Sus sucesivos advenimientos, ocurridos cada aproximadamente 1040 aсos[2], provocaron el auge de grandes culturas, desde los olmecas hasta los aztecas. Debido a su facultad de mediar entre los hombres y la divinidad, sus mensajeros recibieron el tнtulo honorнfico de Nawalli, el que se desdobla, equivalente del Mesнas judнo, el Cristo de los cristianos, el Mazdhi musulmбn y el Avatar de los hindъes[3].

Segъn la tradiciуn, el ъltimo avatar tolteca naciу en Amatlбn de Ketsalkoatl, un pequeсo pueblo del actual Estado de Morelos, el 10 de Mayo del 947 despuйs de Cristo, y recibiу el nombre calendбrico de Se Akatl Topiltzin, nuestro seсor uno caсa. Siendo el cuarto profeta del linaje de las serpientes emplumadas, tambiйn fue conocido como Nakshitl, cuarto paso.

Como es comъn en todas las tradiciones mesiбnicas de la tierra, la leyenda afirmaba que Se Akatl fue producto de una concepciуn inmaculada, inducida en la virgen Chimalma por el espнritu divino, que se materializу en una Chalchiwitl, turquesa. He aquн como lo describe un antiguo catecismo maya:

“ ‘їQuiйn es aquel que ha entrado en la casa de Dios (la tierra)?’ ‘Oh padre, es el mediador divino, asн llamado’[4]. ‘їEn quй dнa penetrу en el vientre de la virgen?’ ‘Oh padre, el dнa Paso Cuatro entrу en su vientre’.” (Chilam Balam, Libro de los Enigmas)

El nacimiento de Se Akatl provocу la muerte de su madre. Debido a ello, el niсo fue criado por sus abuelos hasta los trece aсos, cuando entrу a estudiar en el colegio sacerdotal de Xochicalco, donde se impartнan los conocimientos sagrados. Durante su estancia allн, se destacу por practicar austeridades y por su participaciуn en diversas batallas por la unificaciуn del reino, que le ganaron el sobrenombre de Oselotl, ocelote. En el aсo 976 de la era cristiana, sus conciudadanos lo eligieron como rey.

El gobierno de Se Akatl fue un perнodo de gran esplendor. Por entonces se engrandecieron las ciudades de Tula y Chichйn Itzб, se trajeron orfebres desde tierras lejanas, se refinaron las artes y se reformу el calendario. Sin embargo, fue un reinado efнmero.

Cuenta la leyenda que, un dнa del aсo Cinco Casa, equivalente al 977 despuйs de Cristo, el joven rey fue visitado por unos peregrinos que le iniciaron en los secretos del hongo alucinante. Trastornado por las revelaciones que recibiera como producto de tal experiencia, Se Akatl abandonу su trono y se fue por el mundo buscando respuesta para una pregunta trascendental, que quedу recogida en el siguiente poema azteca:

“їA dуnde irй que la muerte no exista? ЎCosa difнcil nos ha impuesto el Creador del hombre!” (Romances de los Seсores de la nueva Espaсa)

En el aсo 982 llegу a la tierra de los mayas, donde residiу por algъn tiempo en la ciudad de Tihу (actual Mйrida). Un cбntico recuerda su paso:

“He venido yo, extranjero, semejante a un ciervo – aquel ciervo que nos profetizaron nuestros antepasados. Soy desdichado, pues por un momento se me ha escondido el Dador de Vida. Pero sй que regreso a Su casa.” (Cantares Mexicanos, Canto de Primavera)

Poco despuйs, el prнncipe peregrino regresу a la zona del Valle de Mйxico, donde le concedieron asilo en la ciudad de Cholula. Allн se dedicу al trabajo pedagуgico hasta su desapariciуn. Segъn las crуnicas,

“Llegу a esta tierra y empezу a juntar discнpulos, y hacнan milagros.”

La enseсanza de Ketsalkoatl es muy sencilla y quedу recogida en el siguiente fragmento, especie de “confesiуn” de la fe tolteca:

“El sacerdote de su dios les decнa: ‘Dios es Uno. Serpiente Emplumada es Su nombre. Nada pide. Sуlo serpientes, mariposas (cuerpo y alma), eso le ofrecerйis.” (Diego Durбn, Historia de las Indias)

Esta creencia bбsica estaba complementada con tres principios prбcticos que regнan la vida cotidiana de los devotos:

“Hijos, notad el resumen de mis palabras y ponedlo en vuestro corazуn. Sуlo os quiero encomendar que cultivйis el amor a Dios, que tengбis paz con todos los hombres y que no perdбis el tiempo. Basta con esto, que era mi deber. Cualquiera de vosotros que hiciere estas cosas, allegarб el bien para sн y conquistarб la vida.” (Sahagъn, Suma Indiana)

Tambiйn se atribuye a Se Akatl una serie de instituciones de carбcter civil y religioso, tales como la divisiуn del territorio mexicano en cuatro distritos, la fundaciуn de un linaje de sucesores que llevaron el tнtulo de Ketsalkoatl y el nombramiento de la ciudad de Cholula como capital de la Toltequidad y zona franca para la concertaciуn de tratados.

En cierto momento, una visiуn divina le obligу a dirigir sus pasos hacia la costa de Veracruz. Allн subiу a una pirбmide de leсos, se incendiу a sн mismo con un fuego interior y se convirtiу en un ser espiritual. He aquн como quedу descrita su ascensiуn:

“Cuando ardiу, al punto se alzу su corazуn de entre las cenizas, y vinieron a verlo todas las aves hermosas que remontan el cielo. Su corazуn ascendiу, refulgente como un jade, y entrу en el cielo. Y dicen los viejos que se convirtiу en la estrella que sale al alba.” (Anales de Cuauhtitlan)

El catecismo maya que acabo de citar, afirma que esta transmutaciуn fue total, como corresponde a un individuo que logrу trascender por completo las ataduras del plano material:

“ ‘їEn quй dнa muriу el divino Mediador?’ ‘En (el dнa) Uno Muerte entrу a su sepultura’. ‘Pero, їquй fue lo que (en realidad) entrу a su sepultura?’ ‘Oh padre, sуlo su caja entrу a su sepultura’. ‘їY quй penetrу en el seno (del cielo)?’ ‘Oh padre, la piedra roja (de su corazуn)’.”

Segъn el cronista Diego de Landa, este suceso ocurriу el ъltimo dнa de la veintena de Xul, equivalente al 12 de Noviembre el aсo 999, cuando el Sol pasa por el punto mбs profundo de la bуveda celeste.

Sin embargo, su partida no fue definitiva, pues,

“Al cabo de cuatro aсos nos fue devuelto. Nadie lo esperaba, nadie lo reconociу. De la regiуn del misterio, de la casa del quetzal, del paнs de la abundancia regresу Aquel que enriquece al mundo.” (Himnos Sacros, Canto de Tlalok)

Despuйs de una breve estancia entre sus seguidores, a los cuales ordenу que propagasen por el mundo el mensaje tolteca, Se Akatl arrojу su manta al agua y se fue navegando sobre ella hacia el horizonte oriental. Pero antes, prometiу a sus discнpulos que volverнa a ellos nuevamente, cuando se cumpliesen los ciclos. Estos discнpulos fueron por todo Mйxico y transmitieron la buena noticia:

“He aquн, Nuestro Seсor retorna a su origen, y nosotros nos vamos con йl, porque lo acompaсamos a dondequiera que vaya. Se va Aquel que es viento y tinieblas[5], pero habrб de volver, de nuevo vendrб a visitarnos para concluir su camino en la tierra.” (Cуdice Matritense)

El triunfo de Se Akatl sobre la muerte se interpretу como un logro colectivo, una verdadera re-creaciуn del gйnero humano:

“Asн es, en verdad: por su sacrificio йl inventу a los hombres y nos hizo seres humanos. Asн llegу a ser la Serpiente Emplumada, Doble Precioso, Seсor y Seсora de toda dualidad. Asн transmitiу su aliento y su palabra.” (Andrйs de Olmos, Wewetla’tolli)

Esta historia, tan parecida a la de Jesucristo, Krishna, Buda y otros grandes maestros de la Humanidad, es prueba de la trascendencia espiritual de las culturas de la Amйrica indнgena, y constituye una respuesta contra las acusaciones de inferioridad moral que esgrimieron contra ellas los invasores europeos, en su afбn por justificar las guerras de rapiсa.

En tiempos recientes, el propio Papa ha reconocido la misiуn divina de Ketsalkoatl al admitir que la Serpiente Emplumada entra por derecho propio en el reino de los profetas. He aquн sus palabras:

“Hace ahora mil aсos, en el 999 de nuestra era, el furor de quienes adoraban a un dios violento diciйndose sus representantes hizo desaparecer a Quetzalcoatl, el rey profeta de los toltecas, quien se oponнa al uso de la fuerza para resolver los conflictos humanos. Al aproximarse a la muerte, llevaba en sus manos una cruz, que para йl y sus discнpulos simbolizaba la coincidencia entre todas las ideas en bъsqueda de la armonнa. Habнa transmitido a su pueblo altas enseсanzas: ‘El bien se impondrб siempre sobre el mal, el hombre es el centro de todo lo creado’. En estas y otras de sus enseсanzas, podemos ver una preparaciуn al Evangelio." (Discurso pronunciado en la ciudad de Mйxico el 25 de Enero de 1999)

La biografнa de Ketsalkoatl se conserva en viejos papeles redactados por los primeros frailes de la йpoca de la Conquista. La encontrй cuando era un joven estudiante de antropologнa, allб, en la ciudad de La Habana. Quedй fascinado por su profundidad y riqueza, y de inmediato comencй a colectar todo lo que las leyendas decнan al respecto. Por ъltimo, seleccionй algunas de las anйcdotas relativas a Se Akatl y las reunн en forma de un libro, que di a conocer entre mis compaсeros de estudio hacia finales de los aсos 80.

En tiempos recientes, tuve la oportunidad de realizar trabajo de campo en el pueblo de Amatlбn de Quetzalcoatl, sitio natal de Se Akatl, recogiendo la tradiciуn oral de los campesinos morelenses. Ello me permitiу completar la historia, a la que aсadн enseсanzas tomadas de unos textos tradicionales toltecas llamados Wewetla’tolli, antiguas palabras.

Casi todos los documentos que pude consultar estaban redactados en el espaсol de la Colonia; otros tuve que traducirlos directamente del nawatl. En todo caso, procurй conservar su sabor arcaico, ya que ello acentъa el carбcter sagrado y simbуlico del relato contenido en este libro.

El “Evangelio de la Serpiente Emplumada” contiene la biografнa mнtica del mбs grande de los profetas del Mйxico antiguo. Cada uno de sus capнtulos puede ser corroborado de acuerdo con las fuentes documentales, excepto algunos fragmentos conectivos en los que inevitablemente me vi forzado a interpretar los escasos datos que se conservan.

Debo aclarar que muchos de los textos sapienciales aquн contenidos pertenecen a autores anуnimos o tradicionales, sin que necesariamente hayan sido expresados por Se Akatl de Tula. Sin embargo, representan de un modo fiel su pensamiento, por lo cual me he atrevido a incluirlos como exponentes tнpicos de la Toltequidad. Por razones didбcticas, dividн el libro en cuatro partes, dedicadas respectivamente al prнncipe, el monje errante, el profeta y el mesнas de los indoamericanos.

Conocer la historia de la Serpiente Emplumada no sуlo es interesante desde un punto de vista cultural, sino que constituye la mejor vнa para penetrar en el pensamiento de una de las civilizaciones mбs originales de la tierra. Ademбs, tanto en los incidentes de su vida como en sus esclarecidas enseсanzas, se esconden las claves de un sistema de prбcticas toltecas, diseсado para conducir a los seres humanos hacia un camino de libertad y autorrealizaciуn.

 

Frank Dнaz

Mйxico D. F., 2002

 

PRIMERA PARTE

 

“Nuestros padres y abuelos nos dicen que йl nos creу, йl, cuyas criaturas somos:

Nuestro Seсor Ketsalkoatl.

Tambiйn creу los cielos, el Sol y la divina tierra.”

Cуdice Matritense

1

LA PROFECНA DEL ANCIANO WEMAN

 

1 Quiero hablar del anciano Weman[6], astrуlogo y profeta que viviу hace muchos siglos, quien, a la edad de casi trescientos aсos, se sintiу morir. Y reuniendo todas las historias que tenнan los toltecas desde la creaciуn del mundo hasta su tiempo, las hizo escribir en un libro donde se relataban todos sus trabajos y prosperidades, la vida de sus reyes, sus leyes y buen gobierno. Escribiу tambiйn las sentencias de la antigua sabidurнa, las metбforas y la filosofнa, y todo los que en su tiempo se sabнa sobre astrologнa, arquitectura y artes secretas. Y tras hacer un compendio de ello, sellу el libro y lo titulу Teomoshtli.[7]

2 Predijo Weman que, transcurrido un milenio desde su muerte, habrнa de asumir el trono un seсor, con la voluntad de unos y contra otros, que ostentarнa ciertas seсales en su cuerpo, siendo la principal sus abundantes cabellos, con los cuales la Naturaleza formarнa una tiara en torno a su cabeza desde el vientre de su madre hasta su muerte. Asimismo, que habrнa de ser barbado y tendrнa el aspecto de dios.[8]

3 Profetizу tambiйn la conducta de su vida, la cual serнa al principio muy justa y sabia, pero, hacia la mitad, necia y desventurada, por cuya causa los de su naciуn padecerнan grandes castigos procedentes del Cielo. Y se levantarнan contra йl ciertos sacerdotes que le harнan huir hacia el Sur. Consumada esta seсal, comenzarнa la destrucciуn de los toltecas.

4 Asegurу que en aquel tiempo, las mujeres principales se darнan a excesos, y los sacerdotes romperнan sus obligaciones y se entregarнan a riсas e idolatrнa, llegando a derramar sangre humana en los altares. Por todo esto, la tierra, airada, les negarнa el sustento y los arrojarнa lejos, castigбndolos con rayos, heladas, granizos y fuego, e incitarнa contra ellos cruentas guerras con las cuales se acabarнan entre sн.

5 Estas cosas llegу a saber Weman gracias a su conocimiento de la rueda del destino[9]. Y, con el tiempo, fue voluntad de Ometeotl[10] que todo sucediera.

 

 

2

CHIMALMA

 

1 Cerca del pueblo de Michatla’ko[11], en una casa llamada Pochotitla[12], habitaba un matrimonio anciano que no tenнa hijos. Por tal razуn, suplicaban todos los dнas a Ometeotl, a fin de que les concediese educar a un niсo. El viejo se llamaba Sipaktonal, dragуn luminoso, y la anciana Oshomoko, fecundadora, y ambos eran sacerdotes.[13]

2 En su momento, Ometeotl les concediу una hija, a quien pusieron por nombre Chimalma[14].

3 Despuйs de su alumbramiento, la anciana soсу con los hijos de Tlalok[15], quienes le advirtieron que su hija no se casarнa y, no obstante, darнa a luz un niсo. Para evitar tal desgracia, la educaron con mucho recogimiento.

4 La niсa creciу y llegу a ser una joven de hermosa apariencia. Pero, en lugar de dedicarse a las labores femeninas, comenzу a prepararse para la guerra. Muchos vecinos vinieron a solicitarla en matrimonio, mas ella, para dolor de sus padres, no consintiу en casarse; sуlo se ejercitaba en el manejo de las armas. De ese modo pasу el tiempo y Chimalma cumpliу diecisiete aсos.

 

 

3

EL VENADO

 

1 Por entonces hubo un gran ruido en el cielo y cayу un venado de dos cabezas[16], y un hombre llamado Mishkoatl[17], el cual era cazador en el valle de Anawak, lo persiguiу con бnimo de flecharlo. Una noche y un dнa lo persiguiу, hasta alcanzarlo.

2 Luego lo enviу a los hombres de su pueblo, ordenбndoles que, en adelante, los tuvieran por seсal de Ometeotl. Ellos lo hicieron asн. Adoraron al venado durante cuatro aсos, alimentбndolo con conejos y mariposas. Pero luego muriу y, tomando su piel, la alzaron por bandera.[18]

3 Al cabo de ese tiempo hubo guerra. Enarbolу Mishkoatl la piel del venado y se levantу al frente de alguno comarcanos para combatir, y venciу. Fue luego a un lugar llamado Komalkan, dispuesto a hacer prisioneros. Cuando lo supieron sus habitantes, salieron a su encuentro, le presentaron tributos y lo agasajaron. De ese modo se aplacу su ardor.

4 Luego se dirigiу a la ciudad de Tekoma, donde de igual manera lo recibieron diciйndole: “їQuй haces, Seсor? ЎSй bienvenido!” A lo cual йl ordenу: “ЎId, traedme una mazorca! En este lugar yo he de desmenuzarla.” Consumada la ceremonia, los de Tekoma se apresuraron a aclamarlo como rey.

5 En otras ciudades entrу y sometiу, llevando como estandarte la piel del venado. Asн quedу unificado, bajo su mando, el reino de los toltecas.

 

 

4

EN LA BARRANCA

 

1 Mishkoatl estableciу su campamento en el cerro de Chapultepec, en unas cabaсas de ramas que hizo construir. Desde allн dio aviso a los ancianos del pueblo de Michatla’ko a fin de que se le sometieran.

2 Pero los ancianos se dijeron: “ЎVed! Йl triunfa gracias a su estandarte, pues es poderosa la piel del venado. ЎDespojйmoslo!” Para ejecutar su propуsito, acordaron enviar a su encuentro a un guerrero capaz de someterlo.

3 Cierta noche, Mishkoatl se puso en camino para espiar en las inmediaciones del pueblo y se ocultу en la barranca llamada Witsnawak, en las espinas. Al amanecer, llegу la joven Chimalma a la barranca para baсarse. Iba ataviada como guerrera, con arco, rodela y flechas, mas, al llegar al agua, dejу caer sus armas y su camisa y quedу desnuda.

4 En ese momento despertу Mishkoatl. Viйndola, tomу sus armas y quiso flecharla. Cuatro veces le disparу, pero la joven era habilidosa y esquivу sus flechas. A la primera, ladeу la cabeza y la flecha no la tocу; la segunda pasу junto a su costado y ella desviу el talle; la tercera que le disparу la tomу con la mano, y la cuarta pasу por entre sus piernas. [19]

5 Al ver esto, retrocediу Mishkoatl para buscar mбs flechas. Pero Chimalma huyу inmediatamente y fue a esconderse en una cueva dentro de la barranca.

6 Regresу el guerrero, la buscу y no la hallу, por lo cual se sintiу agraviado. Entonces entrу en las casas de Michatla’ko y tomу prisioneros a sus moradores.

7 Se dijeron los ancianos del lugar: “ЎEntreguemos a la mujer Chimalma!” Enviaron luego un mensajero a la caverna donde ella se ocultaba, el cual le dijo: “El guerrero Mishkoatl quiere verte, y por tu causa mantiene como rehenes a tus hermanos menores y maltrata a tus hermanas. Te rogamos que vuelvas.” Entonces ella regresу.

8 Tomбndola el rey, la enviу a un templo cercano con уrdenes de que no recibiera visitantes ni se le permitiera salir de allн, hasta que йl viniese a tomarla por mujer. Y regresando a Michatla’ko, reuniу a sus ancianos y les hizo jurar fidelidad al reino tolteca, imponiйndoles un tributo.

9 En cuanto a la piel del venado, viendo que era motivo de rencillas, la hizo quemar. Mientras ardнa, estallу varias veces y lanzу esquirlas de piedra de diversos colores. Con el primer estallido brotaron piedras de color azul celeste; al segundo, un pedernal blanco; la tercera vez, esquirlas amarillas y rojas; por ъltimo, saliу del fuego una piedra negra, como obsidiana. Y tomando Mishkoatl el pedernal blanco, lo adorу en memoria de la diosa de aquel lugar, llamada Itspapalotl.[20]

 

 

5

EL PEZ AGORERO

 

1 Chimalma solнa ir cada maсana una gruta muy hermosa, cercana al templo donde estaba recluida, en cuyo interior habнa una fuente de aguas puras. Allн hacнa sus penitencias y se baсaba.

2 En cierta ocasiуn, al terminar su baсo, observу que en el fondo del agua brillaba una cuenta de jade[21]. Quiso tomarla, pero se le adelantу un pez[22], el cual, asomando su cabeza por entre las aguas, le entregу el objeto.

3 En ese momento, Chimalma oyу una voz que cantaba: “ЎOh, jadecito labrado donde el gran Dios, donde la gran Seсora, por los dueсos del tiempo cнclico! Has llegado a este mundo desde muy lejos, pobrecillo, fatigado. ЎNuestro Seсor ha arrojado al polvo una piedra preciosa!”

4 Maravillada ante esta revelaciуn, la joven tomу la piedra y la guardу, para llevarla, debajo de su lengua. Pero, en tanto regresaba a sus labores, la tragу sin darse cuenta, de lo cual quedу preсada.

 

 

6

EL ORБCULO

 

1 Transcurrido algъn tiempo, comenzaron a notarse los sнntomas de su embarazo. Dieron aviso a Mishkoatl, el cual se indignу mucho y dijo: “Si fue infamada, merece la muerte.” Por lo tanto, decidiу consultar a sus adivinos para saber la verdad del asunto.

2 Echaron la suerte los oficiales y el orбculo les dijo cуmo habнa sido embarazada Chimalma, y aсadiу: “Decid a Mishkoatl: es preciso que cuides de la mujer y de su hijo, pues ha llagado a la tierra la esencia del cielo, se ha manifestado el espнritu de gracia. Йl quebrarб y barrenarб las espaldas de los montes.”

3 A escuchar esta respuesta, Mishkoatl agradeciу a los dioses y dio уrdenes para que la joven fuera enviada a la casa de sus padres y se le atendiera allн hasta que diese a luz al niсo. A continuaciуn, anunciу pъblicamente sus esponsales y reconociу a la criatura como a su propio hijo.

4 Pero esta noticia disgustу a sus hermanos, los prнncipes Solton y Kuilton[23], quienes ambicionaban el trono de Tula. De modo que ellos se confabularon para matar al rey y apoderarse de su hijo en cuanto naciese.

 

 

7

EL NACIMIENTO

 

1 Para cumplir con su propуsito, los usurpadores contrataron a ciertos guerreros extranjeros a fin de que tendieran una emboscada al rey. Cierto dнa, mientras caminaba Mishkoatl por la orilla del mar, lo atacaron y mataron, y ocultaron su cadбver entre las arenas. Treinta y nueve aсos tenнa cuando muriу, no llegу a cumplir los cuarenta.[24]

2 Solton y Kuilton tomaron el poder de Tula y se comprometieron a ejercerlo hasta la mayorнa de edad del heredero. Pero, al mismo tiempo, contrataron secretamente a ciertas mujeres que ejercнan el oficio de parteras, para que asistiesen a Chimalma en su parto y mataran al niсo.

3 Llegaron las parteras a la casa de Pochotitla e informaron a Chimalma: “He aquн, han asesinado a tu esposo allб, en la costa, y nosotras hemos venido para asistirte en tu dolor.” Al escuchar la noticia, se moviу el niсo dentro de ella y le llegaron dolores de parto.

4 Corrieron las parteras, prestamente le fue dispuesto un lecho. Pero Chimalma pidiу que, a fin de dar a luz, la trasladaran a la caverna del pez agorero. Entonces la vistieron como reina, con sus adornos de turquesa, la sentaron en un asiento de concha de tortuga y en su mano colocaron la seсal de la realeza. Asн pariу Chimalma: con todas sus insignias.

5 Mucho sufriу la embarazada, cuatro dнas luchу el niсo en sus entraсas. Al fin, levantando la voz, gritу: “ЎLevбntate, sй enviado tъ, niсo nuevo, joya preciosa! ЎAcaba ya!” Entonces pariу a su hijo sobre un escudo y muriу enseguida.

 

 

8

NIСO DEL VIENTO

 

1 A fin de cumplir con lo acordado, las parteras tomaron al niсo y lo arrojaron sobre un maguey para que sus pъas lo atravesaran. A la maсana siguiente regresaron para recobrar el cadбver, pero, he aquн, el niсo estaba sano. En lugar de herirlo, el maguey habнa destilado su miel y lo habнa alimentado durante toda la noche.[25]

2 Entonces lo tiraron en un hormiguero, creyendo que asн serнa devorado. Regresaron por segunda vez, pero el niсo seguнa vivo; las hormigas lo habнan acomodado sobre un lecho de flores y lo habнan alimentado con masa de maнz.[26]

3 De nuevo lo arrojaron, esta vez en un manantial de agua. Y cuando la corriente lo arrastrу lejos, se dijeron las parteras: “ЎAhora sн que muriу ese demonio!” Entonces regresaron a Tula para informar a los prнncipes de lo ocurrido.

4 Pero el niсo no muriу; su cuerpo flotу sobre el agua y la corriente lo depositу dulcemente sobre la arena[27]. Pasaba por ahн un leсador oriundo del pueblo de Yauhtepec, el cual subнa hasta Michatla’ko para vender su mercancнa. Viendo al infante, lo recogiу y lo trajo al pueblo, donde lo mostrу a los ancianos.

5 Cuando Sipaktonal fue informado por las parteras que su hija y su nieto habнan muerto, le sobrecogiу una gran pena. Pero, al ver al niсo que llevaba el leсador, comprendiу que se trataba del hijo de Chimalma. Entonces se arrojу al suelo y adorу a la diosa del lugar. A causa de su prodigiosa supervivencia, le puso al niсo el nombre de E’ekapiltontli, hijo del espнritu; y habiendo nacido en un dнa Se Akatl, uno caсa, ese fue su nombre calendбrico.

6 Asн refieren los viejos su nacimiento y asн ocurriу. Pero en verdad no naciу, sуlo vino a regresar, sуlo vino a manifestarse allн. De donde regresу, a dуnde fue, nadie sabe a punto fijo, sуlo Ipalnemowani, aquel por quien vivimos.

 

 

9

INFANCIA

 

1 El niсo fue criado bajo la tutela de sus abuelos. Creciу rбpidamente y era muy precoz y diestro en el manejo del arco. Por medio de flechas que йl mismo se preparaba, cazaba conejos para comer. Cuando cumpliу siete aсos de edad, sus abuelos le dieron como herencia las armas de su madre.

2 Con frecuencia, Se Akatl salнa de su casa y se internaba en el monte, regresando al oscurecer. Sus abuelos le reprendнan, pero йl no respondнa. En cierta ocasiуn les dijo: “Padres mнos, no os angustiйis. Voy de cacerнa por las caсadas y los cerros. Siempre llevo mi arco y mi flecha, la cual hizo para mн mi propia madre, y tiene ajustada una punta de piedra. No os inquietйis.”

3 Le preguntaron quй hacнa en la barranca. Йl respondiу: “Voy a tumbar al divino de las astas, pues lo estбn esperando nuestras vidas. Voy a buscarlo, donde quiera que estй, sea en la quebrada, en la ladera o en el cerro. Voy a traeros esa carne, padres, yo os darй de comer.”[28]

4 Pero sus abuelos no quisieron escucharlo y comenzaron de nuevo a reprenderle. Entonces Se Akatl tomу su arco, tirу una flecha hacia atrбs y cayу un venado. Viendo esto, se asustaron los ancianos y se dijeron: “En verdad, nada sabemos de este niсo. En verdad, es hijo del aire, nunca hemos visto otro como йl.”

 

 

10

LOS HUESOS DE SU PADRE

 

1 Tenнa Se Akatl algъn uso de razуn, pues ya iba a cumplir los nueve aсos. Preguntу a sus abuelos: “їQuiйn es mi padre, dуnde puedo verle?”

2 Le respondieron: “Mira, hijo, йl fue atacado por extranjeros y yace allб, en las arenas, donde le sepultaron. Otros han tomado su lugar y su reino.”

3 Dijo: “ЎQuisiera ver cуmo era el rostro de mi padre!” Entonces fue a la costa, buscу y cavу hasta encontrar los huesos. Luego de sacarlos, los llevу al cerro de Mishkoatl y los enterrу allн.[29]

4 Sus abuelos estaban inquietos, pues comprendнan que este proceder podrнa acarrearle una desgracia. Pero йl les asegurу, diciendo: “No temбis, soy yo, el Seсor de las Transformaciones. Yo sй lo que tengo que hacer.”

 

 

11

INVITACION A TULA

 

1 Fueron avisados los prнncipes usurpadores de que aъn vivнa el heredero de Mishkoatl. Se inquietaron y determinaron atraerlo a la ciudad con engaсos, a fin de matarlo. Para este propуsito, enviaron a un oficial al pueblo de Michatlahco con este mensaje:

2 “ЎHijo mнo, bienvenido! їPor quй no fuimos informados de tu existencia, a fin de alegrarnos contigo y devolverte la herencia que conservamos para ti en depуsito y prйstamo? No es bien hacer. Queremos verte pronto.

3 “Tambiйn hemos escuchado que encontraste los restos de tu padre, nuestro hermano y seсor, y que les diste honrosa sepultura. їEs cierto eso? ЎBien habrнamos querido ayudarte! He aquн, hemos dispuesto que se levante un templo en su memoria y que le sean ofrecidos sacrificios. Por lo tanto, os invitamos a ti y a tu abuelo, ese venerable anciano, para que participйis en las exequias que hemos preparado.” [30]

4 Mucho se entristecieron los ancianos al escuchar la invitaciуn, pues comprendнan que detrбs de estas palabras estaba el designio de sacrificarles. Pero Se Akatl los animу diciйndoles: “Padres mнos, no os entristezcбis. ЎIrй yo sуlo a ver a esos seсores!”

5 Respondiу el abuelo: “No, hijo mнo. Tъ eres muy joven y yo sуlo soy un anciano. Conviene que sea yo quien muera; quйdate tъ y vela por tu madre.”

6 Pero el muchacho insistiу: “No, padre, yo irй. La necesidad me obliga. Soy huйrfano, soy acechado; їno he de luchar por mi vida? No os espantйis, abuelos, ni tengбis temor por lo que haga.”

7 Entonces Se Akatl dijo al mensajero: “їQuй es eso de llevar a mi abuelo a la ceremonia? Si alguien debe ir soy yo, el heredero.” Aquel respondiу. “Es cierto, haz como quieras.”

8 Pero, antes de marchar, convino el muchacho con los ancianos: “Maсana muy temprano, antes de que salga el Sol, mirad si se levanta una nube en el cielo, serб una seсal entre nosotros. Si es negra, quiere decir que ya he muerto; pero si es blanca, significa que he ganado. Creedlo asн.” Con estas palabras se despidiу de ellos.

 

 

12

EL SACRIFICIO

 

1 Partiу el muchacho con el mensajero. Despuйs de dos dнas de camino, llegaron a la gran ciudad. Sus tнos salieron a recibirle y le saludaron, diciendo: “ЎSй bienvenido, hijo, cuбnto has crecido! їDуnde estб tu abuelo, el sacerdote, para que tambiйn nos honremos al saludarle?”

2 Les respondiу: “Mi abuelo ya estб viejo y sus pies no le sostienen. Pero, heme aquн, su heredero. Yo cumplirй con todas sus obligaciones, Ўoh tнos mнos!”

3 Le dicen: “Tus razones son ciertas, eres tъ quien debe conducir la ceremonia. Pero, їquй has traнdo, con quй dedicarбs el templo? Si tan sуlo sacrificas algъn conejo, o culebras, mariposas y flores, se enojarбn los dioses, y acaso quieran traer calamidades sobre tu pueblo. Es necesario que ofrezcas, por lo menos, un ocelote, un бguila y un lobo. Y estos tienes que buscarlos por ti mismo, como conviene a la ceremonia.” Asн le dijeron. Su intenciуn era que las fieras lo matasen.

4 Pero Se Akatl respondiу: “Es cierto, tнos mнos. En cuanto a la ofrenda, harй tal como habйis ordenado.”

5 Seguidamente fue al monte e invocу a los espнritus de las fieras y les dijo: “ЎVenid presto, hermanos mнos! Se me ha ordenado que con vuestra sangre dedique el templo de mi padre. Mas no temбis, serб solo engaсo y estratagema cuando os ate por el pescuezo.” Al escucharlo, los animales se ofrecieron dуcilmente a su lazo y vinieron con йl hasta Tula.[31]

6 Viendo esto, sus tнos quedaron asombrados y se enfurecieron. Concertando un nuevo plan, se dijeron: “Encenderemos primero el fuego y a continuaciуn le pediremos que suba con las ofrendas. Cuando llegue a lo alto para sacrificar, le mataremos. ЎDesde lo alto es muy fбcil rodar por las escaleras!”

7 Pero el joven, que sospechaba esta celada, invocу a los espнritus de los topos y los tejones y les dijo: “ЎVenid, hermanos mнos! Honrad este templo desde su base hasta su cima, escarbad la tierra y agujeread la estructura, de modo que haya un camino secreto para mi ascenso.” Ellos acudieron a su llamado e hicieron tal como йl les pidiу.[32]

8 Hacia el amanecer, se acercу el joven a la boca del tъnel e invocу a los espнritus de las sabandijas, ordenбndoles: “ЎApartaos vosotras, araсas blancas, negras, amarillas, no me seбis estorbo! ЎFuera de aquн, mariposas nocturnas, lagartijas! Que nada me encubra a mis tнos, aquellos que viven en opulencia y habitan en altas moradas.”[33]

9 Entonces subiу por el tъnel, se mostrу arriba y gritу: “ЎSoy yo, el hijo sin padre, Ketsalkoatl! He venido a buscar a mis tнos, los nobles celestes. їNo son aquellos que estбn allб abajo, agazapados, como gotas que se escurren por el suelo? ЎApenas os veo!

10 “ЎVenid, seсores, os espero! He traнdo conmigo el vestido de mi madre y su espada. La clavarй en vuestras gargantas, en vuestros vientres, en vuestros costados, para que sepбis que mi madre es aquella, la de falda de jades.”[34]

11 Al verlo en la cima del templo, exclamaron sus tнos: “їQuй es esto? ЎHemos de ser nosotros quienes encendamos el fuego!” Se enojaron mucho y corrieron al templo, pero la escalera era empinada y alta, y antes de llegar arriba, el fuego ya estaba encendido.

12 Entonces invocу Se Akatl al espнritu de las llamas y le dijo: “ЎVen tъ, hermana mнa, la muerte! Aquн habrбs de vivir y renacer. ЎVen en mi ayuda, padre mнo de las caсas ardientes, el de rojos cabellos, tъ, que eres madre y padre de los dioses! Siйntate en mi estera de flores, come y bebe.”

13 El primero que llegу a la cima del templo fue Solton. Se abalanzу sobre el joven, pero este, tomando un vaso de piedra hondo y liso, de los destinados a la ofrenda, golpeу con йl su cabeza y lo arrojу al suelo. Luego llegу Kuilton, pero los animales destinados al sacrificio, que eran fieros, se abalanzaron sobre йl y lo despedazaron. A continuaciуn tomу Se Akatl ambos cuerpos y los lanzу al fuego, donde se consumieron.

 

 

13

LA NUBE BLANCA

 

1 Al escuchar los gritos de los prнncipes, los guardias del templo acudieron en su auxilio. Viendo sus cuerpos desgarrados y quemados, se indignaron mucho y quisieron detener al joven. Lo buscaron por todas partes, pero no lo encontraron, pues йl se escabullу, junto con los animales destinados al sacrificio, por el agujero que habнa hecho excavar bajo la escalera, y saliу ocultamente de Tula.

2 El reinado de los prнncipes usurpadores habнa sido cruel, era mucho y pesado el tributo impuesto sobre la gente humilde, y con alegrнa se divulgу la noticia de su muerte. Los pobladores salieron al camino para recibir a Se Akatl, lo llevaron en andas y le aclamaron como hijo de Mishkoatl y como heredero del reino.

3 Cuando llegу al pueblo de Tepoztlan, lo pusieron en una litera y lo pasearon por las calles, al tiempo que gritaban: “ЎViva el gran hombre de la espada, el vencedor de los devoradores!”[35]

4 Al dнa siguiente, muy de maсana, se asomaron sus abuelos para mirar el cielo. Viendo que una nube negra subнa sobre la tierra, se entristecieron mucho y comenzaron a llorar. “ЎYa se perdiу nuestro hijo – decнan -, ya muriу!” Pero, despuйs de un momento, la nube se volviу blanca como la nieve y los ancianos se alegraron. “ЎAhora ya ganamos, nuestro hijo ganу!”

 

 

14

LOS ENIGMAS DE LA SERPIENTE

 

1 Iba a cumplir el joven catorce aсos de edad cuando fue enviado por sus abuelos a Xochicalco, la gran ciudad, para ser entrenado por los sacerdotes de Ketsalkoatl[36].

2 Criaban estos una enorme serpiente que tenнa siete prominentes cabezas y recibнa el nombre de Seсor Ciempiйs[37]. Este monstruo se atravesaba en el camino de aquellos a quienes veнa, para devorarles y hacerles mal si no respondнan a lo que les preguntaba.

3 Apareciу la serpiente ante Se Akatl y le dijo: “Joven, vengo a contarte cуmo aquн, en esta regiуn del mundo, en la tierra de los antepasados, de los gigantes y los corcovados, mucho tiempo antes de que hubiera llegado a ellas ninguno de los que ahora viven, ya me paseaba yo.”

4 Entonces le hizo la serpiente siete preguntas en lenguaje de misterio[38]. Esta fue la primera: “ЎTrбeme comida, hijo mнo! Trбeme al Sol, extiйndelo sobre mi plato y clava la lanza de los cielos en medio de su corazуn. Y junto a ella, haz que se siente el gran ocelote para que beba la sangre que destila.”[39]

5 Le respondiу Se Akatl: “їQuй otro sol sino el huevo dorado, raнz del Universo? їY quй lanza sino la sagrada invocaciуn? He aquн al gato precioso: habla contigo.”

6 Agradу su respuesta al Seсor Serpiente, quien le propuso su segundo enigma y le ordenу: “ЎVe, niсo, trбeme el cerebro del cielo para que yo lo vea! Si eres hombre verdadero, satisfбceme ese deseo. Y ve con cuidado.”[40]

7 He aquн lo que le pedнa: una carga de incienso oloroso y una carga de perfumes. Sacу Se Akatl la ofrenda que traнa consigo y quemу incienso ante la serpiente, con lo cual ella quedу satisfecha.

8 De nuevo le propuso: “Hijo, construye para mн un templo precioso cuya fachada estй en lнnea recta y sea de una sola pieza con el techo. Y haz que entre en йl una cierva blanca vestida con fina capa blanca, conducida por el guardiбn de la blanca sonaja - Ўque yo la escuche! –, y teсida con la sangre de la serpiente que sale de la flor de la sonaja que estб en su centro. Porque ensangrentada brota de aquellos que no tienen madre ni padre.”[41]

9 Respondiу Se Akatl: “їQuй templo tan precioso como el cuerpo humano, y que techo tan bien puesto como la cabeza del hombre? He aquн la cierva enjoyada: su visiуn, y la sonaja que viene con ella: su respiraciуn. їY quiйnes son aquellos que no tienen padre ni madre, sino los agujeros del aliento?”

10 Al escuchar esta respuesta, se admirу el Seсor Serpiente y le propuso su cuarto enigma, diciйndole: “ЎHijo, vuelve a tu casa y regresa enseguida! Si al regresar ves fuego en el medio del dнa, pнdele a tu hermano que te siga de rodillas como un perro negro, y que traiga entre sus patas el alma de nuestra Gran Madre.”[42]

11 Le respondiу Se Akatl: “Mi casa es mi cuerpo y viene conmigo. El fuego de medio dнa me ilumina, y me acompaсan mi sombra y mi pureza, en cuyas manos traigo el favor de mi madre.”

12 Aceptу el Seсor Serpiente esta respuesta y le propuso su quinto enigma, ordenбndole: “Hijo, ve al interior del cielo y busca el corazуn del divino Seсor, Aquel que reposa en un amplio estrado de trece capas y va cubierto por detrбs y por delante de una tъnica blanca.”[43]

13 Respondiу: “Ya lo he traнdo padre, aquн estб. La piedra preciosa del corazуn del cielo te mira conmigo, desde su asiento de muchos hijos y una sola tъnica.”

14 De nuevo le dice: “Hijo, bъscame una rama de ceiba que tenga tres cuerdas enrolladas y que se mueva como un bejuco vivo, quiero comerla. їQuй opinas, hijo, serб difнcil de comer el palo de la ceiba?”[44]

15 Le respondiу: “Es difнcil, oh padre, pero sabroso, y le da muy buen sabor a la comida. Precisamente, cargo a mi espalda una rama de ceiba ondulante cual un bejuco vivo, con tres cuerdas torcidas en ella. La he preparado para ti, tуmala.”

16 Viendo que el joven respondнa a todas sus preguntas, le propuso la serpiente su ъltimo enigma, diciйndole: “Ve ahora y trбeme esas cosas redondas que cubren el fondo del pozo. Quiero dos blancas y dos amarillas. їSabes de quй te hablo, hijo mнo? Porque, si no sabes, no te serб posible pasar.”

17 Se Akatl le respondiу: “Lo sй, padre. He aquн el pozo de que hablas, en mi pecho estб. Y en su fondo veo las raнces blancas y amarillas que has pedido. Si quieres comerlas, debes ir por ellas.” Es lenguaje misterioso.

18 Cuando oyу estas respuestas, se entristeciу el Seсor Serpiente, pues estaba dicho que quien entendiera, ese alcanzarнa el poder y llegarнa a la presencia del rey, y serнa llamado “grande, verdadero hombre”, y serнa el nuevo Seсor Serpiente. Grande fue tambiйn el sufrimiento de sus servidores, cuando fueron escarnecidos a causa de sus pecados - pues cobraban niсos como tributo.

19 Por sus excesos fue superado de devorador. Asн terminу su poder, cuando el corazуn del cielo enviу contra йl a quien pudo devorarlo, al ocelote celeste, el temible Tlalok Ketsalkoatl. De ese modo recayу sobre йl la maldiciуn de los enigmas. Y lo vieron y se alegraron todos los habitantes de la ciudad, quienes habнan ofrendado sus hijos para йl – pues los sъbditos cargan siempre con las culpas de los seсores.

 

 

15

EN LA CASA DE ORACIУN

 

1 Despuйs que Se Akatl entrу en el templo de Xochicalco, hizo siete aсos de penitencia, andando sуlo por los montes y sacбndose sangre. Cuando cumpliу la mayorнa de edad, lo llevaron a la guerra contra los del Culhuacan y Cholula. Siete aсos combatiу, y le pusieron el nombre de Oselotl, por ser el ocelote el animal mбs bravo.

2 Luego marchу a la ciudad de Tulansinko para ser entrenado como seсor del pueblo. Cuatro aсos permaneciу allн, en una casa de escaleras verdes, entregado a sus austeridades.

3 Todo lo aprendiу allн: cуmo buscar la divinidad en su interior, cуmo invocar al que estб dentro del cielo, el que hace aparecer las cosas, el que sostiene la tierra, el que es actividad en todo el Universo. Aprendiу a entrar en el Omeyokan[45], donde las nueve escalas[46], con Aquel que es la sustancia del cielo y Seсor del cerca y el junto[47]. Esto saben los viejos: invocaba al Morador, le hacнa sъplicas, viviendo en meditaciуn y retiro.

4 Al cuarto aсo fueron a buscarlo los toltecas y lo invistieron como sacerdote de Ketsalkoatl, le otorgaron el bastуn de caсa y colgaron en su cuello la joya del viento[48]. Tambiйn lo ungieron como seсor, para que fuese rey sobre ellos allб, en Tula. Tenнa a la sazуn treinta y un aсos de edad.

 

 

16

EL REINO

 

1 El gobierno de Se Akatl fue justo y prudente. Bajo su mano, Tula gozу de gran abundancia y sus moradores fueron felices, sin conocer tristeza o hambre. Los instruyу Se Akatl, e hizo traer a hombre esclarecidos que engrandecieran el reino; oficiales sutiles y primorosos en todo cuanto ponнan las manos, que todo lo hacнan bueno, gracioso, ъtil; conocedores de los oficios mecбnicos, pintores, lapidarios, carpinteros, albaсiles, encaladores, oficiales de pluma, cerбmica, mosaicos y tejidos.

2 Tambiйn trajo a personas hбbiles en la astrologнa natural, para que ordenasen las cuentas del aсo[49]; sabios capaces de interpretar los sueсos; conocedores de las estrellas de los cielos, para que les pusiesen nombre y calculasen sus influencias y calidades; hombres buenos, allegados a la virtud; buenos cantores, danzarines, taсedores del tambor y la sonaja, compositores de cantos; hombres devotos y grandes oradores. A todos atrajo junto a sн.

3 Por entonces no se vendнa por precio el alimento bбsico. Eran gruesas y largas las mazorcas, como la mano del mortero; abultadas las calabazas, que apenas podнa ceсirlas un hombre; y por los bledos, semejantes a palmas, se podнa trepar. Nada faltaba en sus casas; con las mazorcas mal crecidas calentaban los baсos de vapor.

4 Cultivaban tambiйn algodуn de mil colores: rojo, amarillo, morado, azul oscuro, moreno, matizado, que todos estos tenнan por naturaleza. Criaban aves de rico plumaje y colores brillantes, aves preciosas de todo linaje, de las que cantan bellamente, de las que trinan en la montaсa. Se daba el cacao mбs fino y sabroso, por todas partes se alzaban los cacaos. Y se daban las flores.

5 Desarrollу se Akatl el arte de los mosaicos y las pinturas. Con plumas finas entregaba sus ofrendas y con plata decoraba las paredes. Refinу la cerбmica, comiendo y bebiendo en recipientes barnizados de azul, verde y blanco. Y velу por el arte de componer libros y por los oficios mecбnicos, en los cuales preparу muchos y buenos oficiales. Ademбs, tenнa piedras preciosas como conchas, y el oro era visto como de poco precio.[50]

6 Ordenу edificar altares en todas las poblaciones y pintar imбgenes en amplias paredes, ante las cuales pudieran hincarse de rodillas los toltecas y besar la tierra con la boca o la mano, en recuerdo de Aquel por Quien vivimos. Y dispuso que las imбgenes y los altares fueran destruidos cada cincuenta y dos aсos, y que, una vez destruidos, se renovaran con mayor esplendor.[51]

7 Ordenу labrar el mayor tesoro que se haya visto en la tierra: un juego llamado Tlachtli, del tamaсo de media sala, en el cual innumerables piezas de oro y finas piedras cumplнan funciones ingeniosas. Estaba compuesto por cuatro gйneros de piedra: turquesas, granates, jades y jacintos, como muestra de los cuatro tipos de hombres que gobernaba en su reino. Y habнa una piedra singular, labrada en un carbunclo, que era imagen suya como rey de todos y primero en mandar. Con ayuda de este juego impartнa justicia en la tierra.

8 Tambiйn enviу embajadores a tierras lejanas y adquiriу dominios extensos, a los cuales llevу las muestras de todo lo bueno que habнa alcanzado en su reino, las artes, las dignidades, la escritura. Por todo lo cual, fue reconocido como juez supremo y seсor ъnico de todos los reinos.

 

 

17

LA CASA REAL

 

1 Dijo Se Akatl a sus ayudantes: “Proporcionadme una multitud de gente, pues necesito construir mi casa.” Al punto se le unieron los toltecas. Y les ordenу que acarrearan mucha piedra y la dispusieran en torno al espacio elegido para ello, y que trajeran tambiйn mucha cal, conchas, piedras finas, pinturas y oro, todo lo necesario para hacer una buena casa.

2 Cuando todo estuvo reunido, pidiу a los toltecas que marcharan a sus casas y se encerraran todos, asegurando puertas y ventanas, como si fuese a ocurrir una tormenta; que ninguno saliera a la calle por ningъn motivo. Y ellos lo hicieron asн.

3 A la puesta del sol comenzу un aire muy fuerte, que fue incrementбndose hasta transformarse en tempestad. Y la tempestad rodу por la ciudad, esparciendo los materiales para la construcciуn y produciendo horribles ruidos que asustaron a los toltecas.

4 Hacia la maсana se calmу la viento. Entonces se escuchу el sonido de una caracola que convocaba a los vecinos. Salieron todos a mirar y, he aquн, la piedra colocada en su lugar en forma de un hermoso palacio de cuatro cбmaras orientadas hacia los cuatro rumbos.[52]

5 Decorу Se Akatl el interior de las cбmaras con colores escogidos. En la primera dispuso ornamentos labrados en jade hasta cubrir sus pisos y paredes; la segunda la tapizу en todo su interior con plumas finas de color de fuego; la tercera cбmara estaba cubierta con lбminas de oro labradas con dibujos primorosos; y la cuarta, la decorу con nбcar rosa y corales.[53]

6 Edificу tambiйn diversos templos de sombra y penitencia donde vivнa, apartado de todos, en continua meditaciуn y ayuno. Y puso guardias en las puertas, que a nadie dejaban pasar. Hizo ademбs un gran templo con columnas en forma de serpientes emplumadas, pero lo dejу inconcluso, pues era mucha su grandeza.[54]

 

 

18

LAS INSIGNIAS

 

1 Con toda su riqueza, no olvidaba Se Akatl a Aquel por Quien vivimos, llevando una vida casta y austera. Cada dнa, al filo de la media noche, descendнa al baсo que se habнa preparado en Shippakoyan y tomaba sus abluciones. Allн ofrecнa reparaciones por los toltecas, por si alguno habнa pecado en pъblico o en secreto, punzбndose las orejas con espinas de jade y ofreciendo su sangre en plumas de quetzal. Todas sus ofrendas iban rociadas con inciensos y sahumerios.

2 Hablaba cotidianamente con Aquel que mora sobre los nueve cielos, cuyo nombre es Viento y Tinieblas[55], y le decнa: “ЎVen, deidad de los cuatro rumbos, ser infinito, tъ, el de las nueve regiones, espнritu que ilumina, esencia y fuerza Nuestro Seсor Ketsalkoatl!” De este modo esperaba su divinidad.[56]

3 Tambiйn hablaba con su pueblo, escuchando sus sъplicas e impartiendo justicia. Cualquiera de los moradores de la tierra podнa llegar hasta йl, y eran sus juicios justos y sabios.

4 Y al juzgar, colocaba sobre sus hбbitos de penitente las insignias de su condiciуn. Sobre su cabeza ponнa una mitra cуnica de piel de ocelote, y en sus mejillas, una barba de plumas verdes y azules. Su rostro y miembros decoraba con rayas negras y amarillas, y sobre sus hombros colgaban orejeras de oro torcidas en espiral. Un pectoral de caracoles le ceснa, y sobre este, el collar de la joya del viento. Sus cabellos adornaba con plumas de guacamaya y quetzal.

5 Usaba un vestido de bordes rojos que cubrнa sus caderas y sus muslos. Bajo sus rodillas, campanillas atadas con lazos de piel de ocelote. Blancas eran sus sandalias, y su escudo rojo y negro, adornado con la cruz de los cuatro rumbos. Y su bastуn era una caсa curva de un codo. Asн era visto por todos y asн hablaba. Pero luego, en su casa de recogimiento, tornaba a su hбbito negro y soltaba sus caballos.

 

SEGUNDA PARTE

 

“He bebido vino de hongos y mi corazуn se atormenta.”

Cantares de los Seсores de Nueva Espaсa.

1

TESKATLIPOKA

 

1 He aquн, se descuidу el corazуn de Se Akatl y, en medio de su opulencia, el pueblo de Tula se tornу negligente. Pues ciertos seres sombrнos que envidiaban el reino incitaron sus corazones a cometer el mal, a ser adъlteros y a ofender al cielo con impнas ceremonias[57]. A causa de su descuido, los toltecas comenzaron a padecer calamidades, pues Aquel por Quien Vivimos tambiйn los olvidу a ellos.

2 Viendo esto, los enemigos de Tula se concertaron y vinieron con un gran ejйrcito. Aъn los pueblos salvajes que permanecнan arrinconados en las fronteras, penetraron en la tierra y se establecieron por diversos lugares, cometiendo iniquidades e introduciendo un culto nuevo que nadie habнa visto.[58]

3 El iniciador de toda esta decadencia fue Teskatlipoka[59], un hechicero muy sabio y valiente que dominaba vastas regiones de la tierra, el cual era asistido en sus perversidades por su ayudante Yaotl, enemigo. Muchas veces quiso persuadir a Se Akatl para que permitiera los sacrificios humanos, pero aquel nunca consintiу en ello, pues amaba a su pueblo. Esta actitud enojу a los perversos, de modo que resolvieron hacerle abandonar la ciudad.

4 Para conseguir su propуsito, Teskatlipoka tentу a los toltecas con palabras razonables y los adormeciу con su aliento, persuadiйndolos a hechos feos y abominables. Por todas partes fue, exhortando y amenazando a la gente para que abandonasen las buenas costumbres. Y adoptу diversas personalidades, transformando su cuerpo en figura de animales y seres monstruosos, y haciйndose pasar por mujer ramera. Tambiйn rasurу sus cabellos, lo cual nunca habнa sido visto hasta entonces.

5 Cuentan los viejos que este dios descendiу del cielo por una cuerda tejida con hilos de araсa[60], y que vino al mundo con el propуsito de destruir al pueblo de Ketsalkoatl, a fin de erigirse йl mismo como rey y deidad.

 

 

2

EL HAZ DE LEСA

 

1 El comienzo de estas seсales fue asн: se hallaba un leсador tolteca ejerciendo su oficio en la montaсa. Habнa recogido un gran atado de leсa y estaba a punto de retornar a su casa, cuando apareciу ante йl un viejo muy arrugado que le dijo: “ЎTolteca! їConoces por ventura a Se Akatl, el Penitente?” Aquel respondiу: “Si, seсor mнo.”

2 De nuevo le dice el viejo: “ЎTolteca! Es preciso que vayas corriendo hasta su palacio y le digas: ‘Ha llegado un anciano sacerdote, el cual quiere que vayas tъ solo a encontrarlo en la cima del monte Shikoko. Allн, йl te darб un recado de la mayor importancia’.”

3 El tolteca respondiу: “Eso no puede ser, oh abuelo, pues es ayunante y se oculta, y su palacio estб custodiado por muchos guardias.”

4 Pero el viejo le animу diciendo: “No temas. Cuando te pregunte quiйn te ha enviado, le dirбs que vengo del otro lado del mundo, y que le traigo un mensaje de su padre. Oyendo esto, te dejarб pasar.”

5 De nuevo se negу el tolteca. “Eso no puede ser, a menos que me des una seсal de tu identidad.”

6 Le preguntу el viejo: “їQuй es eso?” Respondiу el leсador: “Leсos secos que tu servidor ha ido recogiendo por aquн y por allб.” Entonces Teskatlipoka extendiу su mano sobre la leсa, la cual se cubriу de brotes verdes y flores. Luego dijo al tolteca: “Lleva estas flores al Penitente y йl te escucharб.”[61]

7 El leсador se fue, asustado, y contу a Se Akatl cуmo habнa aparecido un mago en la cima del monte, el cual querнa hablarle, a йl solo, sobre un asunto de gran importancia. Al escuchar este mensaje, el rey respondiу: “Estб bien, irй. Pero no puedo ir solo, no ocurra que sea acechado o hechizado; por fuerza han de acompaсarme mis ministros.”

8 Subieron, pues, al monte y vieron al anciano. Se adelantу el rey a saludarle y le dijo: “Venerable abuelo: їeres tъ quien me busca? їAcaso tienes para mн un mensaje de mi padre?”

9 Pero aquel respondiу: “No te burles de mн, oh Seсor. Yo sуlo soy un pobre viejo caminante, pues no tengo casa, y voy por el mundo buscando algъn mendrugo. No sй de quй me hablas.”

10 Al escuchar esta respuesta, Se Akatl quedу desconcertado y regresу a la ciudad, preguntбndose quй tipo de aviso serнa aquel. Este fue el principio de las seсales predichas.

 

3

LAS RAMERAS

 

1 Cierta noche descendiу el rey a su baсo en el acueducto, y en el precinto encontrу dos mujeres que le estaban esperando. Les preguntу: “їQuiйnes sois?” A lo que ellas respondieron: “Somos tus siervas, oriundas del paнs de Sapotlбn. Por causa de ciertos agravios, hemos venido a reclamar tu juicio y consejo.”

1 Les responde: “Muy bien, seсoras. Pero no ha de ser aquн, sino en mis aposentos. Antes, es preciso que solicitйis audiencia.” Y como ellas le insistieron, dio уrdenes a sus guardias para que las dejasen entrar[62].

2 Al dнa siguiente, las mujeres se adornaron como rameras y se llegaron a las puertas del palacio, donde fueron admitidas. En realidad, ellas eran Teskatlipoka y su ayudante, quienes de tal modo se habнan transformado a fin de escarnecerle, dando licencia con su mal ejemplo a los habitantes de Tula para que se dejasen corromper.

3 Viendo que el rey comenzaba a recibir mujeres, ciertas seсoras principales de la corte tambiйn comenzaron a asistir a los templos y santuarios, mas no en romerнas ni para ofrendar, sino para revolverse con los sacerdotes en exceso de pecados, mancillando los votos y cometiendo delitos graves y abominables.

4 Entre ellas estuvo una dama de la casa real, princesa muy noble y cercana a Se Akatl, quien, yendo de visita al gran templo de la ciudad de Cholula con motivo de su aniversario, participу en tales actos con graves consecuencias. Pues entre los sacerdotes habнa uno llamado Wistli, espina, el cual, siendo requerido por ella, le concediу su amistad. Ella pariу de allн a su tiempo un niсo que recibiу el nombre de Kolotl, escorpiуn, y fue ocultado en el templo desde su nacimiento.

5 Ante estos hechos, Se Akatl no sabнa quй hacer. Permaneciу encerrado en su palacio, entregado a sus austeridades. Sуlo salнa para asistir a su baсo nocturno o para llegarse al campo del juego de pelota, donde oraba.

 

 

4

LOS HIJOS DE TLALOK

 

1 Cierto dнa fue el rey a su adoratorio en el juego de pelota y Teskatlipoka enviу contra йl a los hijos de Tlalok, quienes lo desafiaron. De modo que jugу contra los hijos de Tlalok sin saberlo.

2 Le preguntaron: “Si ganamos, oh prнncipe, їquй nos darбs por el juego?” Йl respondiу: “Si podйis derrotarme, os darй mis piedras preciosas y mis guirnaldas de quetzal.”

3 Ellos le aseguraron: “Eso mismo te daremos nosotros si nos ganas: nuestras piedras preciosas y nuestras plumas verdes.”

4 Jugу Se Akatl y ganу. Al exigir su pago, los hijos de Tlalok le trajeron lo que habнan acordado; pero en lugar de turquesas le dieron granos de maнz, y en lugar de guirnaldas de plumas le dieron las hojas verdes y tiernas de la mazorca, y le dijeron: “Aquн tienes tu ganancia, oh prнncipe; estas son nuestras joyas.”

5 Pero йl no quiso aceptarlas. “їAcaso es esto lo que he ganado? їNo fueron piedras preciosas y plumas finas? ЎYo no acepto esto, mentirosos!”

6 Entonces los hijos de Tlalok tomaron sus hojas y sus granos de maнz y le dijeron: “Estб bien, ya que asн lo deseas, esconderemos nuestras preciosas joyas, nuestras guirnaldas.” Y lo arrojaron todo a una corriente de agua que allн habнa. Luego se volvieron a Se Akatl y le advirtieron:

7 “Ahora pasarйis trabajo a los toltecas. El rigor del hambre serб vuestro pan durante cuatro aсos, aсos de lucha violenta, de fuego en el mundo. Irйis del pozo a la caverna y vendrйis por las calles solicitando un mendrugo, vuestras voces recorrerбn la noche pidiendo un sorbo de agua. їDуnde beber agua? їDуnde comer siquiera sobras de maнz? Sobrecogidos estarбn vuestros corazones en su banquete de piedras y leсos. Esto te prometemos, oh prнncipe: espanto tomarйis como alimento en toda la extensiуn del reino.”

8 Tras hablar sн, los hijos de Tlalok se arrojaron al agua y desaparecieron. Se Akatl quedу apesadumbrado y confuso.

 

 

5

EL HAMBRE

 

1 Seguidamente comenzу la sequнa, cuatro aсos estuvo sin agua la tierra. Cayу primero un hielo hasta las rodillas que perdiу los frutos y semillas. Luego ardiу el Sol y todos los бrboles, nopales y magueyes se secaron. A causa del calor, las piedras saltaban en pedazos. Pasaron muchos trabajos los toltecas como castigo, pues sus pecados se acumulaban delante del Cielo.

2 Cierto dнa, un mensajero se llegу ante la presencia de Se Akatl y le dijo: “Prнncipe, hermano nuestro: la ira de Ometeotl ha caнdo sobre nosotros, sus rayos nos consumen. Piedras, dardos, flechas: eso ha enviado sobre los miserables de este mundo Aquel por Quien vivimos.

3 “Vengo a informarte de la necesidad que tiene los humildes de tu pueblo, pues pasan la noche sin nada que comer, y nada tienen cuando se levantan al alba. ЎContempla! Tus hermanos menores padecen gran pobreza, y con trabajo apenas si consiguen lo necesario para sostenerse un dнa, recorriendo las montaсas y los pбramos.

4 “Andan espantados, cara y cuerpo cual imagen de muerte. Se sientan, muy tristes, contra las paredes, mordiйndose las uсas y mirando las bocas de los que pasan, esperado una palabra buena. Sus hijos andan desnudos, con los rostros amarillos y color de tierra, y en las noches tiemblan de frнo. Ahora estбn llorando y se pueden contar, Ўoh dolor!, todos sus huesos.”

5 Asн hablу el mensajero. Al escucharlo, Se Akatl cayу sobre su rostro, abrumado de pena, pues comprendнa que era su culpa y su descuido lo que de tal modo habнa ofendido a Ometeotl.

 

 

6

PETICION A TLALOK

 

1 Al dнa siguiente, aъn oscuro, se encaminу el rey al templo de Tlalok; en su rostro habнa huellas de vigilia y tormento. Al llegar, ordenу al sacerdote guardiбn: “Haz que preparen el santuario y pide conmigo, pues el pueblo tiene urgente necesidad de Dios.” Entonces fue dispuesto el santuario e incensada la imagen, y cayendo de bruces ante ella, Se Akatl orу:

2 “ЎOh tъ, Seсor nuestro, bondadoso y magnбnimo, deidad de la vegetaciуn y la frescura, dueсo del paraнso de las aguas! ЎTъ, el oloroso, el florido, Espнritu del incienso! Contempla nuestro dolor de hombres humildes que se pierden de hambre, nuestras orejas de muerto, nuestras bocas secas como esparto. Mira cуmo los animales de cuatro patas desfallecen y lamen la tierra, mira las aves y conmuйvete, que es angustia grande verlas, con sus alas caнdas y sus bocas abiertas de sed.

3 “їQuй es esto, Deidad del alimento? їEjerces tus curvos colmillos sobre el pueblo dйbil, tan flaco como una caсa verde? їQuй ha determinado tu corazуn? їEstб dicho que perezca el tolteca, que el sitio donde habita se vuelva monte y pedregal desolado? їCaerбn los templos? їSe agotarбn en nosotros los dardos de tu ira? їEs posible que este azote no sea para nuestra correcciуn, sino para la total destrucciуn de tu pueblo?

4 “Ya que tu castigo asн ha prevalecido sobre nosotros, sea como de madre y padre que educa a sus hijos. Bien sabes que el pueblo es como niсo, que no carga agravio por las reprensiones. Recoge ya la muerte, mensajero, que tiene hambre y sed de cuantos aquн vivimos.

5 “Si mi pecado ha sido tal que no merece redenciуn, concйdeme esto, al menos: que los inocentes, los que no saben andar y van por ahн jugando con pedrezuelas, sean provistos de pan. Ten misericordia de los pobres, de los que nunca supieron lo que es un dнa bueno. Perdona a tus guerreros, que en su momento van a dar la vida por tu nombre.

6 “Si mis ofensas han subido al cielo y bajando al inframundo, y el hedor de mis faltas se ha dilatado hasta los fines de la tierra, sea yo destruido, pero ten a bien consolar a los que viven sobre la faz del mundo. Disipa ya tu humo, apaga tu fuego, venga la clara serenidad, canten las aves y salgan a tomar el Sol, dales tiempo calmo para que te conozcan, y llйvame a mн por todos mis pecados.”

7 Tras hablar de ese modo, Se Akatl tomу una copa con agua y la derramу como ofrenda hacia los cuatro rumbos, y clamу: “ЎA vosotros, hijos de Tlalok, espнritus de las aguas que soportбis las esquinas del mundo y vivнs en las grutas y entre los altos montes! ЎA vosotros que tenйis el poder sobre las fuentes y las tempestades, desde mi corazуn os llamo! ЎVenid a regar la tierra! Mirad que los ojos de quienes aquн habitamos estбn prendidos de vosotros. ЎOs lo ruego, venid!”

 

 

7

LA EXIGENCIA DE SANGRE

 

1 Cierto dнa aparecieron los hijos de Tlalok en una fuente que brota junto a Chapultepec. Estaba allн un varуn tolteca, sentado a la vera del agua, el cual, viendo salir desde el fondo de la fuente un recipiente lleno de maнz tierno molido, se inclinу sobre el maнz, lo tomу y comiу.

2 Dentro del agua apareciу un sacerdote verde[63] que le dijo: “ЎTolteca! їConoces lo que es esto?” Contestу aquйl: “Sн, seсor mнo, pero hace mucho tiempo que acб lo perdimos.”

3 Hablу de nuevo el hijo de Tlalok y le dijo: “Bien, siйntate y come, en tanto yo voy y hablo con mi padre.” Diciendo esto, se introdujo en el agua y desapareciу de su vista. Pero no tardу mucho en volver, portando esta vez una brazada de excelente maнz tierno, y dijo al tolteca:

4 “ЎTolteca! Toma esto y llйvalo a Se Akatl, el seсor de Tula. Y al entregбrselo, asн has de decirle: ‘ЎPrнncipe! El Cielo ha tenido a bien suspender la condena que por tu culpa pesaba sobre tu pueblo. Pero esto pide a cambio: la carne de la hija del rey de los aztecas. En tanto el Cielo la come, llegarб el sustento y vosotros tambiйn comerйis’.”[64]

5 El tolteca fue inmediatamente al palacio de Se Akatl y le transmitiу la orden de Tlalok. Quedу espantado aquel al escucharlo, y amargamente dijo: “ЎAsн ha de ser! Sуlo la muerte puede darnos la vida. Mas, por esa causa, їno nos acabaremos a nosotros mismos?” Muy confuso estaba, presintiendo que la exigencia de sangre era la seсal del fin de su pueblo. Y volviйndose al mensajero, le pidiу que no contase a nadie lo sucedido.

 

 

8

EL SACRIFICIO DE LA DONCELLA

 

1 Pero la noticia no quedу oculta por mucho tiempo, pues Teskatlipoka conocнa el pedido de los hijos de Tlalok y fue a pregonarlo por todas partes, seduciendo al pueblo con promesas de pan. Los toltecas estaban sedientos y dispuestos a todo por aplacar al cielo.

2 Cierto dнa despachу el hechicero a dos de sus ayudantes hasta el monte de Culhuacan, donde estaban asentados por entonces los aztecas en sus casas de ramas[65], y les ordenу que pidiesen a la hija de su rey, la doncella llamada Ketsalli, pluma fina, la cual era apenas una niсa.

3 Al llegar, dijeron los mensajeros: “Toshkuekuesh, jefe de los nуmadas: hemos venido por orden de Se Akatl, rey de Tula, pues aparecieron los hijos de Tlalok y piden una doncella a cambio del alimento. Es preciso que nos des a tu hija.”

4 Muy tristes se pusieron los aztecas con la noticia, pero como eran un pueblo dйbil y esparcido, no pudieron oponerse a las уrdenes reales. De modo que ayunaron durante cuatro dнas, llevando luto por la muerte de la doncella, y transcurrido ese tiempo la enviaron con los mensajeros. Vino acompaсбndola su padre.

5 Al llegar a Tula, ordenу Teskatlipoka a sus ayudantes: “ЎTomadla de inmediato y sacrificadla allб!” Ellos lo hicieron asн. De ese modo fue ofrecida la doncella por los pecados del pueblo. Este fue el comienzo de la matanza de seres humanos como ofrenda.

 

 

9

LA ELECCION DE LOS AZTECAS

 

1 El jefe de los nуmadas estaba muy triste y amargado su corazуn. Pero los hijos de Tlalok se le aparecieron esa noche y le dijeron: “ЎToshkuekuesh! їPor quй estбs apesadumbrado? Ven con nosotros al sitio donde ha sido inmolada tu hija, y trae contigo una copa.”

2 Al llegar al templo, los hijos de Tlalok buscaron entre las ofrendas, tomaron el corazуn de la doncella y lo pusieron en la copa, junto con granos de maнz y de incienso, y entregaron la copa a Toshkuekuesh, diciйndole: “He aquн lo que comerйis en adelante vosotros, los aztecas: maнz y sangra humana. Pues ya acabу el tiempo de los toltecas, y se acerca nueva ley y nuevo gobierno.”

3 Entonces el jefe de los nуmadas volviу con su gente y, tras relatarles todo lo ocurrido, trasladу su campamento hacia los lнmites de Tula, sabiendo que ya se acercaba su momento.

 

 

10

LA VENDEDORA DE BANDERAS

 

1 Al dнa siguiente, una nube cubriу la tierra; despuйs lloviу. Dнa y noche sorbiу agua la tierra, pues estaba seca y sedienta. Brotaron luego diferentes frutos y reverdecieron las plantas. Sembraron los toltecas, y al llegar a los veinte y a los cuarenta dнas, se abultу la mazorca. Muy pronto se dio el maнz ese aсo.

2 Los toltecas se pusieron muy contentos; agradecidos del cruel Teskatlipoka, comenzaron a ir tras sus cуmplices y a participar en sus ceremonias. Pues aquel les instruyу diciendo: “Sуlo de este modo mantendrйis calmados a los dioses: si son abiertos los hombres y despojados de su piel.”

3 Se dice que en un lugar llamado El Despeсadero fue donde por primera vez perpetraron sus prбcticas. Estaba allн una mujer de la naciуn otomн que preparaba en el rнo hojas de maguey. Tomбndola Teskatlipoka, la sacrificу y desollу, y revistiу con su piel a Shiu’masatl, venado precioso, uno de sus seguidores, quien de ese modo fue el primer sacerdote de Shipe Totek.[66]

4 Por todas partes se regу el culto, pues los pobladores habнan sufrido en exceso y estaban persuadidos de que, mediante ofrendas de sangre, habrнan de conjurar el hambre. Era tal su entusiasmo, que muchos se ofrecнan voluntariamente para ser inmolados.

5 El primero en ofrecerse fue un pobre guerrero que andaba penando por la ciudad. Йl gastу el resto de sus bienes en un banquete de aves y panes para sus amigos, y luego se llegу hasta la fuente de Chapultepec, donde estaba una viejecilla que vendнa banderas de papel, le comprу una bandera y fue con ella a ofrecerse en sacrificio. Entonces le cortaron su cabeza y la clavaron en una estaca. La viejecilla era el propio Teskatlipoka, quien de tal modo seducнa a los hombres con promesas de perennidad.

6 Aleccionу tambiйn a ciertas mujeres, quienes se dieron a sн mismas el nombre de Madres de las Inmundicias[67]. Estas aparecieron primero en la tierra de los cuextecas, donde capturaron a varios hombres y los trajeron en peregrinaciуn a la ciudad de Tula. Y sus cautivos les servнan por maridos.

7 Cuando estaban llegando a la ciudad, hablaron con ellos y les dijeron: “Ya llegamos a Tula. Con certeza entraremos en la tierra y haremos una fiesta. Hasta ahora nunca ha habido flechamientos humanos como ofrenda, pero nosotras iniciaremos la costumbre, nosotras os flecharemos.” Al escuchar esto, los cautivos rompieron a llorar.

8 Llegadas a la ciudad, las mujeres celebraron una fiesta en honor a la Madre de la Inmundicias. Y tomando a dos de sus cautivos, les tiсeron los cuerpos de azul, les adornaron con ricas joyas y los ataron a un madero. Luego danzaron en torno a ellos y cantaron una canciуn que decнa:

9 “ЎFlйchalo, flйchalo, flйchalo otra vez! Y eso sin dejar de danzar, porque asн es propio de los buenos guerreros, de los escogidos para servir al hermoso Seсor. Como el Sol asoma sobre el bosque, al Oriente, asн asoma el guerrero flechador. De sн lo da todo el guerrero.”

10 En tanto cantaban, flecharon repetidamente a sus cautivos, hasta que estos murieron desangrados. Era la primera vez que se veнa este culto en la tierra.

11 Tales fueron las seсales pronosticadas por el astrуlogo Hueman como aviso del fin de los toltecas. Fue advertido el rey de todo lo ocurrido, pero йl no supo cуmo proceder, ъnicamente se dedicу con redoblado vigor a sus austeridades.

 

 

11

EL ROBO DEL ESPEJO

 

1 Otra seсal ocurriу. En un templo de Tula se guardaba una gran estatua de piedra en cuyo pecho habнa un espejo de obsidiana que los toltecas apreciaban mucho, pues por su medio era posible hablar con Ometeotl[68]. Este orбculo estaba custodiado por guardianes.

2 Cierto dнa entrу en el templo Teskatlipoka, y haciendo uso de su arte mбgica, soplу sobre los guardianes y los durmiу con un profundo sueсo. Luego se llegу a la sala del orбculo, golpeу la estatua, la derribу por tierra y la hizo pedazos. Finalmente, tomу el espejo de obsidiana, lo echу en su morral y lo llevу consigo a ciertas habitaciones subterrбneas donde moraba.

3 Al despertar, los guardias buscaron el espejo por todos lados. Estaban muy ocupados, cuando entrу una anciana en el templo y les dijo:

4 “Hijos mнos, lo que buscбis yo sй donde estб. He aquн, lo tienen mi Seсor Teskatlipoka, el cual me ha enviado para que os muestre el sitio. їNo lo veis? Pues se encuentra guardado en lo profundo, debajo de esta sala.” Con burlonas palabras se mofу la vieja, y antes de que pudiesen capturarla, ya habнa desaparecido.

 

 

12

EL NIСO BLANCO

 

1 Otro prodigio realizу. Habнa al poniente de la ciudad un cerro en cuya cima apareciу un niсo blanco, muy rubio y hermoso, de gran tamaсo, el cual permanecнa sentado sobre una peсa. Se asombraron al verlo los comarcanos y se dijeron: “ЎHermanos! їQuй es esto?” Le espiaron, hasta que lograron capturarle. Entonces lo llevaron a Tula para mostrarlo al rey.

2 Pero, al ponerlo en medio de la ciudad, el niсo comenzу a cambiar, su belleza se transformу. Abriу su boca, la cual era extraсa y sin dientes, y de ella comenzу a salir una sustancia de olor penetrante, como suciedad. Viendo lo cual, Se Akatl ordenу: “ЎLlevad esa apariciуn, por cualquier medio, hasta el lugar de donde fue tomada!”

3 Pero, al tratar de moverlo, aquel ser comenzу a rebelarse con la fuerza de un dios, arrojando al suelo a sus captores, y creciу mбs aъn. Entonces lo mataron, lo abrieron y lo observaron por dentro. No tenнa corazуn, nada de entraсas ni de sangre. Y al punto comenzу a pudrirse su cabeza, de modo que un gran hedor saliу de ella y se expandiу por la ciudad, contaminando a los toltecas.

4 Al ver esto, lo ataron con una red e intentaron arrastrarle, mas no pudieron. Aunque estaba muerto, el ser rompiу las cuerdas con que lo sujetaban, se levantу de la tierra y comenzу a caminar por la ciudad, hollando y arrastrando a todos cuantos encontraba a su paso.

5 Por en medio del aire se oyу entonces una voz que gritaba: “ЎEs preciso enterrar este muerto! Ў Sea arrastrado, pues su fetidez causa la muerte!”

6 Fueron los toltecas con cuerdas nuevas e hicieron intentos por capturarle, pero no lo consiguieron, pues el peso y el tamaсo del niсo iban en aumento. Muy fбcil habнa sido traerlo a la ciudad, pero sacarlo de ella era ahora imposible.[69]

7 De nuevo dio voces el pregonero, diciendo: “ЎVenid todos, hermanos, tomemos este ser! ЎTraed con vosotros vuestras redes para echar lejos la muerte!”

8 Se congregaron todos los ciudadanos, jуvenes y ancianos, y a gritos se animaron a capturarle, lo ataron con ocho cuerdas gruesas y tiraron con fuerza[70]. Pero las cuerdas se rompieron, y aquellos que tiraban de ellas rodaron por el suelo, atropellбndose entre sн. En la confusiуn, algunos perecieron.

9 Por tercera vez se escuchу una voz en el aire que aconsejу a los toltecas de este modo: “ЎHermanos! Para que la muerte sea arrancada de nosotros, es preciso cantarle su canciуn.” Y Teskatlipoka, que andaba en medio de la multitud y era quien daba las voces, dirigiу el canto que decнa: “ЎБtalo, muйvelo, йchalo al mar! ЎSea arrojado lejos el comedor de inmundicia!”

10 A fuerza de cantos lograron al fin moverle. Entonces lo arrastraron hacia la laguna que estб junto al Cerro de las Peсas, con el propуsito de echarlo en ella. Y eran muchos los curiosos que se habнan congregado para asistir al paso del gran niсo.

11 Pero, una vez llegado al agua, aquel ser se animу nuevamente, dio un salto sobre el suelo y se despegу de la tierra[71]. A lo alto ascendiу, llevando enredados entre las cuerdas a muchos que, por arrastrarlo, se habнan aproximado.

12 Y un gran nъmero de quienes olieron la fetidez que emanaba del ser, cayeron luego enfermos y murieron. Por todas partes se regу la epidemia, pues el olor habнa abrumado a todos con su hediondez. Por donde el viento lo llevу, pasу la muerte, y quedу grandemente desolada la tierra.

 

 

13

EL NIGROMANTE

 

1 No contento con el mal causado, urdiу el hechicero otro plan para engaсar a los de Tula. Aprovechando que era dнa de mercado, se detuvo en la mitad de la plaza, de modo que todos le vieran, y en su mano izquierda apareciу un pequeсo hombrecillo artificial que bailaba. Viendo esto los comerciantes, se agruparon en torno al mago para admirarle. Por ver el prodigio acudнan en tal confusiуn, que unos a otros se pisoteaban y magullaban.

2 En cierto momento una voz cruzу por el aire, increpando a la multitud: “їQuй significa esto, hermanos? ЎEs magia lo que hace bailar a ese ser! ЎMirad, es un hechicero! ЎMatйmosle, golpeйmosle de inmediato!”

3 Asн lo hicieron. Todos se alzaron y, con golpes de piedra, hicieron perecer al mago. Allн donde cayу, junto con su hombrecillo, allн lo lapidaron. En su ardor, no comprendieron los toltecas el mal que hacнan.

4 Entonces se oyу de nuevo la voz que gritaba: “їQuй hacйis, pecadores? їPor quй habйis hecho mal a ese sabio anciano? ЎEnloquecidos os tienen los dardos del demonio!”

5 En ese momento se oyу el aletear de un ave en el cielo, y pasу sobre la plaza una garza blanca cuyo cuerpo estaba atravesado por una saeta. Volaba algo lejos de tierra, pero era visible para los mercaderes, los cuales miraban asombrados hacia arriba.

6 Al mismo tiempo, vieron arder a lo lejos la gran cadena de montes que se llama Zacatepec, la cual se incendiу por sн misma con grandes llamas.

7 Se alborotaron los toltecas al ver estas cosas, y dando gritos, se decнan: “ЎOh, hermanos! ЎYa se acaba nuestra fortuna, ya perecemos! ЎSe va el mundo de la cultura, regresa para nosotros la barbarie! ЎAy de nosotros, desdichados! їAdуnde iremos para estar a salvo?”

 

 

14

INUNDACIONES Y PLAGAS

 

1 Pocos dнas despuйs, cayу sobre Tula una enorme piedra, y llovieron innumerables pedrezuelas sobre sus moradores, lo cual tuvieron por milagro.

2 Mientras esto ocurrнa, se desatу una tormenta y comenzaron a caer muchos aguaceros, con tal violencia, que destruyeron grandes edificios. Casi cien dнas estuvo lloviendo sin cesar, por lo que pensaron los toltecas que habнa llegado la hora de su destrucciуn.

3 Oraron a Tlalok, pidiйndole que, en su gran misericordia, aplacase las aguas. Entonces escampу.

4 Pero, tras el agua, una plaga de langostas se abalanzу sobre la tierra y devorу toda planta verde. Y tras las langostas cayeron gusanos, gorgojos y sabandijas, que por todas partes lo devoraron todo.

5 Por causa de estas plagas, todos los graneros del reino quedaron destruidos. En cuanto al resto de los alimentos, los que no habнan sido devorados por las sabandijas, se volvieron acedos y fermentaron, que nadie los podнa comer. Y cundiу el pбnico por causa del hambre. Gran engaсo y burla hizo Teskatlipoka, y costу muchas vidas a la naciуn.

 

 

15

LAS MIGRACIONES

 

1 En medio de estas calamidades, se escuchу la voz de un sacerdote que iba por las provincias del reino con su bбculo y a todos exhortaba de este modo: “ЎHermanos! Estas son las seсales de los dioses, quienes estбn airados contra nosotros porque no les hemos dado suficiente alimento. ЎCondenado estб el reino, corrompida la tierra! їAdуnde ir en este dнa aciago?

2 “Desamparemos las milpas, sellemos nuestras casas y salvemos la vida. Porque si permanecemos atados a la ciudad, sуlo males, calamidades y ruinas podrб traernos el tiempo. No es posible escapar de la ira del Cielo ni conjurar las palabras de la profecнa.”

3 Con tales palabra atraнa a los toltecas, convenciйndoles para que le siguieran y ofreciйndose como guнa para ponerlos a salvo en tierras de descanso. Viendo los afligidos moradores cуmo su calamidad crecнa, muchos tomaban por bueno su consejo y, abandonando sus bienes, iban tras el sacerdote – quien no era otro que Teskatlipoka -, unos hacia el norte, otros por el rumbo del poniente.

 

 

16

LA DANZA DEL JARDНN

 

1 Viendo que sus propуsitos no se consumaban, dispuso el hechicero una maldad final. Tenнa el rey unos jardines en las inmediaciones de Tula que se llamaban Shochikalko, casa de las flores, los cuales estaban a cargo de un oficial llamado Tekiwa, trabajador. Este hombre fue emboscado por Teskatlipoka, quien le matу y ocultу su cadбver entre las caсas.

2 Luego, adoptando la apariencia de Tekiwa, enviу un heraldo a los toltecas con el siguiente anuncio: “ЎCiudadanos, poneos en movimiento! Os esperan en la regiуn de los jardines Tekiwa y sus jardineros, a fin de trabajar en los mantenimientos. Una vez terminada la obra, habrб panes y vino, y danzaremos al ritmo del tambor.”

3 Se juntaron prontamente muchos toltecas y acudieron a la propiedad del rey con sus instrumentos de labranza. Con ellos iban sus esposas y sus hijos, todos acudieron. Cuando hubo terminado el trabajo, los jardineros repartieron vino y tocaron sus tambores, y todo el pueblo comenzу a danzar.[72]

4 El ardor de la danza fue creciendo bajo las instrucciones del hechicero. Era su canto un canto nuevo, cuyas palabras se alargaban en una lengua que nadie comprendнa. Subнa el canto haciendo olas, el canto del sueсo, deslizбndose como un embrujo sobre la muchedumbre, y todos lo seguнan.

5 Comenzу la danza hacia la puesta del Sol, y a la media noche resonaron las trompetas. Entonces el movimiento de los hombres se hizo mбs frenйtico. Bailaban los toltecas, hechizados, sin tener en cuenta que, poco a poco, iban siendo conducidos al despeсadero. Saltaban, embriagados, sin mirar en lo que hacнan. Cuantas veces el jardinero entonaba su canto, se arremolinaban entre sн y se empujaban al hueco.

6 Habнa sobre la barranca un puente de piedra en el cual se habнan congregado muchos danzantes. En cierto momento, dando un gran grito, quebrу el hechicero los cimientos del puente, de modo que cayeron los hombres al abismo y allн quedaron enterrados.

7 Y viendo que algunos trataban de escapar trepando por los muros, tomу Teskatlipoka una maza con la cual rompiу la cerviz de quienes llegaban arriba. Muchos, innumerables hombres murieron por su mano.

8 Para rematar su obra, fue luego a los diques que protegнan la huerta y destrozу sus cimientos, de modo que penetrу violentamente el agua en los jardines y perecieron ahogados los toltecas junto a sus instrumentos de labranza.

 

 

17

EL CIERVO DEFORME

 

1 Informado de estas calamidades, y viendo que era inъtil toda la penitencia que de continuo llevaba a cabo en la oscuridad de la noche, pidiу Se Akatl consejo a sus ministros. Ellos concluyeron que, para aplacar la ira del cielo, era necesario que se reunieran todos los pobladores, hombres, mujeres, niсos y ancianos, sacerdotes, nobles y guerreros, pues todos habнan pecado; y que demostrasen con sus lбgrimas que estaban arrepentidos de sus transgresiones.

2 Asн se hizo. El dнa seсalado se reuniу una gran multitud. Cada uno llevaba, de su miseria, un pedacito que arrojar al fuego. Hacia el atardecer sonaron los tambores, se formу el ejйrcito y los sacerdotes asperjaron los sahumerios. Se Akatl, investido con sus atributos reales, subiу a lo alto del templo de Mishkoatl y clamу desde su corazуn:

3 “ЎOh, Seсor nuestro, valeroso y humano, bajo cuyas alas encontramos abrigo! ЎTъ, que eres viento y tinieblas, tъ que eres la paz! Vengo con dolor a decirte cуmo estamos a oscuras aquн, en la ciudad, sin razуn ni sentimiento. Ya no se saludan los vecinos entre sн, ya nadie tiene presente a los demбs. Todos estamos como ebrios, ofuscados y sin esperanza de ayuda alguna.

4 “ЎOjalб fuese esta tribulaciуn de guerra, la cual procede del calor del Sol! Pues en ese caso, sintieran los valientes gran placer y danzarнan. Pero no, las muestras de tu ira han caнdo sobre nosotros y nos han atado las fuerzas del mal, bajo cuyo asalto estamos prestos al pecado.

5 “ЎOmeteotl! En tu mano estб dar sosiego y dulzura, riqueza y prosperidad, pues tъ sуlo eres el Amo de lo bueno. Te suplico que tengas misericordia para con tus siervos, danos un poco de tu ternura, que en verdad tenemos necesidad de ella. Te pido algunos dнas de descanso para el pueblo, goce unas horas, como quien se alegra con la belleza de una flor que en breve tiempo se marchita y muere, y luego hбgase como tu corazуn ordena. Estamos confiando en tu respuesta, tъ, abrigo nuestro, prнncipe de las tinieblas[73], quietud y paz.”

6 Aun no habнa terminado Se Akatl su oraciуn, cuando entrу en la plaza un ciervo deforme, cuya cola arrastraba por el suelo. Dando bramidos, pasу junto a la multitud, que lo mirу espantada, y siguiу rectamente hasta donde estaba el rey. Allн, en presencia de todos, desapareciу. Esta visiуn fue tenida como una mala respuesta del Cielo.

 

 

18

CONSEJO SECRETO

 

1 Viendo estas seсales, los ministros comenzaron a desconfiar del rey. Y considerando que era su culpa la destrucciуn del pueblo, se reunieron en secreto para maquinar su salida de Tula, diciйndose: “ЎYa basta! El gobierno perece. Es preciso que йl deje su puesto y que nosotros tomemos firmemente el poder. їCуmo lo haremos, oh seсores?”

2 Entre los concertados estaba Teskatlipoka, disfrazando con un hбbito de sacerdote. Este tomу la palabra y dijo: “Йl es fuerte en sus austeridades. Sea, pues, asн: hagamos vino y dйmosle a beber, para que pierda la seguridad que le sostiene y deje la penitencia. Entonces podremos expulsarle.”

3 Los ministros estuvieron de acuerdo. Pero el malvado continuу: “Antes, seсores, es preciso que lleguemos hasta su retiro y le hagamos conocer su cuerpo.”[74]

4 ЎCуmo repetir lo que mutuamente se consultaron, con el propуsito de hacerlo asн! Ya les pesaba en su corazуn el orden de Ketsalkoatl y labraban, sin saberlo, la ruina final de los toltecas.

 

 

19

UN CONEJO EN EL ESPEJO

 

1 Seguidamente, fue Teskatlipoka a consumar su maldad. Tomando la apariencia de un viejecillo muy anciano y arrugado, se encaminу al palacio de Se Akatl, llevando envuelto, entre telas, un espejo. Estaba fabricado el espejo en una lбmina de obsidiana muy pulida, de una sola pieza y doble faz, y en ambas caras labrу el hechicero la figura natural de un conejo ensangrentado.[75]

2 Cuando llegу al palacio, dijo a los guardias: “Seсores, yo os saludo y os pido que avisйis al sacerdote: ‘Ha venido un anciano que desea mostrarte y darte a conocer tu propio cuerpo’.”

3 Le respondieron: “Vete, viejo, que no lo puedes ver, porque estб ayunando y tu presencia tal vez le cause enojo y pesadumbre.”

4 Pero йl dijo: “ЎDe cualquier manera es preciso que le vea!” Mucho insistiу, hasta que los guardias accedieron. “Aguarda aquн, que se lo diremos.”

5 Fueron, pues, a avisar a Se Akatl: “Seсor, un anciano ha llegado y desea verte. Le echamos para que se fuera, mas no quiere, diciendo que te ha de ver por fuerza. Asegura que ha venido para mostrarte tu cuerpo.”

6 “ЎMi cuerpo! – preguntу aquel - їQuй significa eso? їQuй es mi cuerpo? Observad primero lo que trae, entonces entrarб.”

7 Fueron al viejo y le ordenaron: “Antes de entrar, muйstranos lo que traes.” Pero йl no quiso. “No vine a mostrarlo a todos, sуlo debe verlo el Penitente. Id y decidle: ‘He aquн, el anciano insiste en venir en persona para darte a conocer tu propio rostro’.”

8 De nuevo fueron a Se Akatl llevando esta respuesta. Entonces йl ordenу: “Sea, entre acб y llegue hasta mi, que hace muchos dнas espero a un mensajero.”

9 Fueron los guardias y llamaron al viejo. Llegу este a la presencia del prнncipe, se inclinу ante йl y le y dijo: “Hijo mнo, sacerdote, yo te saludo y vengo a mostrarte tu cuerpo, tu propia carne.”

10 Saludу Se Akatl: “ЎSй bienvenido, abuelo! їDe dуnde vienes? Cansado estбs, rendido. їEres acaso el mensajero que espero?”

11 El anciano respondiу: “Hijo mнo: vengo de la Montaсa de los Extranjeros. Soy tu siervo y esclavo, y he venido para mostrarte tu imagen.”

12 Preguntу el prнncipe: “їQuй es eso de mi imagen? ЎMuйstramela, que yo la vea!”

13 Entonces Teskatlipoka desenvolviу el espejo y se lo entregу diciendo: “Este es tu cuerpo. Mнralo bien, que del espejo sale. Reconуcete a ti mismo, sacerdote, pues has de ver tu propia forma.”

14 Pero, al mirarse en el espejo, Se Akatl vio el conejo ensangrentado que en su interior estaba[76]. Lleno de espanto, arrojу el espejo y gritу: “їAcaso soy asн? їEs posible que en esa forma me haya visto mi pueblo? їPodrбn contemplarme sin espantarse o sin burlarse de mн? Antes, huirнan asustados, pues feo es mi aspecto, viejo y arrugado mi rostro, hundidas las cuencas de mis ojos, hinchada mi carne y deforme mi figura.”

15 Entonces se amargу Se Akatl en su corazуn y, tras quedar en silencio largo rato, decretу: “ЎNunca mбs me verбn mis sъbditos! Aquн, en el templo, quedarй encerrado para siempre. La oscuridad serб mi velo y los sуtanos mi refugio, no volverй a ver la luz. ЎVete, viejo! Me has apesadumbrado.” Al escuchar estas palabras, Teskatlipoka se despidiу de йl y saliу.

 

 

20

EL TOCADO REAL

 

1 Se rumorу la noticia de que el prнncipe ya no salнa de su palacio ni para cumplir con sus obligaciones, y que pasaba los dнas en la oscuridad de los sуtanos. Los toltecas se sintieron desamparados y comenzaron a reclamar su presencia.

2 Se concertaron entonces los ministros con el propуsito de obligarle a salir, y Teskatlipoka, que estaba entre ellos, les dijo: “Ha llegado el momento de avisar al oficial de pluma para que componga el maquillaje real.”

3 Notificaron, pues, a Omekoyotl, dos coyote, el oficial de pluma: “El Seсor tiene necesidades de tus oficios. Ve y ayъdalo a aparecer en pъblico.” Йl respondiу: “Sea en buena hora, seсores. Voy a verle.”

4 Fue luego al templo donde Se Akatl se ocultaba y le dijo: “Prнncipe mнo, sugiero que salgas a fin de que te vean tus sъbditos.”

5 Pero йl respondiу: “No, porque no quiero que me miren y huyan espantados.”

6 Insiste el oficial: “Eso tiene remedio, yo he de componer tu imagen con afeites y plumas. ЎTe verбs radiante!” Mucho insistiу, hasta que el rey accediу. “ЎHas como dices, abuelo!”

7 Entonces Omecoyotl le ciсу su insignia de plumas, puso sobre su rostro una mбscara verde y, tomando pintura roja, tiсу sus labios. Tambiйn tomу amarillo para decorar sus mejillas y le pintу unos colmillos. A continuaciуn, adornу su barba y sus cabellos con plumas preciosas, le puso una tъnica fina y calzу sus pies. Finalmente, hizo traer un espejo.

8 Cuando Se Akatl se vio, quedу muy contento de sн y al punto abandonу la habitaciуn donde se ocultaba. Entonces Omekoyotl enviу a decir a los nobles: “Ya hice, seсores, conforme a vuestra voluntad.”

9 A los que respondiу Teskatlipoka: “ЎExcelente! Ahora me encargo yo.” Y, poniйndose de acuerdo con uno de sus ayudantes, apodado Toltekatl, artнfice, ambos se pusieron en movimiento.[77]

 

 

21

LA EMBRIAGUEZ

 

1 Tenнa Se Akatl una propiedad en Shonapakoyan, en el бngulo del rнo, donde se preparaban los alimentos que eran consumidos en la corte, la cual estaba a cargo de su mayordomo, Mashtlaton, braguerito.

2 Teskatlipoka y su ayudante fueron a la casa de Mashtla y pernoctaron allн. Tenнa este dos hijas vнrgenes dedicadas al servicio de Ketsalkoatl, y era muy celoso respecto a su crianza. Al ver llegar a los forasteros, las encerrу en un aposento y luego atendiу sus negocios. Pero este hecho no quedу oculto para Teskatlipoka.

3 Los mensajeros le pidieron provisiones; tomando verduras, tomates, chiles y mazorcas de maнz, aderezaron diversos platillos. Tambiйn le pidieron leche de maguey, y en solo cuatro dнas compusieron vino y lo recogieron. Y le echaron dentro unos panales de miel de abeja y ciertos hongos embriagantes.[78]

4 Luego ambos adoptaron la apariencia de unos santos peregrinos y fueron a Tula llevбndolo todo: las especias, las frutas y el vino reforzado. Al llegar al palacio real, pidieron ser introducidos. Dos veces, tres, volvieron, sin ser recibidos.

5 Por fin, los guardias les preguntaron de dуnde eran, a lo que respondieron: “Del Monte de los Sabios procedemos, Ўoh seсores!, y traemos un presente para el Penitente.” Oyendo este recado, Se Akatl ordenу: “ЎQue entren!”

6 Ellos entraron a las habitaciones reales, lo saludaron y le pusieron delante su presente. Se Akatl preguntу: “їQuiйnes sois, abuelos? їPor quй habйis venido? їAcaso portбis con vosotros cierta respuesta del Cielo que espero desde hace muchos dнas?”

7 Le respondieron: “Somos artнfices de la Tierra del Arte, Ўoh sacerdote!, y hemos venido para darte un mensaje. Pero antes, debes comer.”

8 Dudaba Se Akatl en comer, pero al fin probу un bocado y quedу muy contento. Cuando hubo comido, le pidieron los peregrinos nuevamente: “Bebe. Hemos preparado para ti este nйctar de blanco color. Bebe, te rogamos, el vino.”

9 Pero йl se negу: “No beberй, Ўoh ancianos!, pues soy ayunante y no estoy acostumbrado. Quizб este nйctar sea embriagante o mortнfero, y mi cuerpo, como veis, estб dйbil, mis miembros apenas sostienen.”

10 Entonces ellos le dijeron: “Precisamente, Seсor, esta es buena medicina, muy saludable y sabrosa. Se alegra el corazуn de quien la bebe.” Y como el prнncipe se resistiу aun, le rogaron: “ЎPruйbalo al menos con tu dedo meсique y verбs que cesarб tu tristeza! Es vino bueno.”

11 Probу Se Akatl con su dedo y quedу incitado a beber. Dijo: “ЎAbuelos! Os acepto tres raciones mбs.” Pero le respondieron los pйrfidos: “Has de beber cuatro, sacerdote, pues asн se usa en nuestra tierra.”

12 Bebiу el rey y, llamando a sus pajes, les ordenу que ellos tambiйn bebiesen. Cuatro libaciones sirvieron a cada uno, y al presentarles la quinta, les rogaron: “ЎServios aъn, en honor a vuestra grandeza!” De ese modo tomaron vino de hongos hasta quedar enteramente borrachos.[79]

 

 

22

LOS CAMPOS DEL SOL

 

1 Perdiу el sentido Se Akatl y quedу como desvanecido. Su alma en йxtasis experimentaba el mбs profundo gozo, y en su alegrнa cantу: “He bebido, seсores, vuestro licor reforzado. Mi corazуn saborea la espuma de las flores. Embriagada estб mi alma con gozo de hierba que transporta el sentido. ЎOh, viejos que tenйis flores y banderas de plumas! Sois en verdad dueсos de tesoro escondidos. ЎCautivбis los corazones, oh abuelos!”

2 Viйndolo asн, Teskatlipoka le dijo: “Seсor, has bebido, te has embriagado; ya estб curado, ya no tiene forma tu corazуn[80]. їRecuerdas ahora tu trabajo y tu fatiga, tu muerte y tu partida al Mundo del Esplendor?”

3 “ЎMi muerte! – exclamу Se Akatl - їQuй palabras son esas? їAdуnde debo ir?”

4 Le respondieron: “Por fuerza has de pisar aquel paнs, el mundo del color rojo, del negro color[81]. Allб te espera desde el comienzo del tiempo un anciano seсor, tu verdadero padre. El te darб en herencia un reino nuevo, mejor que este que aquн posees.”

5 Se admirу grandemente Se Akatl por las palabras del anciano y quiso saber mбs. “їDe quй hablas, abuelo? їQuй rey es este y de quй reino? їY por quй es preciso que vaya yo con йl? Una vez allн, їquй serб de mi pueblo?”

6 Le respondiу Teskatlipoka: “Mira, prнncipe: ese seсor es el Sol que nos alumbra, y su reino, el campo mбgico de las infinitas mariposas[82], allн donde sus mъsicos y sus danzantes le alaban de continuo. Cuando llegues a su presencia, entre vosotros hablarйis y os comprenderйis. Cuerpo tendrбs entonces de mancebo, y como niсo, asн te tornarбs.”[83]

7 Al oнr estas palabras se asustу el corazуn de Se Akatl. “ЎViejos, no deseo ir allб! ЎYa no quiero mбs de vuestra medicina!”

8 Pero le insistieron, diciendo: “Seсor, bebe aъn un poco. Mira que es nйctar de Dios, y si no lo bebes, despuйs tendrбs ardiente anhelo y no podrбs satisfacerlo.[84]

9  “Mira, Penitente: tus sъplicas han sido escuchadas. Yo sй cuбnto deseas la partida a aquella tierra tan lejana de la nuestra. Por ello vives en penitencia y tienes esta falta de бnimo. Con la medicina que te hemos dado triunfarбs en tu intento y tendrбs la vitalidad necesaria para emprender la gran jornada. Y como premio, olvidarбs todas las fatigas y trabajos de esta vida, los males que sufriste junto con tu pueblo y tu condiciуn mortal.”

10 Dudaba el rey, preguntбndose en su interior si acaso era esta la respuesta que habнa estado esperando. Pero, viendo descubiertos sus нntimos pensamientos, confesу: “Es cierto, abuelos, no sabйis cuanto lo anhelo. Es mi ardiente esperanza hacerme inmortal y emprender la jornada de la vida perpetua. Y para ese fin, me he concentrado en inimaginables empeсos.”

11 Entonces le ofrecieron de nuevo: “ЎToma un poco mбs de vino! Pero si no quieres ya probarlo, al menos ponte un poco de йl sobre la frente.” Y asн que estuvo del todo ebrio, le pidieron: “Sacerdote, canta ahora tu canto.”

12 Estas fueron las palabras que cantу: “Mi casa de plumas de quetzal, mi casa de doradas plumas, el templo de las caracolas he de dejar.”[85]

 

 

23

EL RAPTO DE LA PRINCESA

 

1 Entonces recordу Se Akatl a su hermana, la princesa Ketsalpetlatl, estera preciosa, la cual estaba recluida en el templo de las mujeres. Y ordenу a los ancianos: “ЎId y traed con vosotros a mi hermana mayor, para que juntos bebamos y cantemos!”[86]

2 Fueron, pues. Entrando Teskatlipoka en la habitaciуn de la doncella, echу su aliento sobre ella y le dijo: “ЎYo mismo, cuyo nombre es Tinieblas, el de las nueve regiones de lo profundo, te lo ordeno! ЎVen, sueсo encantado, duйrmela, llйvate a mi hermana a las nueve regiones![87] Te lo exijo yo, el ser doble, que tuerzo mis coyunturas[88] y levanto mi voz temible a todas partes.”

3 Cuando la princesa estuvo dormida, Teskatlipoka llamу a su ayudante y le ordenу: “ЎVen, sacerdote Se Tekpatl! Verifica si la princesa duerme y llйvala contigo, pues no ha de amar a otro ni sentirб deseos de ninguno, sino de su propio hermano.

4 “Llйvala al centro de la tierra, a los sitios profundos, y rodйala de nieblas, para que nada sienta, aunque la muevas hacia los cuatro rumbos, para que no sepa reconocerme a mн, la guerra, para quien todo es burla, que a todos escarnezco, convirtiendo a unos en otros y haciйndoles quedar insensibles. Pues al que quiero, le entrego, borracho, a las tinieblas del sueсo.”

5 Entonces el ayudante tomу a la doncella de la mano y ella le dijo mansamente: “Sea como quieras, abuelo y paje mнo; vamos allб.”

6 En cuanto a los guardias que custodiaban la casa de las doncellas, Teskatlipoka invocу sobre ellos el sueсo y todos cayeron en profundo letargo.

 

 

24

KETSALPETLATL

 

1 Cuando llegу la princesa, saludу a Se Akatl y le dijo: “Hermano, vengo de los ceibales del ocelote, del palacio de los tormentos[89]. Soy Ketsalpetlatl y he traнdo un canto para mi seсor.”

2 Йl le devolviу su saludo, diciйndole: “ЎAlйgrate, doncella! Da placer a tu risa, pon bondad en tu corazуn, porque hoy es momento de gozo para todos, tiempo de dar color a nuestros sentimientos.”

3 Entonces le fue asignada una preciosa estera junto al rey, le dieron de comer y le ofrecieron cuatro tazas de vino, reservando la quinta en honor a su grandeza. Y para dar mъsica a su alegrнa, los viejos cantaron: “ЎOh tъ, estera florida, hermana mнa! їAdуnde fuiste en un dнa de ayuno? ЎOlvнdalo, embriбgate ya!”

4 Despuйs de embriagarse perdieron toda razуn. Ya no pensaron: “Somos ascetas.” Ya no recordaron la hora del baсo nocturno, las espinas, la estera de serpientes, el silencio. Ya nada hicieron, en soledad, al alba.

5 Se desatу entonces lengua de Se Akatl y cantу: “En el cristalino seno donde nacen los deseos te anhelo, oh mujer. Fatigado estoy por la pena de tu amor. ЎVen en mi ayuda, hermana mнa, divina, con tu falda de serpientes! Eres hermosa, en verdad, como diosa. Quiero tenerte, no maсana ni pasado maсana, Ўahora!  

6 “Yo, el joven guerrero, esplendente como Sol, con la hermosura del alba, їacaso soy un ser cualquiera? ЎNo! Yo nacн, yo vivн por el florido, por el transparente sexo femenino. En verdad, tъ eres digna de ser reverenciada como diosa, madre, hermana. Eres bella cual ninguna en el mundo. Este anhelo de amor me ha hecho llorar. ЎTe quiero ahora!”[90]

7 Por fin el sueсo les rindiу. Entonces los hechiceros entonaron la segunda parte de su canciуn: “ЎVed! El de las joyas de turquesa, el de las piedras azules, el Hombre, aquн yace, yace, yace sin sentido. ЎVed! Con su mano enlaza una mujer.”

8 Y para burlarse de Ketsalpetlatl, cantaron su tercera canciуn: “їQuй has hecho, estera florida, mi hermana mayor? ЎTъ, la guerrera, corazуn de piedra, mujer incapturable! їHas tomado prisionero, has atado al hijo de los dioses?”[91]

 

 

25

EL DESPERTAR

 

Cuando amaneciу, Teskatlipoka dijo a su ayudante: “Es hora de que despierten”. Entonces se acercу a los durmientes y pronunciу sobre ellos este conjuro:

“He aquн, os llamo desde el centro del mundo y desde los cuatro rumbos, para que cese el encantamiento con que os transformй y dominй, y salgбis de las profundidades del sueсo y la niebla. ЎRegresa, regresa! Ya se va vuestro sueсo, ya regresбis. Os lo ordeno yo, embriaguez de la noche.”

Se ensombreciу el rostro de Se Akatl al despertar, y exclamу: “ЎDesdichado de mн! He transgredido. їCуmo hacer para volver atrбs? їCуmo limpiar la mancha que echй sobre mi cuerpo?”[92]

Se lamentу tambiйn la princesa: “ЎOh, hermano mнo! Con vino blanco de maguey nos transportaron estos preciosos viejos. їDуnde estoy? їQuй hemos hecho? En manos ajenas he estado yo, avecilla, collar de jades. Sуlo soy una mujer, y tъ no me estimaste. ЎOjalб mi corazуn disfrutara y fuese bienvenido el placer! Sуlo vine a cantar, y tъ me has embriagado.

“ЎMuera yo ahora! Ya nada sй. Envнame, pues, al abrigo de mi madre, para que estй en paz y pueda descansar.” Entonces йl la enviу de vuelta al templo de las doncellas.

Al llegar al templo, la joven cayу sobre su rostro y dijo a su madre: “Vengo de arriba, madre, del palacio de las piedras preciosas. Allн he sido engaсada, allн fue menospreciada mi alma. Al hablar en mi interior, sуlo pienso: he aquн, soy como mujer de venta. Hastiado de mн estб mi corazуn. їAcaso los que viven en abominaciуn comiencen a pasar por aquн? ЎCastнgame por ello, madre mнa!”

 

 

26

LA DIOSA DE LAS AGUAS

 

En un muro de la casa real estaba pintada una imagen de Chalchiu’tlikue[93], la seсora de las aguas. Inclinбndose ante ella, Se Akatl orу: “їQuй harбs conmigo, madre, oh tъ, vestida de jades? Limpia mi ser humano en algъn lugar de remolinos, allб, donde se depositan las corrientes y fluye el movimiento. Purifнcame, Ўoh espнritu de las ondas!

“Vengo ante ti con mis miembros abatidos. їNo he de merecer tu compasiуn? Mira la piedra embrutecida, el leсo embriagado[94]. їAcaso quieres daсar para siempre a tu hijo?”

En ese momento se animу la imagen sobre el muro, y con sonido de corrientes que chocan, envuelta en sus resplandecientes vestiduras, apareciу la diosa en todo su esplendor. Se Akatl, abrumado, cayу a sus pies.

La apariciуn, mirбndolo fijamente, le dijo: “ЎMi varуn, tъ, el dueсo de un rostro! їCуmo no te avergonzaste de burlar a tu pueblo? їAcaso olvidas, ignora tu corazуn que he sido yo quien te rompiу la abstinencia? їNo sabes que allб, en tu cбmara de jades, conmigo, con Shochiketsal[95], dormiste?

“Vine yo como hermana, vine a felicitarte, Ўy mansamente aceptaste mi cuerpo humano! Arrojй sobre ti mis vestidos, Ўy te dormiste, manso, entre mis brazos!

“Mi varуn, їcуmo no te dio pena atarte a un cuerpo humano? Ahora, por ello has de partir. ЎSi, te irбs! Aquн sуlo vine a capturarte, a interrumpir tu vida. Aquн concluye para siempre tu poder; Ўno pasarбs!”[96] 

 

 

27

LA EXPULSIУN

 

La noticia de la embriaguez circulу rбpidamente por la ciudad, pues Teskatlipoka fue por todas partes, levantando los бnimos con fingida vergьenza. Y los ministros del reino, escandalizados, acordaron poner fin al agravio. Todos estuvieron de acuerdo en que, para que no siguiese contaminando con su ejemplo a los toltecas, era preciso arrojar a Se Akatl.

Fue avisado al rey para que viniese a toda prisa a la sala del consejo. Entrу cabizbajo y doliente, y fue a sentarse en la silla real. Pero el gran ministro Chikomeshochitl, siete flor, interceptу sus pasos y le dijo:

“ЎDetente, sacerdote! їDуnde nos has herido? Precisamente en el lugar mбs нntimo. Hemos perdido la inocencia en tu pecado, Ўoh Nakshitl el florido! [97], en el pecado carnal de tus compaсeros.

“Ahora, Ўsal de nuestros lнmites! Te lo ordeno yo, el ministro Siete Flor. ЎVete rбpido, afrenta de tu pueblo! їAcaso ha olvidado tu corazуn que rompiste tu voto allб, en la cбmara de turquesa, junto al altar de piedras talladas? Allб te divertiste, allб fuiste embriagado, disipado. їQuй puedes alegar?

“ЎVe lejos, a mofarte de otras gentes! Y acompбсalo tъ, Madre nuestra, Seсora de la tierra. Ve a estorbar el camino de este sacerdote con estorbos de fuego. ЎSal sin protestas, mansamente deja el sitio! їAcaso hemos de esperar a maсana o a pasado maсana? ЎEnseguida, ahora te irбs! Si no te alejas, nosotros ya sabemos lo que contigo hemos de hacer.”

Al escuchar estas palabras, Se Akatl se retirу. Pero los ministros permanecieron reunidos a fin de determinar quй harнan con las responsabilidades del reino. Y Teskatlipoka estuvo conspirando, persuadiendo a unos e intimando a otros, a fin de que colocasen en el trono a cierto partidario suyo, un joven llamado Wemak, mano fuerte, el cual era pariente de Se Akatl.

 

 

28

EL ATAUD

 

Al abandonar la sala del consejo, Se Akatl recorriу la casa real, despidiйndose en su corazуn de las casas que amaba. Cuando llegу a sus habitaciones, encontrу que sus servidores y amigos se habнan reunido allн con el fin de consolarlo. Lleno de vergьenza, les confesу:

“Triste, abuelos, desolado estб mi corazуn. Ved a este mнsero niсo. Cual nube que se borra, asн fue disipado. Pasй por los jardines, penetrй en los salones, con flores se adornan los nobles entre sн. Mas, he aquн al mнsero niсo, disipado, esparcido, cual abanico de plumas en el viento.

“He bebido vino de hongos y mi corazуn se atormenta. Me siento solo en medio de la tierra. Me pongo a meditar y veo que no hay gozo, que no soy feliz. Sуlo muerte, sufrimiento en torno. їQuй me resta por hacer? Ya nada, en verdad, sуlo morir.

“ЎOh, vosotros, mis amigos y parientes! Aunque unidos estuvimos en el mundo cual flores en una guirnalda, aunque fuimos como cuentas en un mismo collar, todos, en verdad, estamos solos.

“їCуmo ir allб, cуmo entrar al mundo de Ometeotl[98]? ЎDifнcil, difнcil! їQuй camino lleva a la casa comъn, donde descansan quienes vencieron su cuerpo? Abandonado con mi tristeza he sido aquн. їAcaso hay vida allб, en el camino que lleva a la paz? їEn verdad mi corazуn lo cree?

“Tъ, Autor de la Vida, nos atrapas en un cofre. Tъ amordazas al hombre con ligas de espanto y le obligas a venir, aunque nadie le espera. Abandonados nos dejas aquн, acompaсados tan solo de nuestra incertidumbre.”

Entonces dio уrdenes para que la fuese preparado una caja mortuoria. Y viendo que sus servidores se resistнan a obedecer, les pidiу: “Amigos, ya basta, debo dejar la tierra. Haced que traigan para mн el cofre de piedra.”

Prontamente fue traнdo el cofre. Se tendiу Se Akatl en su interior y ordenу que fuese puesta su tapa. Con esto dispuso su espнritu para partir, por si algъn dios quisiese tomarlo.

Descansу en el cofre durante cuatro dнas; en tanto, sus amigos estuvieron velбndolo.[99] Pasado ese tiempo, y viendo que la muerte no acudнa a su llamado, clamу en alta voz: “ЎDivinidad, poder, escucha mi voz! Nadie en mi silencio. ЎYo os invoco, deidades, auxiliadme! Nadie escucha mi voz.” Oyйndolo gritar de este modo, sus servidores acudieron y le sacaron de la caja.

 

 

29

DESPEDIDA DE TULA

 

Decidiу Se Akatl abandonar para siempre la ciudad y el reino, a fin de llevar en tierras extraсas una vida errante. Seguidamente compuso las palabras de la canciуn que para salir de Tula cantу:

“Mala cuenta de un dнa fue en mi casa. Que los ausentes de aquн se conmuevan, lo he tenido por difнcil y peligroso. Permanezca y descanse sуlo aquel que tiene un cuerpo de tierra. En cuanto a mн, Ўyo no nacн para la servidumbre de las obras groseras!”[100]

Cuando cantу el Penitente, todos sus amigos se conmovieron y cantaron tambiйn: “En casa ajena aъn no se habнa entristecido mi Seсor. Serpiente Emplumada ya no lleva su cabellera de piedras preciosas, їquй ha ocurrido? Mas, їquizб en alguna parte permanezca puro el madero?[101] ЎAh, quй tristeza!”

Despuйs volvieron a cantar: “ЎOh, Ketsalkoatl, nuestro prнncipe! Jamбs se perderб tu nombre. Sola quedarб en pie tu casa de jades, el templo de las serpientes. Sola quedarб, erguida, la gran ciudad. Por eso sentimos deseos de llorar. Prнncipe nuestro, Ketsalkoatl, Ўjamбs se olvidarб tu nombre!”

Entonces йl les pidiу: “Basta, abuelos, ya me voy. Seguirй el camino ancho, el que se divide en dos, el que no tiene principio ni fin[102], y encontrarй el motivo por el que ayer llorу mi hermana. Buscarй, llamarй, tomarй lo que me pertenece, no maсana ni pasado maсana, Ўenseguida, ahora!”

Y les dio instrucciones respecto a sus propiedades. “Cerrad por todas partes, ocultad para siempre las riquezas que hemos descubierto. Tended un velo sobre nuestro recuerdo.”

Entonces ellos escondieron las cosas de valor en el precinto de las abluciones nocturnas y enterraron todas las joyas de plata y coral en lugares secretos. Ordenу tambiйn quemar los libros que no pudiesen transportar consigo, obras maravillosas, lo mejor del arte tolteca. Todo lo ocultу allб, en las barrancas de los montes, donde permanece.[103]

Asimismo, dio libertad a las aves preciosas que guardaba en su casa para que volasen por el cielo. Y les pidiу que, adelantбndose a su partida, fueran a esperarle junto al lнmite de las grandes aguas.

Luego tomу unas flautas de caсa y cantу las segundas palabras de su canciуn: “Aъn ha poco me llevaba en su seno mi madre - Ўella no fue cortesana de un dios! Hoy lloro.”

 

 

30

A LA SALIDA DE TULA

 

A la salida de Tula se detuvo y se sentу a descansar. Muchos habнan ido a despedirle, pero йl pidiу a todos que regresasen a sus casas, excepto un grupo de amigos que siempre le seguнa.

Tambiйn algunos vecinos, incitados por Teskatlipoka, se habнan reunido para escarnecerle, e hicieron violencia sobre sus seguidores, mofбndose de ellos y apedreбndoles. Viendo esto, se acercaron a Se Akatl y le preguntaron cуmo debнan responder.

Йl respondiу: “їNo me lo pregunto yo, acaso? La inquietud invade mi pecho. їDуnde estб nuestro refugio, dуnde nuestro mejor amigo? Consideradlo: їhay algo que no perezca sobre la tierra? Aquel por Quien Vivimos parece cansarse. No se atormente vuestro corazуn, amigos, no me inquietйis mбs, que, en verdad, apenas si me queda razуn.” Entonces dio la orden de marchar.

Estaba entre sus seguidores el joven llamado Wemak. Viйndolo dispuesto a partir, Se Akatl le empujу suavemente con la mano y le dijo: “ЎDetente, amigo! їAdуnde vas? Este mundo es la casa de las vнctimas. Yo he llegado a la sala de armas, tъ apenas te asomas a la puerta. ЎNo sigas, permanece allн!

“Solitario me voy; he sido tomado cautivo, como un pato, Ўlejos debo ir! Siguieron la pista de este pequeсo pato. ЎAh, con la hoja afilada se dieron gusto!”

En ese momento se le acercу un anciano de humilde aspecto, el cual, mirбndole fijamente a los ojos, le preguntу: “їQuй esperas, sacerdote? ЎPonte ya en movimiento! En la tierra del rojo y el negro, їno eres allб esperado? Allб encontrarбs la paz.” Al escuchar este consejo, Se Akatl partiу.

 

 

TERCERA PARTE

 

“Asн conocerбn que sois toltecas: si procurбis conocer por vosotros mismos el perfume del incienso,

 el color de las flores. Haceos toltecas: hombres de experiencia propia.”

Olmos, Wewetla’tolli.

 

1

LLANTO SOBRE TULA

 

Asн comenzу el exilio de Se Akatl, prнncipe de Tula. Con йl se fueron sus servidores, llevando el precioso legado de las artes toltecas: las sonajas, los tambores, las joyas y los libros que pudieron transportar consigo. En tanto marchaban, con flautas se iban acompaсando.

A una jornada de camino encontraron un sitio elevado donde habнa grandes piedras; allн hicieron alto para pasar la noche. Trepу Se Akatl a una peсa para sentarse sobre ella y apoyу sus manos sobre la cara de la peсa. Y dicen los viejos que en el sitio donde se reclinу, pueden verse sus huellas hasta hoy.

Desde ese lugar era visible, a lo lejos, la ciudad de Tula, donde ya comenzaban a arder las antorchas. Al verla, se conmoviу el Penitente y exclamу: “ЎCуmo quedarбn, desolados, tus patios y tus huertas! ЎCуmo quedarбn, vacнos, tus aposentos! ЎOh Tula, ciudad de la recta palabra: huйrfana has de quedar![104]

“Solitarios estarбn tus palacios de maderas finas. Callados, tus monasterios de columnas labradas. Tus pavimentos de turquesas se romperбn en pedazos y los templos de serpientes no serбn terminados. Al verte, dirб la gente: ‘ЎSe fue, la dejу abandonada nuestro prнncipe!’ ЎOh Tula, ombligo del mundo: huйrfana has de quedar!”

Al decir esto, no pudo contener su llanto. Grandes sollozos lo sacudieron y dos hilos de gruesas gotas, cual granizo, escurrieron por su rostro. Rodaron las lбgrimas y perforaron la piedra. Cual si fuese lodo, cual si su esencia se hubiese reblandecido, quedу estampada la piedra. Y aseguran los viejos que las marcas pueden verse hasta hoy; por eso el lugar es llamado Iksatepetl, cerro de la huella.[105]

 

 

2

EL NAGUAL

 

Toda la noche meditу sobre las cosas ocurridas. En tanto, sus servidores dormнan, extenuados por el camino del dнa. Hacia la madrugada, sintiу que el sueсo le vencнa. Entonces tomу Se Akatl su estera, la extendiу sobre la tierra y le dijo:

“Estera, mi asiento de ocelote, tъ que abres tu boca hacia los cuatro rumbos[106], pues tienes hambre y sed como yo, te conjuro por si se acerca el perverso, el burlador de hombres, ese agente de malos consejos, Ўdespiйrtame, protйgeme! їNo ves cuбn solitario y pobre he quedado, cuбn sin sentido vivo y en completa miseria?”[107] Diciendo esto, se echу sobre su estera y se durmiу.

Pero su nagual[108] apareciу en su sueсo y le dijo: “їTe quejas, corazуn? ЎHas nacido! їAcaso crees que por siempre permanecerбs sobre esta tierra, o eres tu propio amigo y quieres vivir tan sуlo para ti?

Le respondiу Se Akatl: “ЎOh, nagual, sй un dios para mн! ЎHazme a tu imagen, dame tu fuerza y alegra en mн tu vida, sй mi dios!

“їAdуnde voy? Ya se corta mi estancia sobre la tierra. Mi vida me es preciosa, yo existo, soy cantor, oro y guirnaldas esparcн, Ўy tengo que abandonarlas! Allб estб la casa en que vivн. En hileras, ordenadas, han quedado las columnas. їAcaso he tomado como premios plumas y jades? ЎNo! La soledad es mi premio.

“Era reconocido, tuve amigos, amaba. Pero ha llegado la hora de abandonarlo todo. їPodrй dejar mi alma como recuerdo a alguien? ЎNo! Solitario me marcho, cubierto mi corazуn de espinas.

“ЎOh dolor! Las plumas y los jades, las pinturas, cosas hechas con primor, Ўtodo se ha perdido! Me voy, y en ninguna parte sobre esta tierra encontrarй mi modelo.”[109]

Entonces su nagual le levantу del lecho, le mostrу el horizonte oriental, donde ya comenzaba a amanecer, y le dijo: “ЎDeja de cavilar, corazуn mнo! Allб, en el lugar de la cuenta final, en la tierra donde sin ira, sin sufrimiento, se vive una vida perfecta, їacaso hay memoria? ЎLevбntate, vuelve tu rostro hacia la regiуn de las espinas[110], al rumbo del nacimiento de la luz! Allб te espera el agua divina, la hoguera. Allб adquirirбs el poder y el reino, la flor hermosa.”

Al escuchar estas palabras, Se Akatl despertу, y su corazуn se sintiу reconfortado.

 

 

3

LA ENCRUCIJADA

 

Al dнa siguiente les condujo el camino a una encrucijada. Se Akatl y sus seguidores se sintieron cansados y determinaron pasar allн la noche.

Pero sus seguidores comenzaron a discutir, pues unos querнan rodear las montaсas, y otros pensaban en retroceder hacia alguna aldea o ciudad en busca de alimentos; no se ponнan de acuerdo. Viendo esto, Se Akatl tomу la palabra y les dijo:

“Compaсeros guerreros, yo os pregunto: їadуnde iremos? їQuй rumbo hemos de seguir? En verdad, incierto es nuestro destino. Respetables abuelos, yo os advierto: marchita ha de quedar la flor de nuestra insignia; la tenemos sуlo en prйstamo, y nadie se detendrб a mirar cуmo se extingue.

“Nos han pedido que nos echemos a un lado, que dejemos a otros nuestro sitio en la tierra. Nos han dejado solos en la encrucijada, frente a la indecisiуn y el desconcierto. ЎEstamos en prйstamo!

“El rumbo de la sabidurнa se torna escabroso ante nosotros, їy ya pensбis en volver sobre vuestros pasos? Meditadlo, amigos: en ningъn sitio sobre esta tierra encontraremos descanso.”

Despuйs de hablar asн, se retirу al bosque para orar. Toda la noche batallу. Hacia la octava hora se le acercу sigilosamente un hombrecillo muy flaco, con el cuerpo cubierto de cenizas, el cual le dijo:

“ЎAnimo, caminante! Tъ que te atormentas, tъ que tienes dolido el corazуn, їquй ganas con ello? Reflexiona: aquн se viene a penar. Si perecemos, їno serнa ello preferibleAunque te abandones tus amigos, aunque te nieguen tus guerreros, determina quй deseas hacer y hazlo. їQuieres tomar otro rumbo? ЎTуmalo![111] Tуmalo y vete al sitio del dolor, al campo de batalla, allн donde logran los decididos la victoria. Ese es el premio de vivir en la tierra.”

 

 

4

CANCIУN DE TIMAL

 

A la maсana siguiente, Se Akatl reuniу a sus seguidores y les avisу: “Seсores, ya me voy, regreso a mi casa.”

Entonces el prнncipe Itimalli, comedido, tomу la palabra y le dijo: “ЎYo tambiйn irй! Penetrarй en el paнs, barrenarй las montaсas[112]. ЎYo tambiйn conocerй la sede de la sabidurнa!” Y, tomando su atabal, cantу:

“ЎTimal, Timal! Yo he renacido, yo, el prнncipe guerrero, la copia fiel del venerable anciano, de la serpiente nocturna[113]. Mi madre es la Mariposa de Obsidiana y mi padre es el Seсor Sol[114].

“Yo pregunto a mi dios: їadуnde voy, errabundo? Y mi interior grita: Ўyo tambiйn quiero ir, yo quiero penetrar! ЎA donde vaya el Penitente, quiero ir!

“Yo mismo, Timal, enaltecerй al Creador del mundo allн donde las бguilas, donde los ocelotes[115]. A tierra lejana irй, me harй un peregrino, serй extranjero, pues mi interior clama: Ўque yo tambiйn vaya, que yo tambiйn penetre!”

Al escuchar las palabras de Itimalli, sus compaсeros se animaron a continuar su viaje. Entonces Se Akatl ordenу sus pasos hacia el Sur, y puso sobre ellos a Matlakshochitl, diez flor, quien era el mбs anciano.

 

 

5

EN LA FUENTE

 

Muchas jornadas caminaron rumbo al paнs de la sabidurнa. Cierto dнa llegaron a un sitio donde brotaba una fuente junto a la cual moraban ermitaсos. Por su causa, la fuente era llamada Koameyalli, manantial de serpientes[116]. Allн se detuvieron.

Los pajes se divertнan con mъsica y cantos, pero Se Akatl se apartу a un bosque cercano para orar. Estando allн, se le acercaron los ascetas del lugar para probarlo; iban desnudos y flacos, que era lбstima verlos, y en sus cuerpos ostentaban las huellas de innumerables austeridades.

Saludaron a Se Akatl con amables palabras y le dijeron: “їAdуnde te encaminas, joven prнncipe? їPor quй has huido a estas soledades, abandonando tu ciudad? їAcaso de la tierra se hastiу tu corazуn?”

Les respondiу: “No estoy huyendo, ancianos, pues he sido llamado. Mensajeros de mi padre me seсalaron el rumbo, y voy al Sur, en busca de sabidurнa.”

De nuevo le preguntan: “їY quй harбs, una vez que llegues a esa tierra? їAcaso encontrarбs allб lo que no pudiste alcanzar en tu propio reino?”

Respondiу: “Voy a acercar el agua a mi canal, voy a poner el agua frente al rostro del agua[117]. Voy a trastornar la tierra y el cielo, oh ancianos[118]. A la guerra voy, allб, donde pinta con colores a los hйroes nuestra Madre.

“Anhelo el rojo del ocelote, el estremecimiento del бguila en el campo de batalla[119]. Busco la flor de las fieras allн donde se abre, donde vuela una mariposa de obsidiana frente al rostro del agua[120]. Voy al sitio donde toma a quienes quiere Aquel por Quien Vivimos, y al que toma, lo reconoce y hace suyo.”[121]

De nuevo le dicen los ascetas: “Aquн tenнas un reino grande y hermoso, pero allб, їquй has de encontrar? їAcaso renunciarбs a tu deber? Reflexiona, oh caminante; їquiйn sostendrб ahora a tu pueblo y tu ciudad? їQuiйn harб por sus pecados penitencia? їQuiйn serб cual baluarte cuando quieran devorar los impнos? їQuieres ya renunciar?”

Mucho le insistieron los ascetas para que regresara a Tula. Pero Se Akatl les respondiу: “ЎBasta, ancianos! De ningъn modo me es posible volver. Por fuerza he de seguir.”[122]

Viйndolo asн resuelto, le bendijeron. “Muy bien. Ve en buena hora y que los dioses te concedan el йxito. Pero antes, debes dejar aquн toda cultura, porque no te es posible llevarla a donde quieres ir.”

Todo se lo pidieron: las artes de labrar la piedra y la madera, de fundir la plata y ordenar la pluma, de componer libros y pintar caracteres, las joyas, las leyes, las medidas; con todo se quedaron los ascetas.

Se Akatl volviу junto a sus seguidores y les dijo: “Amigos, escuchadme: es preciso que dejemos la cultura. Las plumas y los jades no entrarбn a la casa del misterio. Despojaos, pues, de vuestras bellas joyas, de vuestros cascabeles y guirnaldas, y aъn de vuestras ropas. Desatad vuestros cabellos y presentaos tal como llegasteis a este mundo: vнrgenes, impolutos, niсos.”[123]

Ellos, obedeciйndolo, arrojaron a la fuente todos los objetos de la herencia tolteca, los cuales al momento se hundieron en le agua. Por eso el lugar fue llamado desde entonces Shiu’atl, agua de ricas joyas.

 

 

6

LA HELADA

 

Subieron los peregrinos el paso que estб entre los montes Popocatepetl, cerro humeante, e Iztacihuatl, mujer blanca[124]. Esa noche hizo frнo y cayу la nieve, y como estaban desnudos y cansados, algunos de ellos murieron allн.

Al amanecer, Se Akatl vio los cuerpos helados de sus mъsicos, de sus cуmicos, de los cantores que con йl habнan ido. Lleno de dolor, se arrodillу ante los cadбveres y clamу:

“Tъ, que solitario allб, en los нntimo del cielo, pronuncias la sentencia, їconoces acaso el precio de la vida? Tъ, que en tu nicho de eternidad te cansas de este sueсo de una noche y un dнa, їcуmo no te cansas de hacernos llorar?”[125]

Y volviйndose a los sobrevivientes, les dijo: “ЎOh amigos! El Dador de Vida se burla, perseguimos un sueсo. Nuestros corazones confнan en йl, pero, en verdad, йl se burla. Conmovidos, vivamos por un instante el esplendor de esta pintura.” Entonces dio уrdenes para que enterrasen los cadбveres.

 

 

7

LOS DISCНPULOS

 

Sуlo ocho de sus seguidores entraron con йl al paнs: Ilwitimalli, apodado Kopinalli, el imitador, Oselotl, ocelote, Osomatl, mono, Kuau’tli, бguila, Witsillin, colibrн, Chikomekoatl, siete serpiente, Shiu’koatl, serpiente celestial, y Matlakshochitl, diez flor, quien, siendo el mбs anciano, era el de mayor autoridad.

Y reuniйndolos, Se Akatl se comprometiу ante ellos con un juramento: “Compaсeros, no temбis, en adelante ya no os causarй pesadumbre ni dejarй que os cubrбis de sombra. Pues mucho habйis padecido junto a mн. їOs olvidarй, acaso, os borrarй?”

A continuaciуn les encomendу que llevasen, como йl, una vida de penitentes, viviendo en comunidades y retirados de las multitudes. Que ayunasen y guardasen castidad, y que no olvidaran las cosas aprendidas en Tula[126]. Ellos adoptaron hбbitos de peregrinos, vistiendo ropas negras y dejando crecer sus cabellos.

Por todas partes caminaron, siendo generalmente bien recibidos, pues las noticias de su expulsiуn de Tula y de las asechanzas de los hechiceros habнan volado delante de ellos y eran conocidas. Poco a poco se les fueron aproximando seguidores, hasta completar unos cuatrocientos hombres y mujeres.

 

 

8

EN EL REINO DEL SUR

 

Entonces Ulil, caracol, el rey de Uxmal, ordenу que fuese limpiada la plaza de su ciudad para preparar el descenso del poder del Cielo. A continuaciуn vistiу sus mejores galas e invitу a Se Akatl para que entrase en la ciudad, reconociу su condiciуn como rey de todos los reinos y le otorgу el tнtulo de Precioso Pбjaro Azul de los Cielos.[127]

Tambiйn los itzaes lo recibieron con honores, pues creнan que Se Akatl, por su condiciуn real, tenнa poder para curar las fiebres. Muchos enfermos se llegaban a su retiro para que les impusiera las manos. Dicen los viejos que allн hizo numerosas curaciones y milagros.

Por todas partes corriу la fama de su presencia. Muchos reyes venнan a verle en busca de consejo, pues era bueno el recuerdo de su reinado. Otros enviaban embajadores para aprender de йl las artes y el gobierno tolteca.

En la isla de Cozumel[128], que estб junto a la tierra firme, hizo erigir un santuario de cal y canto, de diez palmos de altura, en medio de un patio muy pintado con almenas, y tambiйn un templo muy solemne donde se daban cita muchos devotos. Sobre este santuario puso una cruz en memoria de los hijos de Tlalok, seсores de los cuatro rumbos, y la dejу allн para que los moradores se acordaran de йl.[129]

Llegaron a ser tantos los que le seguнan, que los seсores de la tierra le pidieron que se estableciera aparte. Entonces eligiу un parque cercano a la ciudad de Tiho[130] e hizo preparar un asiento muy bueno para fundar su campamento. Y lo cercaron de una pared muy ancha de piedra seca, como de medio cuarto de legua, dejando sуlo dos puertas angostas para entrar.

En este patio hicieron templos en recuerdo de los que habнa en Tula. Al mayor llamaron Templo de la Serpiente Emplumada. E hicieron otro redondo y con cuatro puertas, diferente de todo cuanto se habнan hecho hasta entonces en el paнs, y lo dedicaron al culto del viento[131]. Tambiйn hicieron casas para ellos, y un gran juego de pelota donde se ejercitaba Se Akatl con sus amigos.

Instituyу que los seсores de la tierra se reunieran en aquella ciudad cada cuatro aсos para discutir los asuntos del reino y llegar a un consejo de paz. Hasta entonces habнan estado divididos los reinos entre sн, pero cuando йl marchу, los dejу en mucha paz y amistad.[132]

Y recomendу a los seсores de la tierra que fueran por los pueblos buscando a los mancos y los ciegos, y que les proveyeran de lo necesario; que velaran por la educaciуn de los niсos y el socorro de los viejos y los pobres; que buscaran personas aptas para gobernar y les confiaran el buen tratamiento de la gente menuda; y que trabajaran mucho por su sustento propio y por el mantenimiento de sus deudos.

Y vinieron a buscarle los Cacchiqueles para que fuese rey sobre ellos, pero йl no quiso, sino que les encomendу a Ilwitimalli[133]. Tambiйn vinieron a buscarle los pipiles para que les confirmase, y йl fue con ellos y estableciу los lнmites de su reino[134]. En cada lugar a donde fue, dejу aprendices suyos para que lo representaran, con el encargo de que transmitieran el modo de vida tolteca[135].

Y buscу a los sabios para aprender de su sabidurнa. Ellos le confiaron los conocimientos secretos, le abrieron las puertas de la casa de los cuatro rumbos y lo consolaron de todas las tribulaciones que habнa sufrido en Tula.[136]

 

 

9

EL POZO

 

Cuentan los viejos que Teskatlipoka enviу tras йl a sus secuaces para espiar sus acciones y estorbar su camino con intrigas. Y algunos hombres viles que vivнan en la tierra se alzaron contra йl y trataron de acecharlo. Pero Ometeotl guiу sus pasos en todo momento, y йl pudo escapar ileso de quienes le perseguнan.

Entonces los hechiceros urdieron otra estratagema. Habнa en la ciudad de los itzaes cierto pozo reputado como muy sagrado, y venнan a йl peregrinos de todas las regiones de la tierra para ofrendar y llevar un poco de sus aguas[137]. Se Akatl tomу la costumbre de descender por las maсanas a la boca del pozo para meditar sobre sus buenas y malas acciones.

Cierto dнa, los secuaces de Teskatlipoka llevaron un niсo hasta el pozo y lo arrojaron a sus aguas, donde se ahogу enseguida. Dos, tres veces repitieron esta ceremonia, y el pueblo comenzу a murmurar.

Tales hechos llenaron de espanto el corazуn de Se Akatl. Tomбndolos como seсal de Ometeotl, se determinу a continuar su camino. De modo que, reuniendo a sus amigos, se despidiу de ellos, exhortбndole a permanecer fieles a su recuerdo, y luego partiу.

 

 

10

EN CHOLULA

 

De regreso a la tierra del Norte, se detuvo en un lugar llamado Champotуn, donde hizo construir dentro del mar un edificio bueno, a un tiro de piedra de la orilla. Asн dejу perpetua memoria suya en aquel reino.

Luego fue a la ciudad de Tenayokan y permaneciу allн durante algъn tiempo. Siguiу hacia Kulwakan, y de ahн subiу a Kuau’kechollan, cuyos moradores les recibieron como amigos y erigieron un templo y un altar en su honor. Allн dejу a Matlakshochitl como representante suyo, y siguiу adelante.

Grandes fatigas pasaron los peregrinos a su regreso, pues los toltecas habнan olvidado el culto de Ketsalkoatl y muchos, dejбndose seducir por los partidarios de Teskatlipoka, ya comenzaban a tributar a los enemigos de Tula. Por todas partes marchaban los ministros del hechicero, obligando a los hombres con amenazas y promesas para que le siguieran. Las familias se dividieron y cada cual ofrendaba a quien mejor le parecнa.

Pero en medio de tanta confusiуn, la ciudad de Cholula permaneciу pura, pues en ella era fuerte el culto de Ketsalkoatl y sus sacerdotes establecieron allн un buen gobierno. Hacia Cholula, pues, se dirigiу el Penitente.

Cuando llegу, fue tan bien recibido, que decidiу quedarse con los cholultecas. Ellos habнan levantado un templo en honor a la Serpiente Emplumada, bien construido y bello y de mucha grandeza [138], en cuya cercanнa habнa unas galerнas subterrбneas. Le ofrecieron las galerнas, donde йl se refugiу con los suyos.

En Cholula comenzу Se Akatl a impartir sus enseсanzas, segъn el Cielo le aconsejaba que dijera y segъn lo que habнa aprendido durante su estancia en el reino del Sur.

 

 

11

LAS ENSEСANZAS

 

He aquн las palabras con que instruyу Se Akatl a los cholultecas[139]. Les dijo: “Dios es Uno. Ketsalkoatl es su nombre. Nada exige. Sуlo serpientes, mariposas, eso le ofrecerйis.[140]

“Nuestros padres y abuelos nos exhortaron diciendo que йl nos creу, йl, cuyas criaturas somos, Nuestro Seсor Ketsalkoatl. Tambiйn creу los cielos, el Sol y la divina tierra.

“Asн fue, en verdad: por su merecimiento y su sacrificio йl inventу a los hombres y nos hizo seres humanos. De ese modo llegу a ser la Serpiente Emplumada, el Doble Precioso, Seсor y Seсora de toda dualidad. Asн transmitiу su aliento y su palabra.

Y les dijo: “Trece son los cielos, mъltiples los peldaсos[141]. Allн vive el Dios verdadero, esencia del Cielo, Seсor y Seсora de la dualidad. De allн recibimos la vida nosotros, los merecidos. De allб cae nuestro destino cuando se escurre un niсito hacia la tierra.

Porque йl lo dijo, porque lo ordenу en su interior, por eso existimos. No lo olvidйis ni de dнa ni de noche; invocadle en suspiro, en aflicciуn.”

Y les decнa: “El tolteca es sabio, es una lumbre, una antorcha, una gruesa antorcha que no ahuma. Hace sabios los rostros ajenos, les hace tomar un corazуn[142]. No pasa por encima de las cosas: se detiene, reflexiona, observa.

“El verdadero discнpulo es abundante, mъltiple, inquieto, hбbil, capaz; a sн mismo se adiestra, dialogando con su corazуn, encuentra respuestas dentro de sн. Un tolteca todo lo saca de su corazуn[143]; por eso obra con deleite, hace las cosas con calma, con tiento, como un artista, compone lo defectuoso y hace convenir lo disperso, por йl las cosas ajustan.

“Por el contrario, el falso tolteca obra al azar, es una burla a la gente, opaca las cosas, les pasa por encima y las hace sin cuidado; en lugar de crear, imita, defrauda a los demбs y es un ladrуn.

“De este modo os convertirйis en toltecas: si adquirнs hбbito y costumbre de consultarlo todo con vuestro propio corazуn. Haceos toltecas: hombres de experiencia propia.

“Conoced experimentalmente las estrellas, sus nombres e influjos. Sabed cуmo marcha el cielo. Conoced tambiйn la duraciуn del aсo y de sus signos.

“Conoced los sнmbolos, las palabras. Cantad bien, hablad bien, conversad bien, responded bien, orad bien. La palabra no es algo que se compre.

“Conoced la condiciуn honorable, lo que es bueno: no cometбis adulterios, no os embriaguйis inmoderadamente, no os sometбis al juego ni al azar, no mencionйis vuestro linaje ni vuestra condiciуn viril, no seбis indiscretos ni cobardes, ni procurйis los primeros lugares.

“Evitad los extremos y manteneos en el medio, porque sуlo en el medio existe la condiciуn social, la condiciуn honorable. Asн os convertirйis en toltecas.

Y les dijo: “El sabio es luz, es tea, es espejo horadado por ambos lados[144]. Suyas son la tinta negra y la roja, suyos los cуdices. Йl mismo es escritura y sabidurнa, camino y guнa veraz para otros; conduce a las personas y las cosas, y es una autoridad en los asuntos humanos.

“El verdadero sabio es cuidadoso, guarda la tradiciуn, posee la doctrina y la transmite, sigue la verdad y es un maestro. Un maestro es quien no deja nunca de amonestar. Asн hace sabios los rostros ajenos, nos hace a los demбs tomar un rostro y desarrollarlo, abre nuestros oнdos, nos ilumina. Es guнa de guнas y ofrece un camino. De йl, uno depende.

“Йl pone un espejo ante nosotros, nos hace cuerdos y atentos, nos obliga a cobrar identidad. Se concentra en sus obras, regula su camino, dispone y ordena, aplica su luz sobre el mundo. Por eso conoce lo que hay sobre este mundo y la regiуn de los muertos.

“Gracias a йl todos somos corregidos, enseсados. Por йl, el niсo humaniza su querer y recibe una estricta educaciуn. Conforta el corazуn de quienes le rodean, dando ayuda, remedio y curaciуn.

“El falso sabio, en cambio, es como un mйdico que ignora su oficio o un hombre sin cordura: dice que sabe acerca de Dios, que tiene la tradiciуn y la guarda, pero es sуlo vanidad. Dificulta las cosas, es jactancioso e inflado, es un torrente, un peсascal. Amante de la oscuridad y los rincones, es un ‘sabio’ misterioso, un ‘chamбn’ con secretos, un ‘ensoсador’ que roba a su pъblico, pues le despoja de algo.

“Es un hechicero, pues tuerce los rostros ajenos y los extravнa, haciendo que los demбs pierdan su identidad. Es falso, pues encubre las cosas, tornбndolas mбs difнciles de lo que son, metiйndolas en dificultades y destruyйndolas. Hace perecer a quienes le siguen a fuerza de misterios, acaba con todo.

 “Conoced ahora al mйdico. El mйdico verdadero es un sabio: da vida; prueba las hierbas, piedras, бrboles y raнces. Ensaya sus remedios, examina, experimenta, alivia las enfermedades, da masajes, concierta los huesos, purga a la gente, hace que se sientan bien, les da brebajes, los sangra, corta, cose, hace reaccionar, cubre con ceniza.

“El falso mйdico, en cambio, se burla de su prуjimo, y en su burla, mata a la gente con medicinas, provoca indigestiуn y empeora las enfermedades; se esconde en sus secretos, pues es hechicero; posee semillas y hierbas malйficas; es un brujo, un adivino que, en lugar de experimentar, echa suertes; mata con sus remedios, empeora, ensemilla, enyerba.

“Y he aquн al padre verdadero: es raнz y principio de linaje de hombres. Bueno es su corazуn, recibe las cosas, es compasivo y se preocupa. De йl es la precisiуn, el apoyo, con sus manos protege. Crнa y educa a los niсos, les amonesta y enseсa a vivir, les pone delante un gran espejo agujereado por ambas caras, una gruesa antorcha que no ahuma.

“Y he aquн al hombre maduro: un corazуn firme como piedra, un rostro sabio. Es dueсo de su rostro y de su corazуn. Hбbil y comprensivo, buen componedor de textos, es un tolteca de la tinta negra y roja, un entendido. Dios estб en su corazуn y diviniza con su corazуn las cosas; dialoga con su propio corazуn.

“Y el verdadero artista: un conocedor de colores; los aplica, sabe de matices y armonнas; dibuja pies, caras, les da sombra y relieve, logra efectos. Como tolteca, pinta los colores de todas las flores.[145]

Y les dijo: “Bueno es que os mantengбis por vosotros mismos. Cread, trabajad, recoged leсa, labrad la tierra, sembrad nopales. Con eso beberйis y vestirйis; pues honra, enaltece el trabajo duro.

Pero, Ўcuidaos de las obras mundanas! Porque mucho crece, muy rбpido engorda lo que enferma, lo que atormenta, lo que fatiga, lo que causa espanto.

“Correcto es si junto a ti es dicha la buena palabra, la que no causa daсo. Si la transmites, no le excedas ni le quites: sуlo lo justo dirбs.

“Pero, Ўcuнdate de las palabras distraнdas! Porque sуlo pervierten, no son serenamente rectas; precipitan al hueco a quien las pronuncia, nos llevan a la trampa y al lazo, a la piedra y el palo.

“Acercaos al sauce y al sabino, al que es modelo y ejemplo, pauta, dechado y seсal, libro y pintura, al hombre honorable y de buena fama, a la condiciуn social, a la luz, la antorcha y el espejo. A quienes por todas partes hacen lo excelente, dando brillo, dejando lo bueno, imponiendo un orden con prudencia, alegrнa y serenidad. A quienes son cofre y caja, sombra y buen abrigo, gruesa ceiba, sabino generoso que da brotes y se yergue poderoso, firme.

“Acercaos a quienes no se quedaron dormidos ni se ocultaron en el sueсo, a quienes no desgarraron su labios (con calumnias), a quienes en paz llevan sobre sus piernas, en sus brazos y espaldas, a aquel (pequeснn) que va jugando y se divierte con tierra y duerme en la redecilla.

“Recordad al anciano, la anciana, el indigente, el desdichado, al que no se alegra, al que no es feliz, al que tiene pegado el intestino (de hambre), al que no encuentra su casa y vive en confusiуn, al que derrama sus lбgrimas y muerde sus uсas (de desesperaciуn), al que lleva las manos atadas a la espalda,

“A quienes donde las fieras, en las cбrceles de la miseria y la indigencia van penando, a quienes por los desiertos y los montes se fatigan tras el chile y la sal, las verduras y el agua, a quienes son engaсados en las plazas y tienen los labios resecos.

“En cambio, huid de estos sitios: el festнn, el rнo y el camino. No os detengбis allн, porque allн estб, allн habita el gran devorador, (que es) la mujer ajena, el esposo ajeno, la prosperidad, la falda, la camisa ajena.

“No busques en exceso una buena apariencia, pues йl te acepta asн, discretamente. En cualquier sitio, en cualquier momento, tus adornos y tus joyas podrбn arrojarte al torrente.

“Que vean en ti, en cambio - pues el que instruye a otros fundamenta el modo de no dar vueltas en vano - al que enseсa y se preocupa.

Y les dijo: “Hay uno que vive en embriaguez y en sus manos se babea. Ha manchado su cuello, se apresta a difamar, se apropia de las cosas y da alaridos, pues la hierba y el vino les han atado.

Ese ya no sale por su salida ni vive su propia vida, ya no corre su carrera, no tiene rostro ni orejas, no canta, no dice, no se expresa; a la hora del grito, ya no grita. No tiene camino ni conoce el orden, pues no presta atenciуn a la palabra buena, aquella que eleva, que expresa.

“Sуlo, sin reflexiуn vive, moviйndose de continuo, cayendo de repente. Desgarrado, revolcбndose en su inmundicia, asн vive. No se levanta en paz ni se acuesta en alegrнa. En ceguedad vive y no sale de ahн, ya no quiere crecer.

“Como conejo se inquieta, como venado huye. Ъnicamente anhela escabullirse, tan sуlo rechaza con el pie. Nada comprende ni retiene, no es civil. Se arroja contra sн mismo y se abandona a las dudas, da golpes, gruсe, lanza mordidas.

“Ese violу la voluntad de Ketsalkoatl. Por eso ya no extiende su brazo cuando debe extenderlo, ni va al sitio a donde debнa ir. Ya no entrarб a donde debe entrar, ni morirб cuando deba morir.”[146]

Se Akatl se sentaba en las escalinatas del templo de Cholula y venнan a йl personas de toda la tierra para consultarle sobre los modos de vida tolteca. Y йl les enseсaba, diciendo:

Amaos los unos a los otros, ayudaos en la necesidad con la manta y el braguero, la joya, el salario y el alimento. Pues no es verdad, no es cierto si despreciбis a quienes os rodean.

“Dad limosna a los hambrientos aunque tengбis que quitaros vuestra comida. Vestid al que va en harapos aunque vosotros mismos quedйis desnudos. Socorred al que os necesita aъn a costa de vuestra propia vida. Pues una es vuestra carne y una vuestra humanidad.

Poned junto a vosotros a quienes son las manos y los pies del pueblo; no con indiferencia los saludйis ni con negligencia soportйis recнprocamente vuestras cargas. Pues vosotros sois (guerreros) бguilas, ocelotes, sois el sostйn y el remedio.

“Si alguno os sobrepasa, vaya delante. En la entrada, no seбis los primeros. Cuando sea el momento de hablar, que comiencen los demбs. Y si Dios no os seсala, no tomйis la delantera.

“Ademбs, si os diesen aquello de que tenйis necesidad en ъltimo lugar, no os enojйis luego. Y si no os diesen nada, agradeced por ello. Asн lo quiso el cielo: es merecimiento.

“No con prisa anhelйis vuestra comida; antes, sed moderados y austeros, y verificad que los demбs coman primero. Entonces tomad agua y lavad sus manos y sus bocas. Que no por ser nobles perderйis vuestra nobleza, ni caerбn los jades, las turquesas, de vuestras manos llenas.

“En cualquier sitio podйis encontrar a quien trabaja, a quien se expresa, a quien estб creando algo. No estorbйis entonces, no causйis problemas a causa de vuestra ignorancia.

“En cualquier sitio podrйis tropezaros con ellos: un anciano, una anciana, un enfermo, un niсo. Por lo tanto, no tenйis excusa.

“En cualquier sitio podйis inadvertidamente romper una cabeza, violentar a alguien, arrojar orina sobre otro, hacer que pierda la buena palabra con que habla, ignorar un consejo. Permaneced alertas.

“Que tu corazуn no sea tu madre, tu padre. Que la ceniza esparcida y la encrucijada no te den уrdenes. Que tu deseo no devore tu pie[147]. Que una falda no te mueva ardientemente, pues envilece, desgasta, ensucia al hombre.

“No te envanezcas de tus propias fuerzas. Que tu entendimiento no sea tu apoyo, ni de tu convicciуn te jactes. No construyas tu casa sobre tus propias opiniones, pues eres tan sуlo un pajarillo, una cuenta de jade, apenas una pluma.

“En cofre ajeno no te metas. En el plato de otro no te reclines. No te invites por ti mismo al convite. Que tu suerte no dependa del azar. Es peligroso, es una trampa.

“No obres sin reflexiуn ni te entregues sin tomar medidas. No comiences tu trabajo sin analizar, y sin considerarlo serenamente no te impongas. No aceptes lo que no mereces, ni reclames lo que no es tuyo, ni abuses de lo que no has creado.

“No te hagas de rogar ni busques siempre que te ofrezcan. Y no dos veces seas advertido, pues corazуn tienes dentro de ti (para entender).

“A la hora de sembrar, no sуlo vayas y siembres: prepбrate bien, selecciona bien, planta bien, para que bien eches raнces. Cultiva bien tu sementera, tus campos, tus nopales. Constrъyete allн una casa buena, firme, con ayuda de todos, y dйjala en herencia a aquellos a quienes educas.

“ Cuanto puedas produce, ambiciona las flores de Aquel que te dio la vida, de Aquel por Quien vivimos. Puedes vivir a Su lado en este dнa que en prйstamo has venido a pedirle. Regresa junto a йl, ten consciencia de tu dueсo, pues se duele, se enfada cuando le olvidas y, puesto que sois uno, devuelve a tu corazуn su pena y su olvido.

“ Mas aъn: disfruta la riqueza de Aquel que te atormenta, Aquel que te hace puro. Su agua de intenso azul, su agua de jades, su vaso de turquesa ha depositado en ti, para lavar tu vida y merecerte.”

Uno de los que se habнan acercado a escuchar le pregunta: “Maestro: їquй ritual he de hacer para agradar a los dioses?”

Le responde: “Pide con entera humildad, suplica con justicia: he ahн concentrado todo el ritual. Pues satisface, compensa el labio que se manifiesta en sъplica.”

Otro le dice: “Maestro, їcуmo se mueven los dioses en el cielo?”

Le responde: “їEs que ya lo sabes todo sobre la tierra? їNo estбs acaso tanteando con los pies? їTe conduces a ti mismo? їNo eres aъn llevado, cargado? Maсana o pasado maсana, їquizбs llegaremos a saber aquello que sуlo йl y ъnicamente йl conoce?”

Se habнa acercado a escuchar un rico mercader. Reconociйndolo, Se Akatl comentу: “Con llanto y preocupaciуn hay que recibir la herencia y la fortuna. Pero, cбlido es el hogar del pobre, y estбn tranquilos su esposa y sus hijos.”

El mercader replicу: “Buena es tu palabra para con los pequeсos. Pero, їquй puedes decirnos a nosotros, que sostenemos la carga del pueblo?”

Le contestу: “Sed honestos. Pagad vuestro tributo. No tengбis miedo del trabajo fuerte. Amad a quienes os mantienen. Rogadles, no vayбis sobre ellos. Tened para con ellos tan sуlo gestos de reverencia y acatamiento. Mбs aъn: ayudadles, sostened sus manos y sus pies, que ya es mucho el trabajo que os dan como servicio.”

Otro le pregunta: “їQuй debo hacer para seguirte?”

Le responde: “Concйntrate ъnicamente en Ometeotl. El nombre y la gloria de Aquel que todo lo puede es lo ъnico que causa gozo. Йl reparte su gloria allб, en lo alto, para todos, y cuando un hombre bueno la recibe, se vuelve cual un ave excelente; de su cola, de sus alas, brotan padres y madres, brotan aquellos que nos guнan en cualquier parte del Universo en que existamos.”

A los sacerdotes les dijo: “їHabйis recibido su aliento, su palabra? Guardadlo en vuestro corazуn como algo secreto. Que no os aturda ni embriague ni os cause orgullo. Ya comprenderйis cуmo a nada, a nadie olvida Nuestro Seсor.”

Un joven de la nobleza le pregunta: “їDebo renunciar a mi condiciуn social?”

Le respondiу: “їNaciste noble? Teme por ello; podrнa embriagarte o hacerte presuntuoso. їHas alcanzado la nobleza por tu merecimiento? He aquн lo que nos hace nobles: tomar la antorcha y el jabуn, el chile y la cal, el azadуn y la semilla. Esto, en verdad, es linaje y merecimiento.

“Se dice que hay heredero al trono. He aquн como mostrara su condiciуn: si accede en bajar la cabeza y se inclina con humildad, si mira al pobre con especial consideraciуn, si le infunden respeto su mнsero ceсidor, su manto raнdo, si encontrando en el camino una anciana, un anciano, le dice: ‘Padre mнo, mi abuela: que la paz te encamine, que no tropiece tu pie’.”

Un joven cholulteca le preguntу: “їA quй se deben el dolor y la miseria humana?”

Respondiу: “De nuestra pobreza no te aflijas, no te enfermes por ello ni tus entraсas adelgacen, ni desfallezca tu corazуn ante lo retorcido, ante lo que no es recto. їEs que sуlo tibieza, bondad, ha de ser nuestra suerte?

“Sй un guerrero. Arrуjate ante el Ser del Cielo, Aquel que nos da vida. Con toda tu fuerza, con todo tu aliento, бtate a lo alto, ve junto a йl, arrуjate a йl. Y ocurrirб que йl mismo llegarб a ser raнz de tu existencia.

“Concйntrate en йl donde estбs, acйrcalo a tu rostro, a tu corazуn. Busca y reconoce quй es lo que se pide de ti sobre la tierra. Como cuando buscamos algo a tientas, como cuando pintamos un libro, ve asн: lento, pero sin detenerte.

“Identifica en quй consisten el infortunio y la desdicha, la inhumanidad y la pйrdida, y asн no vivas. Sуlo en tu propia paz, en tu prudencia, ve adelante, sin descanso ni dudas, para que de ese modo no entristezcas mi corazуn. Con toda tu atenciуn, serenamente, asн vive.”

Otro de sus presentes le alabу diciendo: “Oh Seсor, te has vuelto como un bastуn, por eso vengo a descansar junto a ti. Eres бrbol de sombra, remedio y bбlsamo. En tus manos reverdecerй y echarй renuevo, pues me has limpiado, me has hecho puro. Ъnicamente ahora, que te adopto como mi madre y mi padre, encuentro reposo y sanaciуn. He venido para aliviarme contigo, para curarme junto a ti.”

Le responde: “Ahora que Ketsalkoatl te ha mostrado su bondad, ahora que dentro de ti se agita, no lo desprecies. No juegues con un poco en tu interior para devolvйrselo luego, hastiado, pensando: їen verdad he sido sanado? Ahora que te has acercado a la riqueza que de su presencia viene, їlo ofenderбs de nuevo? їVolverбs a ensuciar tu ser, tu alma?

“Con todo, aъn cayendo muchas veces, si de nuevo recuerdas a tu Dios y te limpias sinceramente frente a йl, arrojando tu mancha en su presencia, una vez mбs йl tendrб piedad de ti y te mirarбn sus ojos. Ve, disfruta de tu tesoro, que viene del seno de Nuestro Seсor.”

Otro tenнa dificultades para hablar con su propio corazуn. Se Akatl lo sentу junto a sн y le dijo: “Ven: entra en la bienaventuranza de Ometeotl. Baja tu cabeza, flexiona tus rodillas, adopta una postura atenta, acostumbra tus piernas. Resbala, deslнzate hacia nuestro Seсor. Y si algo te atormenta, si algo interfiere tu fluir, disнpalo en su dicha y afirmarбs tu vida.”

“Amigos, esto que os doy a comer es alimento puro, comprendedlo. Lo que es para comer aquн en la tierra, acercadlo a vuestro rostro. No os hagбis semejante a piedras, pues ya sabйis que si una piedra es dura, no sуlo una vez se le golpea hasta que se quiebra.

“Ved al venado cuando lo persiguen: va asustando, ignora a dуnde va: al hueco, a la muerte. Y vosotros, їacaso sois venados para que no sepбis a dуnde vais? Pues os ha sido mostrado el camino; por vuestra propia voluntad os traicionarнais si lo perdйis.

“Ved: como el бrbol florido ya no retoсa ni echa brotes (pues sуlo retoсa y reverdece si resiste la helada, que de otro modo se marchita y seca), asн vosotros, si no retoсбis y echбis ramas a la hora del verdor y del renuevo, por vuestra propia voluntad os habrйis arrojado a la boca de las fieras.”

Con estas palabras aprendieron los toltecas. Todo lo que les dijo Se Akatl que hicieran, eso hicieron, sin defraudarlo ni omitirle. Creyeron en йl y se hicieron sabios, se hicieron ricos en amor y fueron felices. Muy cuidadosos fueron en las enseсanzas divinas. Sуlo un Dios tuvieron, el Dios Ъnico, a quien invocaban y suplicaban, y su nombre era Ketsalkoatl.

 

 

12

EL BANQUETE

 

En cierta ocasiуn, se reunieron en Cholula los principales seсores del paнs convocados para una gran cena. Y Tlakatsin, humano, el rey de la ciudad, quiso que tambiйn Se Akatl estuviese en el banquete, de modo que enviу a llamarlo con un mensajero.

Se Akatl se presentу en el palacio real con sus pobres hбbitos de penitente, pero los guardias de la puerta lo confundieron con un mendigo y lo arrojaron a la calle.

Transcurridas algunas horas, y viendo que Se Akatl no llegaba, enviу el rey de Cholula un segundo mensajero para que lo apremiase a asistir al banquete. Entonces йl hizo envolver sus vestidos e insignias reales en un atado, y lo enviу con el mensajero.

Esta respuesta disgustу al rey de Cholula, el cual enviу por tercera vez a un mensajero hasta el sitio donde pernoctaba Se Akatl con este mensaje: “Te ruego que asistas tъ en persona, porque es conveniente para los asuntos del reino.” Entonces Se Akatl fue con йl al palacio.

En la sala del banquete habнa muchos invitados. Al ver al Penitente, todos enmudecieron. Y Se Akatl, tomando la palabra, dijo: “Hoy, que nos favorece el Hombre, el Ser divino, el portentoso, principio de toda existencia, perfecto en serenidad, Aquel por Quien vivimos; hoy, que nos ha hecho cautivos su corazуn, їacaso callaremos?

“Tъ, cholulteca: їte sientes duro, fuerte? їTal vez eres de piedra? Cuando se canse, cuando se enfade, cuando se aburra de ti nuestro Dios y te olvide, їte meterбs en el hueco de una piedra, o tal vez te subirбs a un бrbol? їEntrarбs debajo del agua, o huirбs al cerro y en la caverna querrбs esconderte?

“їMe viste feo, sin adornos? Todos somos asн: un polvillo, puro lodo. Lo que nos engalana no es mas que una apariencia. Cuando nos toque pisar aquella tierra, donde reina el misterio, їcуmo serбn nuestros restos, quй forma tendrбn nuestras calaveras?

“ЎOh rey! Ometeotl nos gobierna como йl quiere. Asume tu elevaciуn y tu caнda, tu apariencia y tu esencia, tu fealdad y tus adornos, pues eres nadie.

Sueсa que escoges, hasta el dнa en que tъ mismo seas cogido de la tierra. Porque es un sueсo es la esencia del Cielo, la flor de oro del centro del cielo es un sueсo.[148]

 “No te concentres en las plumas y en los jades, que perecen. Mira arriba, a lo que nos excede. Allб estб el verdadero tesoro, el Hombre, el amigo, el amado, el que otorga y determina, el que da y quita y hace crecer.

“Ve al regazo de Dios, donde de veras se es alguien, donde de veras se crece. Quizб йl se conmueva por tu causa y te avise cuando se canse, permitiйndote colocarte a sus pies.

“Tъ, que eres llevado en preciosa litera, escucha bien: no olvides lo que es apreciable, lo que puede colmarte, lo que tъ necesitas y hoy pongo yo en ti. Aprovecha aquello que te han concedido, lo que te compromete, lo que te hace subir. ЎTe conmino a recibirlo!”

Al escuchar estas palabras, el rey de Cholula cayу sobre su rostro e hizo confesiуn pъblica de sus pecados, diciendo: “Vocero divino: he aquн, tu presencia me ha movido y ante ti quiero poner mi falta y suciedad, pues robй, mentн, cometн adulterio y vivн sin consideraciуn hacia los demбs.

“Ahora, Seсor, te pido tu alivio y tu remedio, pues ando solo y, ciertamente, al precipicio caigo. En verdad, siento que sobre mн se arroja el granizo y el viento me golpea. їA quiйn otro podrй encomendarme?”

A partir de ese momento, el rey de Cholula se hizo muy amigo de Se Akatl, atendiendo en todo momento a sus necesidades y concediйndole su favor. Ademбs, creу retiros para los sacerdotes de Ketsalkoatl, a los cuales atrajo a la ciudad desde todos los rincones del paнs. Repetidamente pidiу ser aceptado con los aprendices, pero Se Akatl no se lo concediу, en atenciуn a los intereses del pueblo.

 

 

13

LOS SACERDOTES DEL DIOS DE LA MUERTE

 

En cierta ocasiуn, llegaron a Cholula los emisarios de Teskatlipoka, quienes predicaban ideas nuevas sobre la muerte. Vinieron contra ellos los sacerdotes del dios de la muerte, cuyo salario dependнa de las tradiciones fъnebres. Y discutieron con tanto ardor, que no pudieron llegar a un acuerdo.

Fueron a Se Akatl para que йl fuese бrbitro en la discusiуn. Lo hallaron en el campo del juego de pelota y le preguntaron: “Maestro: їcuбl es tu enseсanza respecto a la muerte del hombre?”

Йl respondiу: “Antes de contestaros, quiero escuchar vuestra exposiciуn.”

Los adeptos de Teskatlipoka explicaron: “Hemos aprendido que el cuerpo es una flor y la conciencia es su perfume. Cuando muere la flor, todo recuerdo perece. Tambiйn comparamos al cuerpo con un libro y a la conciencia con una pintura. Cuando el libro cae en las llamas, todo arde y desaparece.

“Pero hay un camino para escapar de ese destino: si cada cual se ofrenda en su corazуn y, adelantбndose a la muerte, la burla en sacrificio. Asн llegaremos a ser dioses.”[149]

Luego tomaron la palabra los sacerdotes del dios de la muerte y dijeron: “Debйis saber que hay dos mundos y dos tipos de gentes. En el primero, los hombres eran dioses y todos fueron instantбneamente transformados[150]. En el segundo, que es el nuestro, ha de ser la transformaciуn segъn los mйritos de cada uno. Y asн como hay muchas formas de merecimiento, son mъltiples nuestros destinos.

“Estб determinado que los pecadores desciendan a las nueve profundidades, donde dan vueltas entre vientos tempestuosos y agujas de hielo hasta que son limpiados por el fuego[151]. Por eso se nos ha ordenado quemar sus cuerpos, para que el Seсor de la profundidad les permita levantarse nuevamente.

“Pero los cuerpos de los leprosos y los enfermos crуnicos, los que fueron tocados por el rayo o murieron ahogados, esos no han de ser quemados, porque fueron seсalados por Tlalok y su memoria irб a lugares de regocijo[152].

“Y tampoco han de arder los cuerpos de los guerreros y los sacrificados, los santos, los niсos y las mujeres muertas al parir. A estos se les enterrarб con honores, y su memoria irб a los campos del Sol, donde le acompaсan con cбnticos y flores[153]. Y despuйs de cuatro aсos, regresarбn como pбjaros y mariposas para revolotear por un tiempo antes de partir.”[154]

Oyendo sus exposiciones, exclamу Se Akatl: “Mi corazуn se entristece y se conmueve, porque vosotros, mis amigos, aun no lo entendйis: Ўno por segunda vez seremos engendrados, no por segunda vez seremos hechos hijos! ЎY ya estamos a punto de salir de esta tierra![155]

“Consideradlo y sacad de ello provecho: no dos veces se vive, no dos veces se muere, ъnica es nuestra vida y la tenemos en prйstamo. Seamos nobles, sabios, guerreros o esclavos, todos conoceremos la regiуn del misterio.

“їAcaso no habйis escuchado a los mayores, cuando disponen de sus muertos, decir de esta manera: ‘Ya es Dios’? їY no habйis escuchad esta canciуn: ‘Despierta, que ya amanece, ya empiezan a cantar las aves de oro, ya van volando las mъltiples mariposas’?

“Comprendedlo: los muertos no mueren, despiertan. Aquн no vivimos, soсamos. Los muertos despiertan del sueсo de esta vida, y morir es hacerse dios.[156]

 

 

14

EL SUEСO

 

Cierta noche tuvo un sueсo. En su sueсo vio un collar hecho con granos dorados de maнz que giraba sobre sн mismo en el espacio. Pero se rompiу el collar y sus granos fueron dispersados. Se asustу Se Akatl y gritу, y el sonido de su voz le hizo despertar. Entonces se incorporу sobre su estera, llamу a sus amigos y les dijo:

“ЎEscuchad, amigos, el sueсo de una palabra! Cada primavera nos hace revivir la mazorca dorada, nos abre los ojos la roja mazorca. El collar de sus granos nos conforta e ilumina[157].

“Ved: el collar ya se rompe, sus granos se esparcen. Acaba la primavera y llega el verano, el Sol enardece su batalla y comienzan las lluvias. El hombre ha de ser arrastrado, todo el paнs desolado.[158]

“Es tiempo de que se rompa el cielo, de que las nubes cubran el Sol y a la Luna en toda la extensiуn del mundo, de que caiga en torrentes el agua de la disoluciуn y acabe la memoria de todos los pecados.[159]

“Hora de barrer, de acumular el polvo y echarlo fuera, de romper la tъnica y pisotearla, y de que no portemos ya la mбscara encubridora[160]. їQuiйn os protegerб entonces, huйrfanos de madre y padre? їA quien acudirйis por refugio?”

Sus seguidores se entristecieron, comprendiendo que les hablaba de su partida, y le preguntaron cuбndo ocurrirнa eso. Йl respondiу:

“Cuando se junten el Sol y la Luna. Cuando sea la noche y al mismo tiempo el dнa. Cuando os hundбis hasta el abismo y allн os amanezca. Cuando el nueve se junte con el trece. Cuando veбis movimiento arriba, movimiento abajo, y nazca de la serpiente de luz vida sin fin, aъn sobre esta tierra. Entonces ocurrirб la voluntad del Uno, y vosotros lo verйis[161]. Del corazуn del Cielo desciende la consagraciуn de una vida nueva.”

Tras hablar asн, les pidiу que ordenasen todos sus asuntos a fin de disponerse para la partida.

 

 

15

LA EMBAJADA

 

Cuando lo Cholultecas supieron que Se Akatl deseaba continuar su camino, le enviaron a los principales sacerdotes a fin de disuadirle. Pero йl no quiso escuchar sus razones. Les dijo:

“Amigos, ha llegado el momento. Sуlo tengo una vida, y mi vida sufre. Fui burlado, acechado, mas vosotros me ofrecisteis refugio. Mi corazуn fue destinado al sacrificio y vosotros, por un momento, me habйis consolado.

“Pero el tiempo termina, he escogido marchar adelante. ЎNo me retengбis, aumentando mi pena! Ya me voy a la casa del misterio, a la escala preciosa, allб, donde los verdes jades, a la orilla del agua divina[162]. La madre llama, el hijo ha descendido. Es tiempo de volver.

ЎAlegraos conmigo, venid! Acercaos vosotros, los de corazуn oprimido, abrid conmigo el cofre de vuestras almas, derramad el vino florido de vuestra vida. No temбis, mis amigos: es la primavera de Aquel por Quien Vivimos. Muy pronto sus cantos adornarбn este templo.”[163]

Pero los cholultecas no quisieron escucharle. Uno de ellos le tomу de la mano y le dijo: “Doble Precioso, tъ que haces brillar las cosas: por tus merecimientos has venido. Piensa ahora y de ti mismo compadйcete. Tambiйn nuestros abuelos se fueron a la casa del misterio, y sуlo heredamos su ausencia.

“En vano emprendes esta guerra, Ўoh Penitente! En verdad, Aquel por Quien Vivimos ha trastornado tu juicio. Rompiste los jades, las ajorcas, desgarraste los anchos plumajes. Hubo lluvia de llantos por tu casa. їY aъn has dispuesto que seas tъ mismo destruido? їAcaso perecerб tambiйn tu corazуn?”

Con palabras de queja le reprochу el sacerdote, pues mucho le amaban en Cholula y no querнan perderlo. Pero Se Akatl interrumpiу su discurso:

“їQuй es esto que dices? їAcaso en verdad me habйis tenido? Reflexiona, sacerdote: a nadie tienes, por siempre en la tierra estamos solos. Con angustia se vive sobre el suelo, hacia acб se ha vertido todo el enojo de Ometeotl. Mas, interroga a tu memoria: їacaso es esta nuestra verdadera casa? Observa las seсales: en otro sitio se encuentra nuestra existencia.

“No cavilйis, amigos, no os engaсйis mбs. Juntos a nosotros brotan ya las bellas flores, el goce de Aquel por Quien Vivimos. A recordar los momentos pasados sentimos tristeza. Mas, pensadlo: todos los hйroes se forjaron del mismo modo: con angustias y dolor. No llorйis por los prнncipes partidos, aquн nadie quedarб para siempre.”

 

 

16

LA DESPEDIDA DE CHOLULA

 

Asн determinado, quiso despedirse de los cholultecas. Diez aсos viviу entre ellos, y en todo momento no recibiу otra cosa que afecto. De modo que enviу a sus seguidores con mensajes de agradecimiento por la amistad compartida, e intercambiу con todos palabras de amor y la promesa de volver a verse.

Al enterarse de su partida, el rey Tlakatsin organizу una ceremonia de despedida y asн le saludу: “Mi seсor: yйrguete ahн, donde por un momento, por un dнa has estado: al lado del Dueсo del cerca y el junto a Quien asistes y representas, de quien es la sandalia que calza y cuya izquierda estбs[164]. Pues tъ eres su intйrprete, tъ proclamas y testificas su palabra.

“Eres бguila, eres ocelote, eres tu propia dбdiva y tu merecimiento, eres intrйpido, eres el cantor. No en vano ha florecido el aliento, la palabra de nuestro Dios: Ўen tus manos la confiу, en tu seno y tu garganta guardo el libro, la tinta negra y roja! Dardos de бguilas, flechas de ocelote, eso nos has arrojado tъ en respuesta.[165]

“Tъ fuiste allб, donde el gran espejo de doble cara, el que amanece en el mundo de los muertos y en el Cielo amanece. Y viste expandirse la curva del Universo, desde lo profundo hasta lo alto[166], allб, donde la gruesa antorcha, la que no echa humo ni arroja sombras, la que ilumina en todas las regiones del mundo, manifestando su aurora y su sol a todos los pueblos.

“Nuestro Dios te dio manos y pies, ala y cola[167] que tan bien expandes, te dio un pueblo y una ciudad que tъ has guiado, haciendo que le anhelen. Pues te puso pintura y te dio luces, te puso labios, dientes, te llenу distinciуn, te fortaleciу y te mostrу su manto, te ataviу de blanco y te ciсу con plumas. Asн te impuso por encima de todos y te dio el poder.

“Oh, Penitente: tъ has honrado este reino e hiciste prosperar el seсorнo. Mucho te esforzaste aquн, entre nosotros, haciendo un trabajo de esclavo para rectificar y orientar a la estera y al trono.[168]

“He aquн al valiente guerrero, al que de dнa no reposa ni se tiende ni se da un descanso; el que soporta la uсa y el diente (de la condiciуn humana), el hambre y la penitencia, nuestra exaltaciуn y abatimiento, la trampa, el lazo, el agujero.

“He aquн al defensor del jade, la turquesa y la ancha pluma - la que bien mide un brazo, la ondulante, la siempre verde y reluciente -[169]; el бguila genuina, el autйntico ocelote, aquel que viene a hacernos crecer y a conservarnos, a darnos renuevo y florecer, al que resplandece y dignifica y merece veneraciуn.

“He aquн, proclamamos tu luz y tu sombra, tu caнda y tu renacer. Hemos sido testigos de tu llanto y tu sudor. Vimos tu cuerpo fatigado, tu carne sufriente. Vimos que en paz no vives y en tranquilidad no duermes, cansado estб tu rostro, tu corazуn lucha entre las olas (de la maldad). El temor te rodeу, sуlo miedo a tu espalda. Arrojaste tus riquezas, la comida y el agua se apartaron de tus labios.

“He aquн, proclamamos tu exaltaciуn y tu abatimiento. Sуlo asн, tus manos junto a tu corazуn, con extrema dificultad y penitencia lograste el poder y el seсorнo. Sуlo asн has llegado a ser un verdadero alivio para el pueblo, un consejero al trono.

“Grande es hoy tu solaz, amplia tu responsabilidad. Eres ceiba y sabino, techo y abrigo, descanso y medicina. Dentro de ti y a tus lados nos refugiamos tus sъbditos, los que somos tu sangre y tu color, tus brotes y renuevos, los que seguimos tu huella y buscamos tu guнa, los que somos de condiciуn dispuesta y raza noble.

“ЎOh, conductor de hombres, fortaleza de gentes! Tъ, el de amplias espaldas y pasos seguros: como huerta de frutales te has hecho. Te elevas con dulzura, con gracia brotas. Junto a ti liban los pбjaros multicolores y en tus manos se protegen del Sol. Pues en tus manos estб el vaso de jade, junto a las aguas verdes y azules donde elevas la caсa cubierta de rocнo que sacudes sobre nosotros. Asн nos lavas, asн nos limpias.

“Y en tus manos estб el grueso pincel, el ancho peine, y tambiйn el alacrбn y la ortiga, el agua helada y la vara de azotar, el taladro, la arena fina y el denso cepillo con que desbastas, adelgazas, pules. Asн nos corregiste.

“Porque tъ escoges y haces que concuerden el espigado jade, el bien engastado y mejor perforado, la ancha turquesa, bien pulida y redondeada. Tъ ordenas el collar y despliegas la guirnalda. Tъ seleccionas todo lo que es valioso, lo colocas en su sitio apropiado, lo guardas en su refugio, gratuitamente nos lo estбs ofreciendo.[170]

“Tъ pintas y das color al libro y la escritura, dispones la tinta, la plantilla y el patrуn de medida[171]; tъ esculpes y defines. Por eso nunca se olvidarб tu nombre ni se borrarб tu fama.

“їQuizб en tu interior han venido a morar los prнncipes partidos para dejar su guнa y condiciуn? їEncarnaron en ti las seсales que esperбbamos, para tenerte como rey y como dios?[172] ЎYo te saludo, oh sacerdote!

“Ahora que Ometeotl te ha llamado y es momento de llanto y despedida, no dejes que tu pueblo se quede rezagado. Guнanos por tu buen sendero donde quiera que vayas, y yo harй que no te enfermes ni te contagies, y no dejarй que te lleve la peste[173]. Ve en paz, mensajero divino, y permite a tus aprendices que te acompaсemos. ЎEsfuйrzate, oh mi Seсor!”

 

 

17

LAS RELIQUIAS

 

Cuando se alejaba de la ciudad, ciertos ancianos le salieron al encuentro y le dijeron: “Seсor: puesto que hemos visto que estбs persuadido de marchar adelante, hacia la tierra donde habita tu padre el Sol, y puesto que tenemos miedo de no volver a verte nunca mбs, nada te pedimos, sino que dejes un recuerdo tuyo entre nosotros, para que, viйndolo de continuo, no te olvidemos. Asн tambiйn, al ver tu legado, nuestros hijos sabrбn quй tan divino seсor recibiу nuestra hospitalidad, y aъn nuestros enemigos sabrбn respetarnos en el ejercicio de la paz.”

El no quiso consentir con ellos en dejarles reliquia alguna, temiendo que, al tener algo que ver y tocar, olvidasen sus palabras. Pero los ancianos le insistieron tanto que, compadecido, se vio forzado a aceptar.

Tenнa Se Akatl ciertas piedras verdes talladas a semejanza de aves y serpientes, una de ellas con una cabeza de mono muy bien imitada del natural. Les entregу, pues, las piedras[174]. Ellos las tomaron con gran veneraciуn y las guardaron como cosa de mucho precio en una bolsa de piel de ocelote, junto a otros objetos que en la ciudad veneraban.

Y le pidieron algunos cabellos de su barba, los cuales tuvieron en mucho y les llamaron “las barbas del Sol”. Este recuerdo permaneciу en el templo de Cholula, y era tal su autoridad, que desde entonces ningъn enemigo se atreviу a ir en guerra contra la ciudad.[175]

Tambiйn instituyeron los cholultecas una fiesta anual, en el aniversario del natalicio de Se Akatl, durante la cual ofrecнan a Ketsalkoatl muchas flores. Y los sacerdotes vestнan unas ropas largas hasta los pies, blancas y sembradas de flores negras, y colocaban diademas en sus cabezas. Era esta una fiesta muy suave y nada costosa, y venнan gentes desde todos los rincones de la tierra para celebrarla.[176]

 

 

CUARTA PARTE

 

“ЎQue permanezca la tierra, que estйn en pie los montes!

ЎQue se esparzan por el mundo las perfumadas flores del cacao!

ЎQue permanezca la tierra!”

Cantares de los Seсores, Ayokuan de Wetsotsinko

 

1

LA PARTIDA

 

Cuando Se Akatl se marchу de Cholula, muchos de sus moradores se fueron con йl. Abandonando sus casas, le confiaron a sus mujeres, sus hijos, sus enfermos, se pusieron en pie, su pusieron en movimiento. Aъn los ancianos y las ancianas quisieron acompaсarle.

Al momento de partir, йl invocу sobre ellos la protecciуn del cielo, diciendo: “ЎVosotros, dioses de los elementos, y tъ, Ometeotl, Ser ъnico, y tъ, Seсora de la tierra, madre amparadora! Reparad en lo incierto de nuestro rumbo y dadnos ayuda.

“No nos ofenda en el camino ningъn tipo de dolor, dolores verdes, pardos, negros[177]. Y si nos acometen aquellos que corren sobre sus manos y sus pies, los divinos de la jungla[178], venid en nuestro favor. Mirad que os lo ruego yo, el Penitente.

“Y tъ, Seсor Nanawatsin, Sol que nos guнa[179]: ayъdanos, para que nos adelantemos y recorramos primero el camino que tъ has de seguir, para que, antes de que tъ acabes tu marcha divina, hayamos pasado ya por los valles y las barrancas, y no nos queme tu gloria.

“Que no nos daсe la aspereza del suelo ni nos devore el rostro de la tierra. Que caminemos contigo por el centro del cielo, para que no tropiece nuestro pie ni sea espantada nuestra alma. Y envнanos a tus cuatrocientos hijos para que nos protejan[180]. Mira que no tenemos sangre ni color, pues somos ascetas[181].

“Ven con tus hojas cual alas, ser de la frescura, pues nos llegу la hora de salir a caminar, la hora de conducir a los que han ganado un rostro y un corazуn, a quienes tienen hambre y sed por tu causa, oh Seсor[182]. Ven, llйvanos sobre ese cerro, pбsanos sobre ese barranco, y ven cantando. їQuiйn lo ha creado, quiйn lo forjу? No yo.[183]

“Y tъ, diosa de la faz pisoteada, Madre Tierra, no nos muerdas ni lastimes. Sй cual coneja que se tiende y duerme apaciblemente, vuйlvete boca arriba y dйjanos abatir con suavidad tus innъmeros pechos.”[184]

Asн favorecidos con la invocaciуn, los peregrinos se dispusieron a marchar hacia el rumbo del nacimiento del Sol. Rodeaban lentamente las montaсas, pues era grande su nъmero.

Con frecuencia, se detenнan en diversos parajes y compartнan con los moradores de la tierra, dбndole noticia de las grandes cosas ocurridas con los cholultecas. Y por los lugares donde pasaban, encontrando algunos poblados, cerros, rнos, fuentes y quebradas, cambiу Se Akatl los nombres tradicionales que tenнan y les puso otros nuevos, con su significaciуn apropiada. Son los nombres que conservan hoy.[185]

 

 

2

EL LIBRO

 

Pasando por una ciudad pequeсa que se llama Ocuituco[186], fue recibido con canciones y lбgrimas por sus habitantes. Viendo que sus corazones estaban acongojados, pues todos presentнan su prуxima desapariciуn, les pidiу:

“ЎAnimaos vosotros, mis verdaderos amigos! Sуlo por un instante, por un mandato naciу nuestro amor. Recordadlo y cesarб vuestra turbaciуn.”

Y como ellos tambiйn le pidieron un legado, ordenу registrar y darles en un libro todas sus palabras, consejos y canciones, asн como sus hechos. Este permanece entre los viejos de Ocuituco hasta hoy, y es un libro grande, como de cuatro dedos de grueso[187].

El resto de sus hechos, su llegada a la orilla del agua divina, la hoguera y su ascensiуn como lucero que acompaсa al Sol, todo estб registrado en glosa aparte.

 

 

3

EL PUENTE

 

Siguiendo su ruta, llegaron a un paraje donde la tierra se quiebra y baja a lo profundo. Por allн pasaba un rнo grande y ancho, lleno de agua. Buscaron los caminantes un paso, mas no lo hallaron. Muchas veces lo intentaron, pero retrocedieron, asustados, pues las olas chocaban produciendo un gran estruendo.

Viendo que no habнan un paso transitable y que la corriente era impetuosa mбs allб de medida, comenzaron a lamentarse por su vida. Se disgustу Se Akatl por su falta de бnimos y les reprendiу:

“ЎCobardes! їA quй temйis? Maсana o pasado maсana, їno habremos de partir? їPor quй vacilбis en exceso, precipitando el final? ЎEsforzaos! Todos conoceremos el misterio.”

Habнa en la orilla del rнo un promontorio de piedras; y golpeу Se Akatl la piedra con el pie, al tiempo que pronunciaba una gran voz. La piedra se quebrу y cayу sobre el agua, formando un puente sobre el cual pasaron. Ese puente puede verse aъn en aquel paraje, que por su causa se llama Tepeshiweloa, peсas desgajadas.[188]

 

 

4

LOS MEDITANTES

 

A otro sitio llegaron donde moraba un grupo de anacoretas que permanecнan en soledad, olvidados del mundo, alimentбndose tan sуlo de sus cavilaciones[189]. Dos de ellos estaban sentados al Sol sobre un tronco caнdo.

Al verles, se adelantу Se Akatl para saludarles y les preguntу: “їQuй hacйis, abuelos? їQuй buscбis en estas soledades, apartados de la vida?”

El mбs anciano de los ascetas abriу su boca y le respondiу: “Seсor: buscamos el poder de los Trece, la flor hermosa[190]. ЎVen con nosotros!”

Observу Se Akatl: “Abuelos: a nadie tan precioso ha hecho Aquel por Quien vivimos como al бguila que va volando, a nadie tan perfecto como al ocelote, corazуn de la montaсa. ЎY aъn ellos se someten al deber de sus obras!”

Replicу el anciano: “Hijo mнo: algъn dнa el бguila ha de callar sus gritos, el ocelote renunciarб a sus colores. En la casa del misterio, donde nadie nos espera, їacaso alguien diferenciarб nuestros rostros? їLlevarбn allб la cuenta de nuestras acciones?

“Mira, peregrino: quienes andan por el mundo pronto se cansan; la belleza se marchita y el goce se agota. Si es cierto que para alimentar a la muerte hemos venido, esperйmosla asн: en inmovilidad y silencio. Esa es la razуn por la que estamos aquн.”

Retrocediу Se Akatl para marcharse de allн. Pero el espнritu de Teskatlipoka entrу en los meditantes y los moviу a tentarlo con preguntas. Le dijeron: “Y tъ, peregrino: їpuedes decirnos quiйn eres, de dуnde vienes y a dуnde quieres llegar? En verdad, їpuedes decirnos lo que buscas?”

Respondiу Se Akatl: “Viejos: soy el solitario. He partido, he venido. Si me fue fбcil, consideradlo vosotros, que permanecйis al margen de los hombres. Mi corazуn, como un jade, fue quebrado. He de extinguirme, es la orden de Aquel. Voy, pues, donde las aguas se dilatan, a entregarme.

“їTal vez vosotros conozcбis de quй os hablo? їTal vez habйis descubierto por quй perecen los pueblos, cуmo llega el hombre a la orfandad sobre la tierra? їRecordбis el estandarte de oro, la luz de la casa de la aurora[191]? Allб me dirijo yo, pecador. Aъn por breve tiempo se me oculta Aquel por Quien existo, y apenas puedo soportarlo.”

Escuchando estas razones, los ascetas quedaron callados. Despuйs de contemplarlos con tristeza durante un momento, Se Akatl sacudiу la cabeza y exclamу:

“ЎObrбis en vano, os angustiбis sin sentido vosotros, los que buscбis vuestro lugar por medio de exceso de austeridades! ЎOh, vosotros, los cavilantes, los amargados! їCуmo podйis callar, estando de fiesta? Una vez pasa nuestra vida, sуlo una vez. En la maсana aparecemos y a la noche siguiente ya no estamos[192]. ЎVenid a reposar en mi amistad vosotros, los cansados del mundo! ЎAliviad vuestro dolor aquн!” Asн dijo.

Pero los ascetas nada respondieron. Quedaron en silencio, absortos en sus pensamientos, con sus rostros petrificados y sus miembros recogidos cual bultos funerarios. Viendo que no daban seсales de haberle escuchado, Se Akatl se apartу de ellos y retornу con su gente.

 

 

5

JUNTO AL ARBOL

 

A otro lugar llegу que llamaban por entonces Kuau’nawak, junto al бrbol. Habнa en aquel paraje un viejo sabino, muy corpulento y alto, cuya sombra se extendнa sobre la tierra. Y muchos pбjaros venнan a refugiarse en йl.

Se Akatl se detuvo por un momento para refrescarse y apoyу su cuerpo contra el tronco del бrbol. Pero de pronto sintiу un gran cansancio, vio sus miembros magullados y vencidos, contemplу sus manos, se ensombreciу y dijo: “ЎEn verdad, estoy viejo!” Y saliу huyendo de allн.

Exclamу Se Akatl: “ЎEste бrbol ha visto demasiado! He de derribarlo”. Entonces tomу un hacha de cobre y asн le dijo:

“Ponte en mi lugar, tъ, nueve veces golpeado, hijo de nuestra madre comъn, la de falda de estrellas, tъ que bajas al infierno y subes al cielo; ponte en mi lugar y piensa: їsoy yo acaso alimento para ti? їNo me ves flaco y magullado, peregrino sin rumbo y penitente? їNo tienes compasiуn?

“Ahora, Ўestremйcete!, pues he venido yo, el sacerdote tolteca, el prнncipe de los naguales. Traigo conmigo a aquel a quien tu ves como un demonio, al rudo y afilado, al que relumbra como un espejo rojo[193].

“Porque me has deseado, porque casi me llevas tъ, que te deleitas en las aguas, ha llegado el momento en que arroje tus espinas al rumbo de la izquierda, al reino de ese demonio salvaje, rojo, que tanto temes.”

Diciendo esto, hiriу Se Akatl el бrbol, quebrу su cuerpo de un golpe de hacha. Luego tomу piedras y las arrojу en la herida, abrumу su tronco con piedras. Y las piedras se incrustaron en йl y quedaron allн adheridas; aъn pueden verse hasta hoy, comenzando desde su base y subiendo hasta la copa. Desde entonces aquel lugar fue nombrado Kuau’wewe, бrbol de la vejez. [194]

 

 

6

LOS MЪSICOS DEL SOL

 

Siguiendo su camino, le salieron al encuentro unos danzantes, con sus cuerpos rapados y pintados de amarillo, portando cascabeles y sonajas. Se detuvieron frente a los peregrinos, saltando, retorciйndose, dando gritos y haciendo mil visajes graciosos, como alimaсas.

Con mucho placer los contemplaron los peregrinos, pues locos eran sus movimientos y risibles sus palabras. Unos caнan como viejos, otros andaban como borrachos, giraban con frenesн o quedaban inmуviles durante largo rato en las mбs extraсas posturas, o encarnaban los aires de los dioses, o se echaban en la tierra, o se paraban sobre sus cabezas. En todo seguнan tan sуlo las leyes de su corazуn.[195]

Quedу admirado Se Akatl cuando los vio y preguntу a los bailarines: “їDe dуnde sacбis vuestra alegrнa, amigos? їQuй modales son esos en la tierra de Dios?”

Uno de ellos, que era el conductor, le respondiу: “ЎNos enloquece, nos ha embriagado el Dador de vida! Estos que han logrado encontrarle, son quienes en verdad conocen el amor.”

Esta respuesta intrigу a Se Akatl, quien quiso saber sobre el origen de esta embriaguez. A lo que le respondiу el danzante:

“їAcaso ignoras lo que dijo Teskatlipoka a mi Seсor: ‘Viento[196], ve a travйs del mar hasta la casa del Sol, donde sus mъsicos y cantores le alaban de continuo, y trбelos contigo, junto a sus instrumentos, para que sirvan al hombre y me alegren y veneren’? Tambiйn le ordenу: ‘Di a mis siervos que se enlacen el uno con el otro frente a la costa del mar, hasta formar un puente por el cual puedas tu llegar al Sol’[197].

“Llegу el viento y comenzу a llamar, cantando y dando saltos en su alegrнa, y nadie le respondiу. Pero, he aquн, uno de los mъsicos del Sol oyу su voz y, contagiбndose en su gozo, descendiу con йl a la tierra. Este es el que, al llegar entre nosotros, nos dio la danza y los cantos con que ahora tus siervos se regocijan.”

Terminу su relato el bailarнn. El espнritu de Se Akatl quedу transportado de gozo al escucharlo y, desatando sus pies, entrу en la danza y danzу con ellos. Y levantando su voz, cantу:

“Tъ, que moras en la infinidad del Cielo, tъ, que sostienes la ciudad, tъ, que tienes al mundo en tu mano, como cuentecilla de jade, tъ, precioso entre lo precioso. Por ti existe todo lo que existe, por ti brotamos como frutos en la tierra. ЎCuбn grande es la riqueza de tus flores, de tus guirnaldas! їCуmo lograrlas?

“Ahora sй que por siempre te esperaba. Tu gloria he buscado, tu nombre he pronunciado. Estar donde tъ estбs, sentarme junto a ti, en tu estera real, gozarme en tu alegrнa es todo lo que anhelo.

“Donde los caracoles hacen eterna mъsica, donde resuenan las trompas y vibra el atabal, donde danzan los mъsicos del Sol en su alegrнa, Ўallб quiero ir, contigo, madre y padre mнo!”

 

 

7

EL MONTE

 

Habiendo llegado cerca del mar, se estableciу en una llanura con todos sus seguidores. Los seguнan como ocho mil personas. Pero el mar no era visible, porque estaba guardado por un monte muy alto, llamado Tlilistakteskatl, espejo del blanco y el negro, el cual se extendнa por la orilla del agua hacia el Norte y hacia el Sur.[198]

Se Akatl se retirу al monte para cumplir con su costumbre. Se detuvo sobre una roca y compuso sus instrumentos de penitencia. Las espinas afligieron su carne, con flores rojas se adornу la piedra[199]. Las estrellas se estremecieron en lo alto, pasу un бguila dando gritos y un ocelote le respondiу en las tinieblas. Y orу el Penitente:

“Flores vine a regar, oh padre, madre, flores de guerra en campo de batalla. ЎSon tus flores, aquellas que prefieres! No te escondas, Amo del cerca y el junto, Ўpermнteme encontrarte! Aunque yo muera, cual quetzal, haz que vuele al interior del cielo, allн donde tъ estбs. їTal vez asн lleguemos a ser amigos? їTal vez logre la vida verdadera?”

Hacia el amanecer descendiу. Su corazуn saltaba, su rostro estaba transformado. Daba miedo ver sus miembros cansados y la bolsa sangrienta donde guardaba sus espinas.[200]

Sus amigos habнan velado. Uno de ellos, viйndole llegar, se adelantу a recibirle y le dijo: “Seсor: el lнmite del agua estб ante nosotros, pero nos queda un duro camino por recorrer. Despide a la multitud y dile que se disperse, porque no pongas en peligro a los ancianos y a los niсos que han venido acompaсбndote.”

Pero Se Akatl les respondiу: “їCуmo podrнa alejar de mн a estos fieles devotos, a estos intrйpidos guerreros, ahora que el dнa de las бguilas y la hora de los ocelotes ha llegado?”

Entonces seсalу al monte con su mano y ordenу: “ЎQue se eleven los valles, que se humillen las montaсas!” Al punto, la gran montaсa se abatiу y quedу como tierra llana y como terreno alisado para el juego de pelota. Con el fragor del terremoto despertу la multitud que le seguнa, y un gran temor sobrecogiу a todos.[201]

 

 

8

EL TEMPLO DE LEСA

 

Entonces dio instrucciones para que fuese construido un templo de leсa. Cuatro dнas estuvieron sus seguidores acarreando leсos y disponiйndolos con arte en forma de una pirбmide, en un paraje que habнa no muy lejos de la orilla del mar. Durante todo ese tiempo, йl estuvo aparte, ayunando. Sombrнas visiones le asaltaron, pero vino su madre para consolarlo.

Y mientras ayunaba, en su corazуn suplicaba: “En el ara de fuego, padres mнos, Ўno os avergьence yo! Allн donde los dioses encarnaron y los hombres se hicieron dioses, Ўno os avergьence yo! Dame valor para adelantarme hasta tu casa. Pues mi vida se acaba sobre la tierra, y viene nueva estaciуn y nuevo reino.

“ЎMadre, mujer, escucha mi oraciуn! Ha bajado la muerte florida, se me acerca ya. En el mundo del rojo color la inventaron aquellos, los antiguos que una vez moraron entre nosotros[202]. La bebida preparada desde antaсo se acerca a mi boca, ya la siento. ЎNo me abandones, madre, no te avergьence yo!”

Mientras oraba, se escuchу un fragor como de muchas trompas, como torrentes de agua que se encuentran y chocan, y apareciу ante йl la Reina de la Tierra, envuelta en su traje de brillantes ondas. El resplandor de la visiуn ofuscaba la vista. Se Akatl cayу a sus pies, sin poder sostenerse.

La diosa le dijo: “De la regiуn de la lluvia y las tinieblas vengo yo, Pluma Florida, Mariposa de Obsidiana. De la casa que estб en el mismo lнmite, en el lugar de los orнgenes, de allб. їPor quй te lamentas, sacerdote del espнritu? їQuй te ocurre?”

Le respondiу Se Akatl: “ЎSeсora! Se me ha dado cita en la casa del Sol, en el ara del fuego, allн donde los dioses fueron engendrados. Pero, he aquн, mi corazуn palpita. Amo esta vida. Soy como ardilla del monte, temblorosa, y me aferro a un decir. Por eso lucha dentro de mi alma y mi interior se desgarra. ЎAh, tarea difнcil me han encomendado!”

Pero la visiуn le confortу: “ЎAnimo, sacerdote! їEs que no ves? Donde las trompas dan alaridos, allб has de ir. No temas al dolor, no te engaсes: allб sуlo existe el gozo de la divinidad. Deja la tierra, ve allб. їDuda acaso el interior de tu pecho? їNo te atreves, oh Penitente? Si en verdad me amas, a la regiуn de la niebla de turquesas, por el bien de todos, debes ir.”[203]

 

 

9

EL GUERRERO DEL ESPНRITU

 

Sus amigos estaban apesadumbrados, porque, al preparar el templo de leсos, era evidente para ellos quiйn se destinaba como ofrenda. Itimalli, impulsado por un sentimiento de amor, abrazу sus rodillas y les dijo:

“ЎOh hermano mayor, prнncipe de los presagios! Tъ te vas para siempre, por eso lloro. Ahora, Ўenvнame contigo a aquel lugar cuya naturaleza es misterio, allн donde tъ reinas!”

Se Akatl lo levantу y le dijo: “No llores amigo, sуlo soy un ser creado, yo tambiйn he de teсirme con el rojo oscuro de la sangre.

“He aquн, he venido para regir montaсas. їAcaso no estб escrito vuestros libros que habrнa de volverme pintor de almas, dispensador de vida? ЎDespierta, hombre! Ya el cielo enrojece, se levanta la aurora, ya cantan los pбjaros de fuego y vuelan por doquier solares mariposas.”

Despuйs de pronunciar estas palabras, reuniу Se Akatl a sus seguidores y les advirtiу sobre las cosas que habrнan de ocurrir, consolбndoles y exhortбndoles para que fuesen fieles a su memoria. Y les dijo:

“He aquн, en estado de paz vengo yo, Ketsalkoatl, el que se concentra, el dominador de la sensaciуn, a quien nadie puede engaсar. Vengo a someter a mi herencia humana. ЎБnimo, guerrero de la esfera, golpea! Que ya se acercan mis inclinaciones genйticas, llenas de sangre y color.

“He aquн, la tierra va a embriagarse conmigo, porque he adormecido mis manos, mi carne estб insensible. Ya no siento las burlas de mi condiciуn mortal, ya no es posible que me hieran, que me ofendan.

“Soy Ketsalkoatl, nada en mi mente. Soy el guerrero del espнritu, nada me causa impresiуn.”[204]

 

 

10

LA HOGUERA

 

Habнa llegado el momento. Toda la tierra se entregу al servicio de la casa de Dios. Banderas de papel con mariposas de fuego se alzaron por todos lados. Hacia los cuatro rumbos estaban en pie los hombres. ЎNunca antes se habнa preparado un sacrificio asн! El rostro de Se Akatl ya no reflejaba sufrimiento, resplandecнa con la seсal de un dios.

Entonces dio una orden a sus oficiales. Rбpidamente le vistieron con sus insignias reales, le impusieron la mбscara verde, le dieron su bбculo y colocaron sobre sus hombros un manto maravilloso bordado de serpientes. Asн ataviado, se encaminу a la pirбmide de leсos. Era la octava casa de la noche, la casa de las mбscaras. El sol ya salнa.

Retumbу el tambor y el clamor de las sonajas rasgу el aire. Taсendo sus flautas, cantaron los sacerdotes: “En el templo del fuego serб ofrecido un hombre. ЎAh!, un hombre debe ser ofrecido.”

Y despuйs cantaron nuevamente: “Con lamento triste te vas a la regiуn donde de algъn modo se existe. Fuiste celebrado, divinas palabras pronunciaste, pero vas a morir. Aquel que es todo compasiуn ha exigido, en verdad, extraсa cosa.”

Al llegar a la cъspide del templo, Se Akatl contemplу por ъltima vez a quienes le habнan acompaсado. Un profundo silencio reinу sobre la tierra. Pero, de repente, se escuchу una voz desde el cielo que decнa: “La noche del йxtasis ha llegado, їpor quй la desdeсas? El amanecer de tu triunfo se levanta. ЎInmуlate ya, reviste tu traje de oro!”

Entonces йl mismo se prendiу fuego. Nadie mбs lo hizo, йl mismo, levantando los brazos, hizo arder todo el templo de una vez y se incendiу.[205]

 

 

11

EL CORAZУN ASCENDIDO

 

Cuando ardiу, al punto se alzaron sus cenizas. Y vinieron a verlas todas las aves hermosas que remontan el cielo, aquellas que habнa enviado para su hora final: aves doradas y negras, de largas plumas y cuellos flexibles; aves de hermosos cantos, aquellas que serenamente surcan el cielo, y las mariposas. Todas vinieron.[206]

Se escuchу entonces un estruendo como de tormenta que se expandiу sobre la tierra. Una sombra ocultу el rostro del Sol; haciendo giros, cayу una lluvia de flores. Sobre la tierra vino a cernirse Aquel por Quien vivimos.[207]

En ese momento, los peregrinos vieron cуmo el corazуn de Se Akatl se encumbrу de entre las cenizas, refulgente cual un jade precioso, y entrу en el cielo, escoltado en el aire por los pбjaros y las mariposas. Y dicen los viejos que se convirtiу en la estrella que sale al alba.[208]

Dicen tambiйn que esa estrella apareciу solo despuйs de la muerte del rey, quien por ese motivo es llamado Tlawiskalpanteku’tli, seсor (que se hace) morada de la luz.[209]

 

 

12

CANCIУN DE MATAXOCHITL

 

La hoguera ardiу un dнa y una noche. Despuйs se enfriу y una niebla descendiу sobre la faz del campo, oscureciendo el color de las cosas. Pero el cielo estaba iluminando; con escudos de oro, habнa fiesta allб.[210]

Llorу Matlakshochitl la muerte de su seсor, y en su dolor, tomу el teponaztle y cantу. “En Tula habнa un templo de madera fina; aun se yerguen allн sus columnas de serpientes emplumadas. ЎSe fue, emigrу lejos nuestro prнncipe, Nakshitl! Y con йl partimos nosotros, sus compaсeros, en busca de la tierra del saber. Hoy lloramos, Ўhacia la perdiciуn partimos!

“Allб, en Cholula, permanecimos por un tiempo. Luego nos encaminamos a Poyau’tekatitla y atravesamos el agua en Akallan. Hacia el este marchamos, buscando la patria de los hombres sabios. Hoy lloramos, Ўhacia la perdiciуn partimos!

“He venido a vivir entre extranjeros yo, el del penacho precioso, el protector de la corte. Atribulado estoy, pues se fue mi Seсor, el precioso guerrero, y me dejу atrбs, en orfandad. ЎAh, pobre Matlakshochitl!

“Lloro, porque se derrumbaron los cerros. Me lamento, porque se arremolinу la arena del mar[211]. Pues йl se ha ido, mi maestro, dejбndome sуlo y en orfandad.

“En la tierra del saber, allб, en el oriente, te esperaban. Allб fue ordenada tu partida, Ўy te fuiste! Oh, mi Seсor, precioso guerrero, te fuiste para reinar tambiйn sobre las aguas celestes, en el paнs del pбjaro matutino.

“Aquн han quedado tus casas, el puente que construiste, tu mansiуn seсorial. Aquн dejas atrбs, en total desamparo, a la ciudad de Tula, convertida en lugar de advenedizos. Mira: sin cesar ha llorado, con el resto de los nobles, el prнncipe Timalli.

“Tъ pintabas la piedra y la madera allб, donde nos gobernaste como prнncipe. ЎOh, Nakshitl, nunca perecerб tu nombre, por siempre te llorarбn tus merecidos! Tъ edificaste casas de turquesas, templos de serpientes, allб donde reinabas. Tъ dejaste tus cantos para nosotros, impusiste un modelo. ЎOh, Nakshitl, nunca se olvidarб tu nombre!”

13

LAS CENIZAS

 

Durante un dнa y una noche estuvieron velando la hoguera. Luego amaneciу. Y viendo los seguidores de Se Akatl cуmo la muchedumbre estaba triste y desolada, sintieron compasiуn de ella. Y, reuniendo a todos, Matlakshochitl subiу a una roca y les dijo:

“Creedlo, hermanos, y no estйis apesadumbrados: en lo alto del templo, sobre su escudo, se transformу aquel que habнa descendido. En el lugar de la recta palabra ofrendу su corazуn. ЎEra йl, el extranjero, el del collar de jades! ЎEra йl, la Serpiente Emplumada![212]

“Lo habйis visto: como una flor se abriу su pecho, su corazуn ascendiу. En tierra extraсa, en paнs ajeno se ofrendу con su bбculo real, con el libro sagrado, se ofrendу por nosotros y tambiйn por los extraсos, Ўoh hermanos![213]

“Partiу nuestro Seсor. Su cuerpo fue quebrado. Pero su corazуn ya vuela a las siete cavernas[214], al lugar del origen, allб, donde se yergue la acacia, grita el бguila y ruge el ocelote, donde sus divinos abuelos, el sitio que infunde veneraciуn.

“ЎNo llorйis por йl! Pues йl alcanzу la vida. En el templo del fuego hizo la guerra y venciу. De sн mismo naciу y se hizo hijo de dioses. Asн hemos de recordarlo para siempre.

 “Йl, ave de fuego, viento del Sol, vuela en medio de la gran llanura, rumbo al misterio. Su corazуn ha llegado al corazуn del cielo. ЎResplandezca su luz sobre la tierra! ЎHaya alegrнa en todo hombre bueno!”

Entonces dio уrdenes de recoger las cenizas. Y las echaron en bolsas de piel de ocelote para distribuirlas luego por toda la tierra. Los seсores de los estados recibieron estas reliquias con grandes muestras de respeto, y desde entonces las reverenciaron en memoria de Se Akatl.

 

 

14

EN REGIУN DE LOS MUERTOS

 

Cuentan los viejos que, cuando muriу, sуlo durante cuatro dнas estuvo ausente. En ese tiempo fue a morar a la regiуn de los muertos para conversar con sus antepasados[215]. Y dicen que se acercу Se Akatl al trono del Seсor y la Seсora de lo profundo, y les dijo: “Vengo a llevar los preciosos huesos que vosotros guardбis, pues tal es mi misiуn y para ello he sido sacrificado.”

Le preguntу el Seсor de los muertos: “їQuй harб con ellos, Ketsalkoatl?”

Respondiу: “Los dioses estбn preocupados, porque es preciso hacer una nueva creaciуn, una nueva palabra sobre la tierra.”[216] 

Entonces el Seсor de los muertos le dijo: “Sea. Si haces sonar la caracola de viento cuatro veces, hacia los cuatro rumbos, y da cuatro vueltas en torno a mi cнrculo precioso, los tendrбs”[217]. Pero le dio un caracol si agujero, no habнa modo de hacerlo sonar[218].

Entonces Se Akatl llamу a los gusanos que viven bajo la tierra y les dijo: “ ЎHermanos ! Haced un agujero para que yo pueda respirar y echar aliento .” Ellos lo hicieron asн.[219] Pero, por mucho que lo intentу, no pudo sonarlo, pues estaba muerto y no tenнa aliento.

Entonces llamу a los abejorros y a las abejas que viven en las fragosidades, y les pidiу: “ЎVenid, amigos, entrad en la joya y haced que suene!” Ellos lo hicieron asн.[220]

Al escuchar el sonido de la caracola, el Seсor de los muertos accediу y le dijo: “Estб bien, puedes tomar los huesos.”

Pero llamу en secreto a sus servidores, los cuales eran semejantes a codornices[221], y les ordenу: “ЎDioses! No permitбis que Ketsalkoatl se marche con los huesos. Ponedle una trampa y haced que los deje aquн, porque, en verdad, los estimo mucho.”

Pero Se Akatl estaba al tanto de la trampa. Pensу: “No ha de ser asн. De una vez me apoderarй del tesoro.”

Y dijo a su nagual: “Doble mнo: ve y di a esas deidades del polvo que tomarй los huesos por un momento, y luego he de regresar para devolverlos”. Fue el nagual dando gritos: “ЎVendrй a dejarlos…!” [222]

Al mismo tiempo, Se Akatl tomу los huesos, hizo un bulto con ellos y subiу a la tierra. Y estaban unidos, confundidos, los huesos del hombre y la mujer; aъn no estaban separados.[223]

De nuevo dijo el Seсor del inframundo a sus servidores: “ЎDioses! їEs posible que se haya llevado Ketsalkoatl mis preciosos joyas? Id a su encuentro, haced un hoyo en su camino, para que caiga dentro, y traedme lo que es mнo.”

Fueron los servidores y lo hicieron asн. Y cayу Se Akatl en el hoyo, pues las codornices lo espantaron y tropezу su pie, se desplomу como muerto. Y se esparcieron por el suelo los huesos preciosos, mezclбndose y fragmentбndose. Entonces los tomaron las codornices y los mordieron y royeron.[224]

Cuando volviу en sн, Se Akatl se afligiу mucho y dijo a su nagual: “їQuй ha pasado, doble mнo?”

Respondiу aquel: “Nada, que tu misiуn ha salido mal. Tendrбs que hacerlo de nuevo, y que resulte como sea.”

Reprendiу Se Akatl a los mensajeros del Seсor de los muertos, y les dijo: “ЎAtrбs, pбjaros del polvo! ЎIdos a otro rumbo, no molestйis mбs a quien se ha hecho divino!” Al escuchar su voz, las codornices retrocedieron, espantadas.

Entonces recogiу los huesos, los juntу e hizo un bulto con ellos. Pero quedaron mal colocados, astillados; no quedу bien.[225]

Se lamentу de nuevo Se Akatl: “ЎOh tъ, codorniz causadora de estragos! їQuй has hecho con el atado de huesos, golpeбndolo, quebrбndolo? He aquн, los voy a componer nuevamente, disponiйndolos con orden, ajustбndolos en la carne, para que salga buena la obra. Pues yo soy el sacerdote que bajу a las nueve profundidades y ascendiу de nuevo.”

E invocу a los dioses del Cielo para que viniesen a ayudarle: “ЎVen, padre mнo, Teskatlipoka! Seсбlame el camino, para que no ofenda tu rostro, yo, el sacerdote[226].

ЎVenid vosotros, espнritus que sostenйis las esquinas la tierra y estбis hacia los cuatro rumbos y sois el soporte del cielo! Pues con vuestro consentimiento he llegado hasta aquн, yo, el huйrfano de padre, vosotros habйis guiado mis pasos.

“Y vosotros, cerros preciosos orlados de turquesas, en cuyos flancos me he detenido, cansado, mбs de una vez[227], tened compasiуn de estos huesos, que ya se acaba la obra, ya llegу el final.

“Venid en mi auxilio, padre y madre, tierra y agua, cielo estrellado, y tъ, Seсor de los rayos, Dios que fuiste un ser enfermo y te ofrendaste, y hoy repartes tus jades a la Creaciуn.”[228]

Al escuchar su llamado, acudieron los dioses y le escoltaron en su ascenso por las escalas del cielo.

Una vez arriba, la Madre Tierra tomу los huesos y murmurу: “ЎCuбnto daсo han hecho esos pбjaros de espanto! ЎQuebranto, quebranto! Pero ahora lo arreglaremos.” Entonces colocу los huesos en un molino y los moliу. Luego echу la harina en un precioso barreсo y la amasу. Y mientras amasaba, ella misma se fue moliendo, hasta quedar enteramente disuelta.

Y vinieron los dioses a sangrarse sobre la masa de huesos, para darle vida. Vino Se Akatl y sangrу sobre la masa su miembro viril. Y se sangraron tambiйn los cinco dioses: Tlalok, Wiktolinki, Teponkiski, Tlallamanak y Tsontemok[229].

Despuйs que estuvo preparada la masa, vino Sholotl, el nagual, y modelу con ella figuras de seres humanos, y los nutriу, echando en sus bocas masa de maнz tierno. Y cuando estuvo listo, anunciу a los dioses: “Han nacido, oh seсores, los nuevos moradores, los merecidos. Por nuestro sacrificio ha sido posible.”[230]

 

 

15

EL DНA DEL PБJARO CANTOR

 

Cuentan los viejos que, despuйs de recobrar los huesos de los antepasados, Se Akatl vagу durante otros cuatro dнas por las regiones superiores, a donde fue a proveerse de rayos. Y al octavo dнa vieron salir la gran estrella llamada Ketsalkoatl, la cual se manifestу en el alba y en el atardecer. Dicen que sуlo entonces se entronizу como Seсor.[231]

Esto ocurriу el ъltimo dнa de la veintena de Xul, entonces subiу al cielo con los dioses. E instituyeron sus amigos ese dнa como vigilia y ofrenda, y le llamaron Dнa del Descenso del Pбjaro Cantor, porque, decнan, ese dнa se acuerda Ketsalkoatl de los hombres y baja entre ellos para verificar sus acciones.

Guardaron su recuerdo y se regaron por la tierra, formando alianzas para defender la memoria de Se Akatl. Y establecieron como ley que, por medio del fuego, alcanzarнan los seres humanos honra y excelencia, y llegarнan a ser seсores del mundo superior.[232]

En muy poco tiempo, muchos de los moradores de la tierra escucharon esta voz y esperanza de excelencia, y vinieron al campamento para juntarse con sus seguidores. Y todos trabajaban en unidad, porque aun era fuerte el recuerdo del Penitente.

 

 

16

EN LA COSTA DE PБNUCO

 

Asн pasу el tiempo. Transcurridos cuatro aсos regresу[233]. Ya nadie lo esperaba, nadie pensaba en volver a verlo. De la regiуn del misterio, de la casa del quetzal, del paнs de la abundancia regresу Aquel que enriquece al mundo.

Caminaba como un dios por la costa de Panuco y fue reconocido por algunos viajeros. Se corriу la noticia con pregoneros, y al escucharla, muchos cayeron en confusiуn. Se decнan: “їPodrб acaso alguien regresar de entre los muertos? їOcurriу antes algo semejante?”

Fueron enviados a su encuentro algunos oficiales. Pero йl, conociendo sus dudas, apareciу en su camino y les dijo: “ЎNo dudйis amigos! ЎSoy yo, el sacerdote, el viajero de la regiуn de los muertos! ЎReconocedme! He ido delante de los hombres allб, donde los muchos huesos, para buscar la semilla.

“Mis enemigos se reunieron para hacerme la guerra, los hombres despreciables vinieron contra mн. Mucho daсo me hicieron esos pбjaros del polvo, me rompieron, me quebraron, mancharon mi precioso recipiente[234]. ЎPero mi blanca bandera sacudiу el polvo, arremolinу la tierra allн, en el antro de la penitencia!

“Soy el guerrero, el que hace de los cielos su camino. No en vano revestн la insignia de oro. ЎPor mн se mueve el Sol! He regresado para abrir mi mano, yo, el morador de la regiуn de las alas, el caminante solitario. En la muralla del campo del rigor combatн; allн alcй mi grito y alcancй mi nombre: defensor del hombre.

Asн dijo. Los mensajeros quedaron atуnitos y le rogaron que viniera con ellos a su campamento.

 

 

17

CON SUS AMIGOS

 

Los principales amigos de Se Akatl, en cuyas manos estaba la responsabilidad del pueblo, no quisieron escuchar la noticia; se dijeron: “їQuiйn es este que viene a perturbarnos? їCon quй autoridad ha tomado su nombre? Vimos su cuerpo arder en la hoguera. їAcaso no dijo йl: no dos veces se vive en la tierra? No os dejйis confundir, hermanos. No es el Seсor, sino un demonio, quien asн viene a dividirnos.”

Aun estaban hablando, cuando Se Akatl entrу en su asamblea y preguntу: “їQuiйn es el que murmura contra mн palabras de desconfianza? ЎSoy yo, el Seсor de las transformaciones! He regresado, me rehice, alcancй la vida verdadera y estoy aquн.

“Mi madre divina, la del manto de estrellas, me infundiу un nuevo aliento, un aliento inmortal. їQuiйn podrб ahora contra mн levantarse? A la oscuridad de las aguas arrojй mi oscuridad yo, el penitente. ЎVengo de conquistar mi destino!

“A los mundos que estбn sobre nosotros, a los nueve escalones fui a descansar. Allб, donde la anciana, fue abierto mi collar, desatada mi guirnalda de plumas. ЎAplastada quedу la serpiente![235] Quiso quebrar al pequeсo espejo, al mбgico reflejo, Ўy condenada fue por siempre a los abismos de perdiciуn!

“Vedme, amigos, soy el Dragуn de luz[236]. Conozco al anciano, a la anciana. He vivido en el mundo de los muertos y con los que nunca mueren. Soy mediador, y he vuelto para dormir al sueсo y amordazar la muerte, para destruir a aquel que muerde por sus cuatro extremidades[237]. їQuй dios, quй poder serб capaz ahora de arrojarme al polvo?”

Al escucharle, sus seguidores cubrieron sus rostros y le adoraron, y un gran temor los sobrecogiу. Pero йl les confortу, diciendo “ЎAlegraos, amigos, reconocedme!” Entonces ellos corrieron a su encuentro, muy contentos, y le abrazaron.

Йl, sentбndolos en un muro, les hablу de su descenso a lo profundo y su ascenso a las estancias del Cielo, y les dijo: “Del corazуn del mar regreso, de allб, donde el horizonte se tiсe con los tintes de la aurora. їAcaso no me esperabais? ЎSoy el quetzal, y he venido volando!

“De pasos difнciles vengo, de la gran guerra. Muy serio estaba mi rostro cuando salн de Tula, enflaquecidos mis costados, vacilantes mis pasos. En flor ansiaba convertirme, y era un conejo ensangrentado.

“Yo no lo sabнa, no conocнa mi destino, Ўy en el templo de las llamas me fue revelado! No lo entendнa, Ўy en la casa de los niсos me fue revelado! Despuйs de tanto andar, he visto un paso allб, en el seno del mar, donde el mundo se curva y se esparcen, sin forma, las arenas. Este cofre de jades incendiй por mн mismo, y renacн.

“Ahora, mi corazуn ha llegado a ser perfecto. Solitario, entre colores infinitos, mi corazуn vive. He recibido el poder del anillo del agua. ЎEn el arte he de vivir eternamente sobre la tierra!”[238]

Embriagado con estas palabras, exclamу Matlakshochitl: “ЎOh tъ, caudillo nuestro, prнncipe de los naguales! ЎEres tъ, en verdad, Seсor de vida y amparador de todo crecimiento! ЎY nosotros que sуlo te causamos pesares!”

Esto dijo, entristecido por las dudas con que le habнan recibido. Pero йl le asegurу con afecto: “Sуlo me ultrajan quienes no me han conocido. Vosotros, empero, sois mis padres, mis hermanos, mis amados sacerdotes. A la gloria del Seсor de las corrientes infinitas, en nave de turquesas, allб tambiйn irйis vosotros, mis hermanos, mis viejos compaсeros.”

El prнncipe Itimalli le preguntу: “Seсor, їquй puedo hacer para vivir contigo allб, donde tъ vives? їCуmo ganar un rostro y un corazуn, cуmo cantar tu canto?”

Respondiу: “Sуlo podrб cantar mi canto aquel que llegue a ser, como yo, dios del crepъsculo y dueсo de la luz, quien logre transformar su rostro a voluntad. Mas, no temбis. Yo soy el Dragуn de luz y envнo mis rayos a todos los seres creados, aun a los que estбn allб, en el paraнso de las aguas. Y al que quiero, lo tomo y lo hago mнo.

 “A la encrucijada de todos los caminos he llegado. A mн mismo me hice creador, sostenedor y vida. їQuй mбs he de buscar? їA quiйn debo seguir? Yo, el proveedor del reino de las aguas, hago llover a Dios. A aquel que os colma de bendiciones, yo proveo. їHabrб algo imposible para mн? Yo deseo, amigos, que vosotros tambiйn cantйis mi canto.

 “Por lo tanto, id por todas partes, estableceos aъn en el monte de las tinieblas. Con mъsica de nubes esparcirйis la gloria de Ometeotl. Id por el mundo y no temбis: eternamente se escucharб mi voz entre vosotros, explicando la palabra de la verdad.”

 

 

18

LAS ORDENANZAS

 

Entonces llamу a su lado a cuatro jуvenes cholultecas por los cuales sentнa un amor particular, y les encomendу que recordasen todo lo que habнan visto y oнdo, a fin de que, yendo por el paнs, fuesen testigos suyos ante los pueblos de la tierra. Y les ordenу que dividiesen la tierra en cuatro partes, quedando la ciudad de Cholula como corazуn, y que propagasen por ellas las noticias de su regreso.[239]

Tambiйn les dio autoridad para tomar el poder sacerdotal en su nombre, mas no como seсores que reclamen la herencia de un reino, sino como servidores y deudores, como quien toma algo en prйstamo hasta que llega el momento de devolverlo.

Ordenбndolos en comunidades, les dijo: “Vivirйis juntos bajo los mбs ancianos, compartiendo vuestro sustento y sin acumular riquezas. Guardarйis y os transmitirйis las dignidades recibidas. Velarйis con todo el corazуn para que se extienda el modo de vida tolteca.

“Mantendrйis en orden vuestras comunidades, suprimiendo lo relajado y conservando lo virtuoso. Si hacйis asн, os doy poder para que hagбis cosas maravillosas y os hagбis acreedores del nombre que llevбis, y para que transmitбis ese nombre.

“Tambiйn marcharйis por los valles y las sierras, averiguando por las cosas concernientes a la vida. Y encontrando alguna buena costumbre, traedla a vuestras comunidades y compartidlas con todos, para que de ese modo perfeccionйis el modo de vida tolteca.

“Mas aъn, donde quiera que lleguйis, preguntad por las historias y las creencias del lugar, comprendiendo sus cosas oscuras y ayudando en sus ritos y tradiciones. Pero, Ўcuidaos de los sacrificios humanos y de la idolatrнa!

“Durante el dнa, estudiad los libros divinos, conversad con vuestro corazуn y ejercitaos en las artes y oficios. Por las noches velad, cantad alabanzas hasta el alba y jamбs faltйis al baсo nocturno.

“Dormirйis y comerйis poco, hablarйis sуlo lo necesario. Serйis parcos en vuestros modales y sobrios en el vestir. No pasarйis a navaja sobre vuestras cabezas ni usarйis joyas, sino sуlo un collar de piedra o madera. Y no olvidarйis la penitencia.

 “Ademбs, trabajad en sementeras para no ser una carga al pueblo. Antes bien, dad de comer a los pobres y los necesitados, a los ascetas y los enfermos, socorriendo en todo momento a las viudas y los huйrfanos.

“He aquн el modo como elegirйis a vuestros lнderes: el mбs humilde entre todos serб el que mande, y el de mбs noble cuna serб el servidor. Ninguno percibirб recompensa por su servicio. Y quienes deseen ser lнderes, que trabajen doble jornada.

“Sуlo aquel que tenga corazуn puro, un corazуn bueno, un corazуn firme, un corazуn de hombre, sуlo aquel que tenga a Ometeotl dentro de sн y sea sabio en las cosas divinas, ese os representarб. No importa su nombre, no importa su nacimiento. Aъn si fuese de origen humilde, aъn si su padre o su madre fuesen pobres entre los pobres, no mirarйis su linaje, sino su modo de vida.

Si encontrбis alguno que sea perfecto en sus costumbres y ejercicios, doctrina y buena vida, perfectamente continente y guardador de los preceptos, virtuosos, humilde y pacнfico, considerado, cuerdo, no liviano, compasivo, amigo de todos, devoto, temeroso de Dios, esclarecido, a este elegirйis como sumo sacerdote y le impondrйis el tнtulo de Ketsalkoatl. Este os servirб de guнa, os llevarб a cuestas y os gobernarб.

Tales guнas os dirбn cуmo venerar a Ometeotl y llevarбn las ceremonias. Su obligaciуn serб pronunciar discursos, ocuparse dнa y noche en el incienso, preparar las espinas para la penitencia, mirar y calcular el orden del cielo y la divisiуn de la noche, la caнda del aсo y la cuenta de los destinos.

“Ellos leerбn y cantarбn, volviendo ruidosamente las hojas de los cуdices; tendrбn en su poder la tinta negra y roja, los caracteres, para elevaros y mostraros el camino.

“Y cuando algъn hombre o mujer, viendo el buen ejemplo con que os hacйis merecedores, quiera unirse a vosotros, lo admitirйis con gusto. Podrйis admitir a todos sin distinciуn, a condiciуn de que permanezcan vнrgenes, que renuncien a sus lazos familiares, que se comprometan con el trabajo comъn, que sean templados, que se ejerciten en el ayuno, que amen el estudio, que acepten la amonestaciуn con entera humildad, que sojuzguen su cuerpo y no teman a la penitencia.

“Ъnicamente a estas personas no admitirйis con vosotros: a los niсos, los esclavos, a aquellos que carecen de juicio sano o que tienen graves defectos fнsicos, y tampoco a los viciosos ni a los que no tengan amor a Dios.[240]

“Para determinar la sinceridad de quienes quieran seguiros, les impondrйis que permanezcan cuatro aсos en soledad, en las montaсas, alimentбndose de raнces y frutos silvestres, para que valoren su intenciуn[241].

“Y si, aъn asн, este hombre o mujer insiste en unirse a vosotros, lo tomarйis y lo llevarйis ante la imagen de nuestra madre o ante un arrollo o laguna, y asн invocarйis:

“‘Seсora, tomo esta agua de tus manos para lavar a este que ante ti ha venido, para limpiar la mancha que heredу de sus padres. La mancha, la culpa, se la lleve el agua y disipe.

“Tъ, Seсora, ten a bien purificar esta vida que en tus manos entrego. Pues sуlo tъ eres merecedora del don que tienes para limpiar toda mancha desde antes del comienzo del mundo[242]’. Diciendo esto, arrojйis el agua sobre la cabeza del que os solicita y lo admitirйis con vosotros.

“Y si alguno de quienes asн habйis admitido continъa pecando, le pedirйis que venga y se confiese con los mбs ancianos. Y el anciano le dirб: ‘Tъ, que fuiste engendrado de nuevo por tu madre y padre, Ketsalkoatl, como cosa purificada y preciosa, de tu libre voluntad te has vuelto a ensuciar. Confiesa ahora, бbrete y manifiйstate ante tu Seсor, que es amparador y compasivo’.

“No tengбis a menos este consejo, porque en verdad, la confesiуn de las culpas nos hace entrar en el puente de la misericordia, que es como agua clara con que Ometeotl purifica nuestras almas, haciйndonos nacer de nuevo, vivir otra vez, dбndonos nueva luz y nuevo sol, haciйndonos florecer y lucir con destellos de una nueva vida que sale de nuestra madre, la matriz donde se crнa.

“Y cuando aquel confiese sus pecados, le impondrйis penitencias y le dirйis: ahora trabajarбs un aсo o dos, barriendo por las noches el patio del templo; ahora visitarбs desnudo los santuarios, en el frнo de la noche, o te confiarбs al rнo hasta donde йl quiera llevarte; ahora sacrificarбs tus palabras, tus miradas o tu aliento; ahora punzarбs tu cuerpo con puntas de maguey, perforando tus labios, orejas, brazos, piernas o el miembro viril, segъn sea tu pecado de hablar, oнr, hacer, o de incontinencia.

“Y estos son los pecados que mirarйis: las palabras injuriosas con que afrentбis al prуjimo; la ingratitud que tuvisteis hacia los dones de Ometeotl; la inhumanidad que mostrasteis al no compartir los bienes que os dio vuestro Dios; el no comunicar lo que te fue dicho[243]; la falta contra los preceptos divinos o contra las costumbres de la comunidad; el adulterio, el engaсo y el sueсo.”

Despuйs de pronunciar estas palabras, concluyу Se Akatl su discurso, diciйndoles: “He aquн mi disposiciуn final y aquello que os identificarб como mis seguidores, lo que debйis seguir y compartir, pues es alimento escogido.

“Sуlo tres consejos deseo encomendaros: el primero, que busquйis con anhelos hacerlos amigos de Aquel que estб en todas partes, en todos cuerpos y en cada momento, pues es noche y viento y Dueсo del cerca y el junto.

“Y en tal empeсo, mirad que no os hagбis orgullosos, desesperados o cobardes, sino mбs bien, humildes de corazуn, poniendo toda vuestra esperanza en Ometeotl y atreviйndose a mantener sus prescripciones.

“Lo segundo que debйis recordar: tened paz con todas los hombres, respetad a todos y a nadie agraviйis. Por nada del mundo avergonzarйis a otro hombre. Calmaos, que digan de vosotros lo que quieran. Callaos aunque os combatan y no respondбis. Asн demostrarйis vuestra condiciуn viril y vuestra nobleza, y todos sabrбn que sois dignos representantes mнos.

“Y lo tercero que os pido, es que no perdбis el tiempo que os ha dado Ometeotl sobre este mundo. Ocupaos en lo que es bueno dнa y noche, no despreciйis el tiempo. Porque no sabйis si volverйis a vivir, o si reconocerйis vuestros rostros allб, donde de algъn modo se existe. Aprovechad esta vida.

“Basta con esto, que era mi misiуn. Haced en lo adelante lo que bien os pareciere. Todo hombre que se atenga a su propio bien, allegarб para sн la excelencia y conquistarб la vida.”

Asн terminу su exhortaciуn. Y sus amigos anotaron sus palabras sobre sus corazones, para compartirlas luego con todos.

 

 

19

LA PROFECНA

 

A continuaciуn, pidiу a sus seguidores que se congregaran en la orilla del mar para entregarles su bendiciуn. Una vez en la arena, subiу a una piedra que por allн habнa y anunciу las palabras de su profecнa. Y esto fue lo que dijo:

“Escuchadme, hermanos: yo, Ketsalkoatl, pluma teсida con sangre de serpientes, he renacido. A mн mismo me hice en la batalla, allб, donde se ensanchasen las aguas y el tiempo queda detenido. Asн lleguй a ser mi propio padre, y lleguй a conocer los ciclos del destino.

“Sуlo vine a prepararme un camino; ahora he de marchar. Mas, no temбis, no me voy para siempre: eternamente escucharйis mi voz. No llorйis por el prнncipe partido, porque os he dejado mis palabras y mis joyas.

“ЎAlegraos! Se acerca un nuevo dнa, el dнa magnнfico, de radiante hermosura, cuando a mi rostro tenga que regresar. ЎEntonces me verйis! En ese dнa comprenderйis las razones divinas, levantarй mi cosecha y recogerй lo sembrado. Entonces desaparecerб para siempre el animal maligno[244] y vosotros podrйis caminar en paz.

“Y se abrirбn las puertas de oro, y vendrбn en matrimonio los pueblos de la tierra al templo de los cuatro rumbos, donde se os pedirб que no os descalcйis[245]. Y se manifestarб la Seсal de al unidad en un бrbol erguido[246]. El mundo habrб de verlo cuando ocurra, porque es el amanecer de Ometeotl.

“Poder de bondad viene a vosotros para vivificaros, para extirpar del mundo todo temor. Poder de unidad, poder del Corazуn del Cielo, de Aquel que, al recibirnos, no recibe sino a su propio ser. ЎRendid devociуn a la verdad, creed en su poder! ЎAvivad la luz de vuestros corazones, oh hermanos! Amanecerб el mundo para quienes comprendan.

“A la distancia de un grito, a la distancia de un dнa de camino estб ya vuestro hombre, vuestro hermano mayor, el de los verdes jades, las barbas y el bбculo de peregrino. ЎRecibidlo![247] El tiempo se acerca, la hora viene, nace la humanidad del nuevo Sol. ЎContemplad su seсal ahora! ЎErguid el madero!”

 

 

20

LA BALSA DE SERPIENTES

 

Entonces tomу su manto de serpientes y lo arrojу al agua. Y el manto quedу firme sobre la superficie del mar como un balsa, no se hundiу. Luego subiу encima y se sentу en йl, como si se tratase de una canoa. Mientras se alejaba de la orilla, bendijo Se Akatl a su pueblo con estas palabras:

“ЎQue a todos os mire con amor el inventor del hombre, el conocedor del hombre! ЎQue seбis felices y cumplбis con todo lo que os di a comer de mi labio y mi boca! ЎQue permanezca la tierra, que estйn en pie los montes! ЎQue se esparzan por el mundo las flores del maнz tostado, las perfumadas flores del cacao! ЎQue permanezca la tierra!”

La balsa de serpientes navegу sobre las aguas del mar rumbo al horizonte oriental, y cuentan los viejos que entrу en el cielo. Pero no se sabe cуmo y de quй manera llegу al mundo de la luz. Y dicen los que saben que en verdad vive Ketsalkoatl, no muriу. De nuevo habrб de volver, habrб de venir a reinar sobre su pueblo.

 

 

21

EL FIN DE LOS TOLTECAS

 

Muy pronto, la noticia del regreso de Se Akatl desde la regiуn de los muertos entrу en la ciudad de Tula, donde fue acogida son gozo por los toltecas. Pues aъn vivнa entre ellos el recuerdo de su gloria y no se habнa apagado el amor que le profesaban.

Pero esto llenу de amargura a Teskatlipoka, por lo que, visitando a los enemigos del reino, los incitу para que lo asediaran. Tambiйn marchу al bando tolteca. Fue de un lado a otro, enardeciйndolos mutuamente, y muchas personas rencorosas se le fueron sumando.

Por fin, vino contra Tula gran ejйrcito que hizo burla de sus habitantes y profanу los santuarios. Los toltecas, que durante muchas generaciones no se habнan ejercitado en artes de guerra, se vieron en tal desventaja, que fueron vencidos. Viejos, mozos, niсos y mujeres, todos cayeron, nadie fue perdonado.

Los supervivientes huyeron hacia la regiуn de Shikko, dejando abandonados los templos y palacios. Asн se cumpliу la profecнa: “ЎOh Tula, ombligo del mundo! Huйrfana has de quedar.”

En cuanto al rey Wemak, huyу con los sobrevivientes y estableciу su campamento en Shikko, donde intentу oponer cierta resistencia. Allн pariу su mujer, llamada Kuau’ne’ek, en la fronda, por lo cual puso al lugar el nombre de ella. Hasta allн los persiguiу Teskatlipoka.

Los seguidores de Wemak llevaban consigo una serpiente a la cual adoraban. La serpiente reclamу una vнctima humana, y, viйndose en situaciуn desesperada y casi acabados, accedieron a sacrificarle un hombre.

Enterado el rey de esta abominaciуn, y viendo que de tal modo se habнan degradado los toltecas, se retirу a una cueva que hay en el camino de Chapultepec. Allн se entristeciу y llorу, y cantу una canciуn amarga que decнa:

“Con suerte lamentosa me angustio hoy. En los campos yacen dardos rotos, hay cabelleras esparcidas; destechadas estбn las casas, enrojecidos sus muros; por las calles y las plazas circulan los gusanos, las paredes estбn salpicadas de sesos.

“Roja estб el agua como tinta, y cuando la bebemos, es como si hubiйsemos bebido salitre. Golpeamos los muros de adobe, buscando alimento, y fue nuestra herencia una red de agujeros. En los escudos quisimos guarecernos, pero ni con escudos puede ser sostenida nuestra soledad.

“Henos aquн, corriendo por la vida. Hemos comido leсos de eritrina para llegar hasta aquн, hemos mascado goma salitrosa, piedras de adobe, lagartijas, ratones, tierra en polvo, gusanos… Todo esto pasу con nosotros, yo lo he visto.”

Entonces, pasando una cuerda sobre el бrbol que estб en la boca de la cueva, se dio con ella la muerte. Mucho sufriу Wemak por el fin de los suyos. Cuando ya no vio a ninguno que le siguiera (pues todos tras de sн se habнan acabado), se suicidу el rey.

En cuanto a su hijo reciйn nacido, el prнncipe Pochotl, ceiba, escapу con el ama que lo criaba hacia los desiertos de Nonoalko.

 

 

22

EL MEZQUITE

 

Los pocos toltecas que escaparon con vida se dispersaron por las montaсas y las ciйnagas. Sus prнncipes y artesanos se ocultaron en las cortes de los diversos reinos, donde generalmente fueron bien recibidos. Entonces Teskatlipoka dejу de perseguirles.

El total muertos en el lado tolteca ascendiу a tres millones doscientas mil personas[248]. Este fin tuvo Tula y su reino. En cuanto a la ciudad, nunca mбs fue habitada.

Y el hechicero, reuniendo a todos su partidarios en torno a un mezquite, subiу al бrbol y asн les dijo: “ЎDeteneos, amigos! ЎQue continъen dispersбndose los toltecas! Vosotros, mis devotos, no os dispersarйis.”

A continuaciуn los ordenу como naciуn y le dio leyes. Nombrу trece seсores sobre ellos y les exhortу a recordar sus deberes, diciйndoles:

“Nunca os envanezcбis, amigos. Recordad siempre cuбnto trabajo pasamos en Tula, hasta que conseguimos nuestros fines. Por lo tanto, proceded con humildad y sacrificio. Principalmente tъ, Itstekolotl, brujo de obsidiana, no te ensoberbezcas.

“Si os hacйis arrogantes como aquellos toltecas, os destruirй, os harй como a Mashtla, el mayordomo. Recordad cуmo a sus dos hijas, a las cuales custodiaba en cofre de piedras preciosas, les hice concebir mellizos, de modo que cada una de ellas pariу dos bestezuelas repugnantes.”

Despuйs de aleccionarlos de este modo, los condujo a los valles de Sholtokan a fin de dejar deshabitado el reino tolteca. Asн se cumpliу finalmente la profecнa del anciano Weman.

 

 

NOTA

 

Obras recomendadas sobre Ketsalkoatl y la religiуn de los toltecas:

Dнaz, Frank, Los Mensajeros de la Serpiente Emplumada (un estudio crнtico sobre la ideologнa tolteca), Editora Alba, 2003.

Leуn-Portilla, Miguel, La Filosofнa Nahuatl, UNAM, Mйxico, 1959.

Los Antiguos Mexicanos, Fondo Cultura Econуmica, Mйxico, 1972.

Lilith, Quetzalcoatl y el Arte Real (una interpretaciуn alquнmica del simbolismo tolteca, de prуxima apariciуn).

Sejournй, Laurette, Pensamiento y religiуn en el Mйxico antiguo, Fondo Cultura Econуmica, Mйxico, 1957.

El Universo de Quetzalcoatl, Fondo Cultura Econуmica, Mйxico, 1962

 

BIBLIOGRAFНA

 

Esta historia fue reconstruida a partir de anйcdotas y textos filosуficos contenidos en las siguientes fuentes:

Anуnimo, Cantares de los Seсores de la Nueva Espaсa, UNAM, Mйxico, 1963.

Anales de Cuauhtitlan, Imprenta Universitaria, Mйxico, 1945.

Cantares de Dzitbalchй, UNAM, Mйxico.

Teogonнa e Historia de los mexicanos, Porrъa, Mйxico, 1979.

Leyenda de los Soles, UNAM, Mйxico, 1945.

Leyenda del Tepozteco.

Poesнa indнgena de la Altiplanicie, UNAM, Mйxico, 1992.

Benavente, Toribio de, Relaciones de la Nueva Espaсa, UNAM, Mйxico, 1944

Camargo, Muсoz, Historia de Tlaxcala, Ateneo, Mйxico, 1947.

Chilam Balam, Libro de los libros, Fondo de Cultura Econуmica, Mйxico, 1963.

Chilam Balam de Chumayel, Secr. Educaciуn Pъblica, Mйxico, 1985.

Chimalpahim, S. Antуn, Relaciones originales de Chalco, Fondo de Cultura Econуmica, Mйxico, 1965.

Durбn, Diego, Historia de las Indias de Nueva Espaсa, Escalante, Mйxico, 1980.

Ixtlilxуchitl, Alba, Relaciones histуricas, Sec. Fomento, Mйxico, 1892.

Sumaria relaciуn, UNAM, Mйxico, 1975.

Las Casas, Bartolomй de, Apologйtica Historia, Madrid, 1909.

Los indios de Mйxico y Nueva Espaсa, Porrъa, Mйxico 1982.

Mendieta, Fray Jerуnimo de, Historia Eclesiбstica Indiana, Ed. Chбvez, Mйxico,1945.

Olmos, Andrйs de, Conjuros y encantamientos de la gentilidad.

Huehuetlahtolli, trad. Frank Dнaz 1995.

Ruiz de Alarcуn, Tratado de las Idolatrнas, Ed. Fuente Cultural, Mйxico,1953.

Sahagъn, Bernardino, Cуdice Florentino, Madrid, 1906,

Cуdice Matritense de la Real Academia, Madrid, 1907.

Historia General de las Cosas de Nueva Espaсa, CONACULTA, Mйxico, 1989.

Suma Indiana, Imprenta Universitaria, Mйxico, 1943.

Singьenza y Gуngora, Parayso Occidental, UNAM 59.

Torquemada, Juan de, Monarquнa Indiana, Chбvez 43.

Zorita, Alonso de, Historia de la Nueva Espaсa, Madrid, 1909.

 


[1] Moradores de Mesoamйrica, una gran zona cultural que se extendнa desde Nicaragua hasta el norte de Mйxico, cuyo nombre en lengua nawatl era Anawak, rodeado de agua.

[2] Veinte ciclos indнgenas de 52 aсos.

[3] El tнtulo de Nawalli o Nagual tambiйn fue aplicado a los sabios en general, y posteriormente a los brujos.

[4] Kulem, de la raнz Ku, divino, y la desinencia relativa Em. Esta palabra guarda relaciуn con la raнz nawatl Kul, generaciуn, retorno, ciclo, por lo que es un equivalente del tйrmino sбnscrito Avatar (de Ava, edad).

[5] Metбfora por “impalpable e invisible”.

[6] Weman, mano fuerte, fue una encarnaciуn de Ketsalkoatl anterior a Se Akatl. Su presencia es ubicada por el cronista Ixtlixochitl en el 33 antes de Cristo (“Primera Relaciуn” I).

[7] Libro divino. De este texto se conservan algunos fragmentos. Boturini afirma haber tenido dos ejemplares, en nawatl y espaсol, por lo menos hasta el aсo 1746 (Idea de una nueva historia general de la Amйrica Septentrional).

[8] En esta caracterнstica, algunos autores han visto la prueba de que Ketsalkoatl era un extranjero llegado a Mйxico por accidente. Sin embargo, la barba era un atributo de los prнncipes toltecas.

[9] Tonalamatl, libro del tiempo, era el calendario profйtico y astrolуgico de Mesoamйrica, basado en ciclos de 260 dнas.

[10] Nombre nawatl de Dios; significa Divina uni-dual-trinidad, de las raнces On, un par, E, tres, y Teotl, divino.

[11] Barranca del pez, probable nombre antiguo del actual pueblo de Amatlбn de Quetzalcoatl.

[12] Lugar de ceibas, ubicado en el valle de Xomolco, allende a Amatlбn.

[13] Estos personajes aparecen en la leyenda como los creadores del calendario.

[14] Mano que escuda, nombre divino de la madre de Ketsalkoatl. Segъn Ixtlixochitl, su nombre humano fue Ketsalshochitsin, florecilla preciosa.

[15] De la tierra, deidad del agua y la fecundidad, cuyos “hijos”, los Tlaloke, eran espнritus auxiliares equivalentes a los бngeles de la Biblia.

[16] El venado bicйfalo es sнmbolo del Sol; sus cuernos representan el devenir de la Naturaleza. Este episodio es una parбbola sobre el establecimiento de la era tolteca.

[17] Serpiente de nubes (la forma humana del dios Teskatlipoka) fue el caudillo que unificу el reino tolteca en el siglo X. Su nombre humano era Ilwitilmantli, manto celeste.

[18] El venado era en Mesoamйrica el animal mesiбnico por excelencia; de ahн que fuese adptado como estandarte.

[19] Este es un mito astronуmico. Mishkoatl representa al Sol y Chimalma a la Luna. Las cuatro flechas son los movimientos de estos astros por los rumbos cardinales. Tambiйn simboliza la fecundaciуn de la virgen por el espнritu solar.

[20] Mariposa de obsidiana, deidad de la encarnaciуn y aspecto divino de Chimalma. Este es un mito mesiбnico. Las piedras de colores representan a los cuatro rayos creativos de Ketsalkoatl, de los cuales Se Akatl es el cuarto rayo, de color blanco.

[21] El jade era para los mesoamericanos sнmbolo de lo valioso, la vida y el espнritu.

[22] El pez representa a Mishkoatl, tambiйn llamado Mimich Shiu’nel, pescador de la preciosa verdad. La anunciaciуn del avatar por un pez aparece en otras tradiciones de la tierra.

[23] Devorador y usurpador. Probablemente, no son personajes histуricos, sino la representaciуn de las fuerzas reactivas que querнan impedir el suceso avatбrico.

[24] Este dato aparece recogido en el mapa del Cуdice Chimalpopoca, y explica por quй el nombre calendбrico de Mishkoatl era Se Tekpatl, uno pedernal, ya que 39 es la cantidad de aсos que media entre esta fecha y la del natalicio de su hijo Se Akatl, uno caсa.

[25] El maguey representa a Mayawel, destiladora, la diosa de la embriaguez y la iniciaciуn sacerdotal, madre mнstica de los avatares de Ketsalkoatl.

[26] La hormiga es un nagual o alter ego de Ketsalkoatl, por su capacidad de abrir galerнas bajo tierra, su laboriosidad y su vнnculo con las semillas.

[27] El manantial es otro emblema avatбrico, ya que Ketsalkoatl es considerado hijo de Tlalok y Chalchiu’tlikue, dioses del agua

[28] Esta es una promesa avatбrica, ya que el venado era un emblema mesoamericano del mediador divino, equivalente del cordero de la tradiciуn cristiana.

[29] El cerro de Mishkoatl custodia la entrada de Amatlбn de Quetzalcoatl. Este episodio prefigura la inmersiуn de Ketsalkoatl en el Inframundo para buscar los huesos (es decir, la sabidurнa) de los antepasados

[30] Esta ceremonia correspondiу al encendido del Fuego Nuevo del aсo Uno Pedernal, equivalente al 960 despuйs de Cristo, aniversario 52 del natalicio de Mishkoatl. Se Akatl tenнa por entonces 13 aсos.

[31] Los animales tienen el siguiente simbolismo: el бguila es el ego; el ocelote, la dimensiуn nocturna o subconsciente; el lobo o coyote, la sexualidad. Los tres son naguales de Se Akatl y prefiguran su dominio sobre la condiciуn animal.

[32] Este relato alude al ascenso de la energнa. La pirбmide es el cuerpo; su escalera, la columna vertebral; el conducto secreto bajo ella, cierto canal sutil; los animales que lo perforan, las fuerzas dormidas en la base de la columna.

[33] Las sabandijas representan los temores.

[34] Chalchiu’tlikue, falda de jades, es la funciуn femenina y vitalizadora de Ketsalkoatl, equivalente al Espнritu Santo de los cristianos.

[35] De aquн, el nombre que dan a Se Akatl en Tepoztlan: Tepostekatl, el hombre de la espada, tнtulo de una dinastнa de reyes que durу hasta la йpoca de la Conquista.

[36] Xochicalco era una ciudad interйtnica, ubicada en el actual estado de Morelos, donde se forjaron los cimientos de la cultura neo-tolteca.

[37] La serpiente de siete cabezas representa al cуnclave sacerdotal, asн como el flujo ascendente de la energнa. El ciempiйs, en cambio, era emblema de su degradaciуn.

[38] Estas preguntas forman parte de la tradiciуn universal y se refieren a las siete etapas del desarrollo de la conciencia. En los libros mayas de Chilam Balam, son respondidas con una clave alimenticia que las hace aun mбs misteriosas.

[39] El Sol es la energнa vital; el plato, el cuerpo; la lanza, la columna vertebral. El felino representa al meditante.

[40] El cielo es la conciencia, y su cerebro o esencia, el estado de meditaciуn.

[41] Este simbolismo describe la postura del meditante. El guardiбn de la sonaja es la mente y la cierva blanca que conduce, el silencio mental. Aquellos que no tienen padres, son los ascetas.

[42] El fuego del mediodнa es la iluminaciуn interior y la Tona o alma humana, de origen solar, mientras que el perro negro es el Nagual o doble que desarrollan los chamanes a partir de su inmersiуn en la conciencia de la tierra.

[43] El corazуn del cielo es el ojo interior, y el estrado de trece capas, un уrgano espiritual ubicado en la cabeza, al que la tradiciуn cristiana llama “lengua de fuego”.

[44] La ceiba es el бrbol sagrado, eje del Cosmos mesoamericano, y su rama, la columna vertebral, en torno a la cual se enrollan tres conductos de vitalidad.

[45] Sitio de la uni-dual-trinidad, el paraнso tolteca.

[46] La cosmogonнa mesoamericana dividнa el cielo en nueve planos de conciencia, donde moraban las diversas personalidades de Ometeotl.

[47] Tloke Nawake, dueсo de la inmediatez, un tнtulo de Ketsalkoatl.

[48] Este distintivo de los sumos sacerdotes toltecas tenнa forma de corte de caracol y constituнa el emblema de la Toltequidad.

[49] La reestructuraciуn del aсo por la йpoca de Se Akatl probablemente tuvo como objetivo una rectificaciуn de carбcter similar a la Reforma Gregoriana.

[50] Estas condiciones paradisнacas reflejan las creencias toltecas sobre el destino de las almas virtuosas, pero tambiйn nos hablan del nivel de civilizaciуn que alcanzу este pueblo hacia la йpoca de su apogeo.

[51] Esta ordenanza tenнa como objeto prevenir la idolatrнa.

[52] Esta anйcdota, recordada por los vecinos de Tepoztlбn, no es literal, sino una hipйrbole que refleja el estupor que causу a los toltecas el despliegue tecnolуgico de los ingenieros de Se Akatl.

[53] La casa real es una imagen del Universo con sus cuatro rumbos.

[54] El templo, que probablemente corresponde a la Pirбmide de los Atlantes, en Tula, es una imagen del cuerpo humano, “velado” por designio divino, segъn la tradiciуn. Las columnas de serpientes representan las polaridades del aliento.

[55] Difrasismo nawatl que significa “impalpable e invisible”.

[56] Significa que de este modo procuraba alcanzar la condiciуn divina.

[57] Los cultos cruentos en honor a Teskatlipoka aparecen en la historia de Mesoamйrica hacia el final de los grandes ciclos de civilizaciуn.

[58] La caнda de Tula fue precipitada por la penetraciуn de tribus guerreras desde el territorio norteamericano, entre las que se hallaban los antepasados de los mexicas.

[59] Humo del espejo. Esta deidad representa la relatividad de los fenуmenos, la conciencia, el sueсo y la renovaciуn de la Naturaleza. Equivale al Satбn de la doctrina cristiana. Sin embargo, la teologнa tolteca no lo veнa como un ser independiente, sino como la funciуn dialйctica de Ometeotl, y por lo tanto, como una especie de doble de Ketsalkoatl.

[60] La araсa era la tejedora del destino, y tambiйn el nagual o doble de Teskatlipoka. Su hilo simboliza la sutileza de la percepciуn.

[61] Este mito, que sinteticй a partir de tres versiones conservadas en la zona de Tepoztlбn, tiene un interesante parecido con el de la apariciуn de la Virgen de Guadalupe, del que acaso sea precedente.

[62] El episodio del encuentro del avatar con una mujer junto a una fuente forma parte de la mitologнa universal.

[63] El sacerdote verde representa al espнritu de la fertilidad.

[64] Estas palabras dejaron instituida la costumbre de los sacrificios humanos, entendida como un matrimonio simbуlico entre los devotos y la divinidad.

[65] Estos aztecas - una de las pequeсas tribus nуmadas que venнan de Norteamйrica, huyendo de la sequнa - eran los antecesores de quienes posteriormente conquistaron el valle de Anawak. Aun no recibнan el nombre de mexicas.

[66] Nuestro seсor desollado es una advocaciуn de Ketsalkoatl como deidad del renacimiento interior. Algunos de sus devotos interpretaron literalmente la ordenanza de revestirse de nueva piel, generando un culto cruel, contrario a la Toltequidad.

[67] Estas mujeres eran devotas de Tlasolteotl, divina inmundicia, la Madre Tierra, y la reverenciaban con cultos sexuales.

[68] El espejo era el jeroglнfico de Teskatlipoka, la forma personal del Ser Supremo y el sнmbolo de la identidad de los toltecas. Al ser despojados, se cortу simbуlicamente su vнnculo con la Divinidad.

[69] El niсo blanco representa las pasiones desatadas y la histeria religiosa que contagiу a los toltecas hacia el final de su historia. En el Popol Vuh, este simbolismo es descrito como un бrbol que crece sin cesar, donde los hombres se transforman en monos.

[70] Chikuei Malinalli, ocho cuerdas, es el nombre calendбrico de las plantas alucinantes. Este detalle constituye la clave de todo el relato.

[71] Esto ocurriу porque se trataba de un Tlaloke, espнritu elemento del agua.

[72] Esta forma de trabajo voluntario se llamaba Tekio, y era un pilar econуmico de la sociedad.

[73] Quiere decir “seсor del mundo invisible”.

[74] “Darle a conocer su cuerpo” significa hacerle tomar conciencia de sus apetitos naturales, atenuados por la penitencia.

[75] El conejo representa a la Luna, patrona de los sentidos fнsicos y la reproducciуn.

[76] El conejo herido representa la pйrdida de energнa vital; es un sнmbolo de la condiciуn de los toltecas, encarnada por Se Akatl.

[77] Esta fue la primera de las tres tentaciones que sufriу Se Akatl, y equivale, en la historia de Jesъs, a la sugestiуn de hacerse “dueсo de este mundo”.

[78] Los hongos psicoactivos eran parte habitual de la comuniуn de los sacerdotes prehispбnicos.

[79] La tentaciуn de la embriaguez o el vйrtigo (otro tema mнtico universal) equivale a la solicitud que hizo Satбn a Jesъs para que se arrojase desde lo alto del templo (de su propio cuerpo).

[80] Observemos cуmo el acto de “perder la forma” se compara con haber sido “curado” de una enfermedad – el ego.

[81] Es decir, el mundo donde se resuelven las dualidades.

[82] Esta metбfora significa “la regiуn donde se crean las almas”.

[83] Esto es un juego de palabras. La voz nawatl Piltsin, niсito, tambiйn significa santo.

[84] Con estas palabras, Teskatlipoka indica que la iniciaciуn mistйrica, simbolizada por los hongos alucinantes, sуlo puede obtenerse en vida.

[85] Este canto es una metбfora. La casa de plumas de quetzal es el cuerpo fнsico; la de plumas doradas, su doble de energнa; el templo de las caracolas es el aliento. Se Akatl se refiere, pues, a su muerte.

[86] La menciуn de que era su “hermana mayor” sugiere que se trata de una hija natural de Mishkoatl, medio hermana de Se Akatl. En una clave esotйrica, la hermana es el aspecto femenino del propio Se Akatl, con el cual este realizу una uniуn mнstica.

[87] Esta es una fуrmula de hipnosis. Las “nueve regiones de lo profundo” son los nueve planos o dimensiones de sueсo en que creнan los toltecas.

[88] “El que tuerce sus coyunturas” es Sholotl, monstruo, el nagual o doble oculto de Ketsalkoatl, cuya postura convencional es retorcida y tiene la forma de una cruz svбstica.

[89] Nombres metafуricos del monasterio.

[90] Este cбntico de Se Akatl, recogido por el cronista Alarcуn, sacraliza la condiciуn femenina como atributo de Koatlikue, falda de serpientes, la diosa de las relaciones sexuales y doble de Ketsalpetlatl. Es una muestra de la concepciуn tolteca de la sexualidad.

[91] Esta tercera tentaciуn de Se Akatl equivale a la sugestiуn que recibiу Jesъs de “comer pan” (emblema de Virgo, la mujer). Como vemos, a diferencia del avatar cristiano, el prнncipe de Tula sucumbiу en todas las pruebas, ya que la teologнa tolteca exigнa una sujeciуn total a la carne como condiciуn del renacimiento interior.

[92] Un principio de la ideologнa tolteca es la humildad del mediador, quien debe limitarse enteramente para que su esfuerzo de redenciуn quede justificado. El valor de Ketsalkoatl radica en su ejemplo, no en alguna condiciуn innata de divinidad.

[93] Falda de jades, deidad de la confesiуn que limpia los pecados y madre mнstica de Se Akatl.

[94] La piedra y el palo son imбgenes del cuerpo fнsico y sus pasiones.

[95] Pluma preciosa, otro nombre de la deidad.

[96] Como se verб adelante, la crueldad de la diosa es aparente; tenнa como objeto obligar a Se Akatl a marchar al exilio, para hacerle cumplir con su tarea avatбrica.

[97] Nakshitl, cuarto paso, es un tнtulo de orden de Se Akatl como cuarto mensajero de la Serpiente Emplumada.

[98] El mundo de Ometeotl, el Ser Supremo de los toltecas, recibнa el nombre de Tamoanchan, la casa de nuestro origen, y se concebнa como un estado impersonal de conciencia.

[99] Este relato describe una ceremonia prehispбnica de iniciaciуn.

[100] Este canto significa: “Tula se ha convertido en un lugar de pecado, donde no tengo cabida.”

[101] Es decir, “їQuizбs quede alguna esperanza de redenciуn para йl?”

[102] Habla del sendero que lleva a la muerte, donde se esconden las claves de la vida.

[103] Esta disposiciуn no fue producto del egoнsmo, sino que es un sнmbolo del desapego de las cosas materiales y de la necesidad de recomenzar desde cero.

[104] Esta profecнa se cumpliу pocos aсos mбs tarde, cuando las hordas chichimecas despoblaron para siempre el sitio de Tula.

[105] La piedra es sнmbolo del poder creador, que fue reblandecido o activado por el estado emocional del penitente.

[106] Se refiere a las cuatro puntas del petate, simbуlicas de los rumbos cardinales.

[107] Esta oraciуn es parte de un conjuro ritual mexica para la hora del sueсo.

[108] El nagual es el doble de uno mismo, es decir, la propia imagen de ensueсos. Sus palabras son de gran orientaciуn, puesto que proceden del subconsciente.

[109] Significa: “En ninguna parte encontrarй orientaciуn”. Aquн se esconde otra doctrina tolteca: no hay mбs mediaciуn que un estado de merecimiento.

[110] Witsnawak, rumbo de las espinas, el lugar de la energнa, era el nombre nawatl de la regiуn del Sur.

[111] Este texto denota otro aspecto medular de las ideas toltecas: lo importante no es a quй destino nos conduzcan nuestros pasos, sino elegirlo deliberadamente.

[112] La imagen de barrenar las montaсas, por la cual Itimalli recibiу el sobrenombre de Mamalli, taladrador, significa pasar por el atajo vivencial que se extiende bajo el mundo de las apariencias.

[113] Yowalkoatl, serpiente nocturna, es el nombre del aspecto oculto de Ketsalkoatl, dispensador de la iniciaciуn mistйrica.

[114] Estas deidades son los progenitores divinos de Ketsalkoatl.

[115] Significa “allн donde son forjados los guerreros”.

[116] Es decir, de los sabios.

[117] Esta frase significa: voy en busca de energнa, para saber quiйn soy.

[118] “Cielo y tierra” significan la mente y el cuerpo.

[119] Se refiere al autosacrificio y la penitencia.

[120] La “flor de las fieras” es la recompensa de los hйroes espirituales. La mariposa de espejos que vuela sobre el agua es el ser interno, invisible y auto-evidente.

[121] Otra doctrina tolteca: el “reconocimiento” de la divinidad en el ser humano, y la consecuente fusiуn de las identidades. Los dioses no llegan a existir plenamente hasta que encuentran una respuesta consciente en el hombre.

[122] Las razones de los ascetas eran egoнstas, pues se limitaban al destino йtnico de los toltecas. En cambio, la decisiуn de Se Akatl estuvo dirigida a proponer la Toltequidad como una opciуn universal.

[123] Esta ordenanza indica que, a fin de ser admitido en la sabidurнa iniciбtica, el candidato debe renunciar incluso a sus creencias y patrones de medida.

[124] Estos cerros, ademбs de ser localidades geogrбficas, en clave esotйrica representan dos centros de conciencia por donde tiene que pasar el buscador.

[125] A diferencia de la religiуn cristiana, la Toltequidad no partнa del sometimiento ante lo divino. Aun el Creador debe justificar sus acciones para merecer adoraciуn.

[126] Con estas personas comenzу el linaje sacerdotal neo-tolteca de Cholula, el cual fue interrumpido por la matanza perpetrada en esta ciudad por Hernбn Cortйs.

[127] Segъn el libro de Chilam Balam, este suceso tuvo lugar en el 987 d. C.

[128] Esta pequeсa isla era sitio sagrado de los mayas y uno de los principales centros de peregrinaje de la Toltequidad. Su nombre significa “donde la miel” (del conocimiento)

[129] Esta cruz, llamada Quincunce o de San Andrйs, era el emblema de la fe tolteca. Fue encontrada por los espaсoles en su primera visita a Mйxico.

[130] Actual Mйrida.

[131] Estos templos eran redondos con una planta cuadrangular. Estaban dedicados al culto de Ketsalkoatl a travйs de su advocaciуn E’ekatl, viento o espнritu.

[132] La confederaciуn liderada por Chichйn Itzб durу aproximadamente doscientos aсos.

[133] Noticias sobre el reino de Ilwitimalli o Timal aparecen en los Anales de los Cacchiqueles. Tambiйn los Quichйs escogieron a discнpulos de Ketsalkoatl como gobernantes, segъn relata el Popol Vuh.

[134] Los pipiles radicaban en la actual Nicaragua (del nawatl Nik-anawak, hasta aquн la tierra), lнmite sur del reino tolteca.

[135] Es posible que la actividad de los toltecas haya llegado hasta los Andes, donde Ketsalkoatl fue conocido con el nombre de Wirakocha, simiente del ocйano.

[136] Los sacerdotes mayas tenнan fama de ser los verdaderos detentadores de la Toltequidad. Como resultado de esta convivencia, Se Akatl dejу de ser un personaje polнtico y se transformу en profeta.

[137] El cenote sagrado de Chichйn Itzб, donde han sido encontradas ofrendas de toda Mesoamйrica y de la zona andina.

[138] Este templo es una pirбmide que mide unos 400 metros por lado y 105 de altura, reputada como el edificio mбs voluminoso de la tierra.

[139] Estos consejos estбn нntegramente tomados de los Huehuetlahtolli (textos tradicionales toltecas) conservados por los padres Olmos y Sahagъn

[140] Serpiente y mariposas es metбfora de “cuerpos y almas”.

[141] El cielo era representado como una pirбmide de siete pisos y trece escalones.

[142] Rostro y corazуn eran imбgenes de la personalidad y el carбcter.

[143] Se refiere al ejercicio de Teomania o meditaciуn.

[144] Significa: una persona que recibe la enseсanza y la refleja.

[145] Se refiere tanto al artista plбstico como al artista de la energнa. Este verso describe un proceso de transmutaciуn interna llamado en nawatl Atlachinolli, agua quemada.

[146] Esta fuerte descripciуn de la embriaguez revela un aspecto de la sociedad mesoamericana, donde el uso de vino y las drogas estaba estrictamente regulado.

[147] Significa: “no camines detrбs de tus deseos materiales”.

[148] Estas palabras se refieren a dos creencias toltecas: la naturaleza onнrica o ilusoria del mundo, y el sueсo como vнa para alcanzar “la flor de oro de la esencial del cielo” o estado espiritual de gracia.

[149] Esta es la doctrina del sacrificio humano, predicada por los adeptos de Teskatlipoka. Presupone una vocaciуn de rebeldнa, capaz de levantarse contra la propia muerte para revocar nuestro destino animal.

[150] Este verso se refiere al mito del sacrificio de los primeros hombres en una hoguera, antes de la creaciуn del tiempo, por cuyo mйrito fueron transformados en los dioses y “animales” zodiacales.

[151] Se refiere al Miktlan, lugar de los muertos, un sitio temporal de pena, mбs elevado, sin embargo, que la ilusoria permanencia en Tlaltikpak, sobre la tierra.

[152] Tlalokan, mundo de Tlalok, segundo destino de las almas tras pasar por el Miktlan.

[153] Tonalokan, mundo de la luz, tercer destino de las almas antes de retornar al Tamoanchan, la casa de nuestro origen, para su reabsorciуn al seno de Ketsalkoatl.

[154] Esta es la doctrina prehispбnica mбs cercana a los conceptos del Viejo Mundo de la reencarnaciуn o la resurrecciуn de la carne.

[155] Contrario a las especulaciones sobre el destino post-mortem, Se Akatl enfatiza la necesidad de alcanzar una urgente conciencia de nuestra condiciуn mortal.

[156] Consecuente con la doctrina de que la existencia del mundo es “un sueсo”, la muerte sуlo puede ser entendida como un despertar. “Hacerse dios” significa entrar en el бmbito de lo misterioso.

[157] La primavera es el nacimiento; la mazorca, la vida; el collar de granos, la secuencia de los momentos de conciencia de una vida. Se Acatl se refiere a su propia existencia.

[158] El verano (la estaciуn de la cosecha) significa el cese de la vida terrestre; la batalla entre el Sol y la lluvia, la conflagraciуn final de la energнa; la desolaciуn del paнs, la muerte del cuerpo fнsico.

[159] El cielo es la conciencia; las nubes, el olvido; el Sol y la Luna, las corrientes de energнa vital.

[160] La tъnica es el cuerpo; la mбscara, la personalidad.

[161] Estas metбforas aluden a la reunificaciуn post-mortem de la energнa vital.

[162] Teoatl, agua divina, es el nombre nawatl del mar oriental. Estб anunciando que va hacia la costa. Tambiйn es uno de los hombres del Cielo teolуgico.

[163] Se refiere al templo de su cuerpo.

[164] La izquierda era entre los mesoamericanos la mano de honra por su relaciуn con el corazуn.

[165] Significa: “nos has dado estнmulo para emprender la vнa del autosacrificio”.

[166] Significa que entrу en los sitios secretos donde estб el diseсo del mundo.

[167] Metбforas por “sostenedores y seguidores”.

[168] Metбfora por “el gobierno”.

[169] Se refiere al conocimiento esotйrico.

[170] Todas estas metбforas se refieren al conocimiento.

[171] En sustituciуn de la imprenta, los antiguos mexicanos empleaban plantillas para escribir sus libros.

[172] Los prнncipes partidos son las encarnaciones anteriores de la Serpiente Emplumada. Estas palabras son un reconocimiento tбcito de la condiciуn mesiбnica de Se Akatl.

[173] Esta expresiуn es una fуrmula tradicional de saludo.

[174] Estas piedras funcionaban como moneda entre las clases pudientes de Mesoamйrica. Al entregбrselas, Se Akatl estaba “comprando” simbуlicamente a los cholultecas, es decir, comprometiйndolos a continuar con su trabajo. Debido a este contrato, sus seguidores fueron conocidos como Masewalli, merecidos.

[175] Estos objetos fueron quemados por Cortйs como sнmbolo de la extinciуn del linaje tolteca.

[176] Esta fiesta se celebraba el dнa de la caнda del “denominador del aсo prehispбnico, que por la йpoca de los mexicas estaba ocurriendo el 13 de Mayo.

[177] Se refiere a las acechanzas de los espнritus del monte.

[178] Los animales feroces.

[179] Los mesoamericanos llamaban al Sol por el nombre de Nanawa, manchado. Aparentemente, era una referencia al ciclo de manchas solares.

[180] Los cuatrocientos o “innumerables” hijos de Dios son los astros. Le estб pidiendo buen auspicio astrolуgico para la marcha.

[181] Es decir, no tenemos reservas de energнa animal.

[182] “Hambre y sed” en sentido espiritual, deseos de conocer la verdad.

[183] Significa: ya que tъ creaste la Naturaleza, te responsabilizamos de lo que ocurra.

[184] La tierra era considerada una divinidad potencialmente peligrosa.

[185] Este fragmento se refiere a la unificaciуn del reino tolteca a travйs de la imposiciуn de nombres en lengua nawatl.

[186] Aun existe. Se ubica cerca del volcбn Popocatepetl.

[187] El padre Durбn afirma haberlo visto a finales del siglo XVI.

[188] Esta historia es una parбbola, se refiere a la voluntad sobrehumana que tuvo que aplicar Se Akatl para pasar por encima de su condiciуn humana y hacerse divino.

[189] Estos ascetas vivнan aislados en las montaсas. Algunos se dedicaban a prбcticas faquнricas, como contemplar el Sol, no baсarse nunca y realizar intensos ejercicios fнsicos.

[190] Habla de los trece “cielos” o etapas del desarrollo de la conciencia.

[191] El estandarte de oro y la aurora son metбforas de la iluminaciуn interior.

[192] La doctrina de Se Akatl se caracterizу por el culto al trabajo. En ella no cabнa un acto de renuncia egoнsta y personal.

[193] Habla del hacha de cobre.

[194] El бrbol representa al lugar de origen de las almas humanas, el eje del mundo, el paso entre las dimensiones y la espina dorsal en el hombre. Tambiйn es un nagual o doble de Teskatlipoka, que quiso apoderarse de la energнa vital de Se Akatl.

[195] En Sudamйrica tambiйn existieron tradiciones de danzantes contorsionistas. Una de ellas, llamada Taki Onkoi, enfermedad del baile, sobreviviу en Perъ hasta el s. XVIII.

[196] E’ekatl, viento, espнritu, aliento, es un avatar o manifestaciуn de Ketsalkoatl anterior a Se Akatl. Dejу una instituciуn de danzantes cuyas huellas aparecen en el arte.

[197] Este “puente” refleja la concepciуn tolteca sobre el descenso de los avatares. Fisiolуgicamente, alude a la conexiуn entre el hombre y el Creador a travйs del “mar” de la consciencia.

[198] Los restos de ese monte forman hoy el Pico de Orizaba.

[199] Metбfora que significa la ofrenda de sangre.

[200] La crueldad de las tйcnicas descritas tiene como objeto provocar estados extraordinarios de consciencia.

[201] El abatimiento del monte es metбfora de la sumisiуn final del ego a la voluntad.

 

[202] La muerte en ofrenda para merecimiento espiritual es un “invento” de los profetas precedentes. Este ejemplo se convirtiу en el sentido de la vida de Se Akatl.

[203] Estas palabras son el sello de la doctrina de Masewalistikayotl, merecimiento - un pacto celebrado mediante el sacrificio entre la deidad y los hombres.

[204] Esta es una fуrmula de autosugestiуn para meditantes, conservada por el cronista Alarcуn.

[205] La igniciуn de Se Akatl alude a un ejercicio llamado Tonemmiki, fuego interior, mediante el cual, se afirma, ocurre una transmutaciуn total del cuerpo en conciencia.

[206] Las aves representan las almas de los santos. Un tema mнtico universal afirma que la muerte del profeta provoca la resurrecciуn de las almas. Las doce aves y la mariposa son tambiйn las trece horas del dнa, lo cual indica que, con este acto, quedу sellado un ciclo y dio comienzo otro.

[207] La historia del eclipse es recurrente en este tipo de biografнas. Tambiйn ocurriу con Buda, Jesъs y otros profetas.

[208] El tйrmino nawatl para “corazуn” significa ademбs “esencia” y “conciencia”. El mito habla de la resurrecciуn espiritual del hйroe.

[209] La estrella Tlawiskalpan es Venus. Este mito no es literal, sino que enfatiza la asociaciуn venusina del profeta, tambiйn presente en profetas como Cri-isto, Zoro-aster, Kri-ishna, etcйtera. Todos estos tнtulos significan etimolуgicamente “Seсor de Venus”.

[210] Es decir, con relбmpagos.

[211] Los cerros representan la esperanza, la arena del mar, el camino.

[212] He aquн una confesiуn explнcita sobre la identidad de Se Akatl y Ketsalkoatl.

[213] Al sacar la misiуn de Se Akatl de su entorno nacional y polнtico, este verso abre las puertas de la Toltequidad a todo ser humano.

[214] Esta mitologнa afirmaba que los humanos nacimos de siete linajes subterrбneos.

[215] El descenso al inframundo es otro mito universal, de resonancia agraria. En todo este relato se hace juego conceptual entre los huesos preciosos y la semilla de maнz.

[216] Obsйrvese que, en estas creencias, no puede haber una creaciуn “de la nada”. Este verso se refiere al comienzo de un nuevo ciclo ideolуgico.

[217] Le estб pidiendo que demuestre que йl es un verdadero continuador de los anteriores avatares toltecas, y merecedor del tнtulo de Nacxitl, cuarto paso.

[218] El caracol representa los ciclos de la vida, y su agujero, la salida a este mundo, tipificada por el aliento y la palabra.

[219] Los gusanos simbolizan las energнas vitales, que Se Akatl pudo concentrar aun despuйs de muerto.

[220] Los abejorros representan el conocimiento iniciбtico de la resurrecciуn.

[221] Son las fuerzas elementales de la Naturaleza. Se les describe como codornices porque, siendo capaces de volar como aves, prefieren correr por los escondrijos de la tierra.

[222] La burla forma parte del proceso creador. Para ello, Se Akatl tiene que desdoblarse.

[223] Se trataba de la semilla de la humanidad andrуgina original.

[224] Este texto es una explicaciуn mнtica de por quй la humanidad saliу imperfecta y separada en sexos.

[225] Esta frase nos introduce en otra creencia mesoamericana: la creaciуn no es un hecho final, sino un proceso evolutivo, que procede por experimento y error.

[226] He aquн una muestra de la relatividad de las creencias prehispбnicas. Teskatlipoka funciona sobre la tierra como un enemigo, pero en el inframundo, es el dios creador.

[227] Se refiere a los dos cerros que, segъn el mito, flanqueaban la boca del infierno.

[228] Se refiere a Nanawatsin, bubosillo, el Ketsalkoatl de orden anterior a Se Akatl, quien cargу los pecados humanos en forma de una terrible enfermedad, y se ofrendу en una hoguera en Teotihuacan, convirtiйndose luego en Sol.

[229] Estos cinco dioses son tнtulos de las cinco hipуstasis de Ketsalkoatl y significan: Con tierra, Penitente, Mъsico, Hacedor de estrellas y Cortador de cabezas.

[230] Se refieren al nacimiento de un nuevo grupo humano en sentido espiritual. Estas palabras instituyeron la neo-toltequidad.

[231] Otro aspecto de las ideas toltecas: Se Akatl no fue nombrado Ketsalkoatl estando en vida. El trбnsito victorioso por el inframundo es una condiciуn inevitable de los avatares.

[232] Se refiere al fuego de las austeridades.

[233] Este hecho explica por quй, en la Leyenda de los Soles, y contrario al resto de los documentos, se afirma que la partida definitiva de Se Akatl no fue en el aсo Uno Caсa, 999, sino cuatro aсos mбs tarde, en el Cinco Caсa, 1003.

[234] El recipiente es el cuerpo fнsico. Se refiere a sus pecados.

[235] Significa: “allн cesу la secuencia de mi memoria, se desintegrу mi alma solar y fueron sintetizadas mis corrientes energйticas”.

[236] Cipactonal, dragуn luminoso o de los soles, es un tнtulo de Ketsalkoatl como seсor de los ciclos de tiempo.

[237] Se refiere a la muerte, propia del mundo cuadrangular de la manifestaciуn.

[238] Expresiуn literal: “En la Toltequidad he de vivir.”

[239] Este orden polнtico fue respetado hasta la llegada de los europeos, aunque sуlo fue preservada en toda su pureza por los moradores de Cholula. Con la apariciуn de los aztecas en el escenario mesoamericano, la religiуn incruenta de Ketsalkoatl cediу lugar de nuevo al culto de Teskatlipoka.

[240] La exclusiуn de los niсos y esclavos se debe a que ellos carecen de capacidad de decisiуn. Las personas con defectos fнsicos graves no podнan soportar el rigor de las austeridades. Con el tiempo, estas medidas se fueron suavizando, y en la йpoca de los aztecas, los monasterios estaban repletos de niсos. Segъn una estadнstica de los espaсoles, uno de cada cinco mesoamericanos era monje.

[241] Esta medida no era tan dura como puede parecernos, porque la sociedad mesoamericana, como la hindъ, estaba educada para socorrer a los anacoretas.

[242] En esta doctrina, el origen del ser humano es inmaculado; sуlo su accidental contacto con el mundo de las formas produce una impresiуn de pecado.

[243] El mensaje tolteca.

[244] El demonio, un estado de conciencia inferior.

[245] Este templo simboliza el estado de liberaciуn.

[246] Los cronistas cristianos quisieron ver en este “бrbol erguido” una profecнa de la cruz cristiana, pero es mucho mбs. El бrbol del origen, con todo y tener forma de cruz, significу para los mexicanos el eje del mundo, la columna vertebral y la iluminaciуn.

[247] Se refiere a su propio retorno.

[248] Este dato aparece en Ixtlixochitl, Relaciones I.


Дата добавления: 2019-11-25; просмотров: 211; Мы поможем в написании вашей работы!

Поделиться с друзьями:




Мы поможем в написании ваших работ!